SP — LARRY ROMANOFF — La Fraudulenta Explotación del ADN Chino por parte de la Universidad de Harvard — September 05, 2021

La Fraudulenta Explotación del ADN Chino por parte de la Universidad de Harvard

Por Larry Romanoff – 17 de Septiembre, 2020

Traducción: PEC 

CHINESE   ENGLISH  NEDERLANDS   PORTUGUESE   SPANISH

En Abril de 2005, Margaret Sleeboom, de la Universidad de Ámsterdam, publicó un artículo en PubMed.gov sobre un proyecto de investigación en China por la Universidad de Harvard que suscitó la condena internacional por la terrible falta de ética de Harvard por el robo de ADN chino. (1) (2)

Años después de la finalización de esta investigación, cuando los detalles se filtraron a los medios de comunicación, las autoridades chinas se enfurecieron al enterarse de que los americanos habían participado en un turbio proyecto secreto de recogida de ADN chino. A pesar de que el gobierno chino había prohibido previamente la recogida o exportación de este tipo de datos, Harvard eludió las prohibiciones y sacó el ADN de China.

Uno de los líderes de este proyecto fue el investigador chino de Harvard, Xu Xiping, que con la financiación del gobierno americano (muy probablemente el proyecto de base de datos de ADN del ejército) y de la empresa americana Millennium Pharmaceuticals (3)(4), llevó a cabo este estudio en Anhui con Frank Speizer y Scott Weis, este último un epidemiólogo de Harvard que, al parecer, tenía acceso desde una fuente desconocida a información sobre unos 60 millones de personas en Anhui. Xu, que procedía de Anhui y aún mantenía contactos allí, conspiró con Weis y los financiadores para reclutar a miles de voluntarios para recoger muestras de ADN y de sangre, todo ello desconocido por el gobierno central de China. Millennium estaba estrechamente relacionada con el Departamento de Defensa de Estados Unidos y pagó millones de dólares por el estudio y por sus datos.

  • El Experimento de la Universidad de Harvard

Xu y sus colaboradores presentaron “garantías del proyecto” al gobierno americano para cumplir con todas las normativas sobre investigación con seres humanos, incluida la de “proporcionar una copia de la aprobación del IIB (Instituto de Investigación Biomédica) (chino)“, así como los documentos de consentimiento firmados por cada sujeto, e “informar rápidamente al IIB de cualquier lesión u otro problema imprevisto que entrañase riesgos para los sujetos y demás personas“. Se debía enviar a cada familia una carta explicativa del estudio, en la que se basaría el formulario de consentimiento.

Xu consiguió la colaboración de funcionarios locales de bajo nivel de la provincia de Anhui para realizar lo que denominó un estudio de prevención y control del asma. Los funcionarios debían instruir a los médicos locales para que llevaran a todos los residentes al centro médico más cercano, donde recibirían un examen médico gratuito y medicamentos gratuitos para tratar cualquier afección descubierta.

Se trataba de un complejo experimento médico que implicaba la exposición a un patógeno potencialmente letal, así como la recogida y envío a Estados Unidos de cientos de miles de viales de ADN chino, pero las víctimas no fueron informadas de ninguno de los dos aspectos. La revelación procede de una investigación realizada en 2003 por Xiong Lei y Wen Chihua, del China Daily, que viajaron a los lugares de Anhui donde Harvard y Xu llevaron a cabo su estudio, y entrevistaron a los sujetos locales y a los médicos que participaron. Xiong y Wen informaron: (5)

Zhang Da’niu, un agricultor de 55 años que padece asma desde hace más de 20 años, declaró al China Daily que un día se le acercó un funcionario local que le pidió que se desplazara al hospital local para “un chequeo físico gratuito”, afirmando que también le aseguraron que recibiría medicinas gratis si se le descubría alguna dolencia. El hombre y su familia acudieron al hospital como se les había pedido. El médico que le atendió, que no era de la zona, le pidió a Zhang que abriera la boca y le roció con lo que describió como “un agente similar a la niebla” de lo que parecía “un pulverizador antimosquitos”. Inmediatamente se vio incapaz de respirar, perdió el conocimiento y entró en un aparente coma durante más de ocho horas. Su mujer estaba segura de que había muerto”.

Al parecer, los médicos entraron en pánico y le pusieron una inyección no identificada, pero afirma que no recibió más tratamiento ni asistencia médica después de recuperar la conciencia, y que simplemente le dijeron que volviera a casa a pesar de estar débil y evidentemente bastante enfermo. Los médicos prometieron enviarle medicinas, pero afirma que nunca llegaron, y su estado de salud es ahora malo y se deteriora con las estaciones. Zhang afirma que nadie le informó nunca de los resultados de ningún “chequeo”, ni se le comunicó la finalidad de las muestras de sangre tomadas. Dice que no vio ni firmó ningún formulario de consentimiento y que no tuvo más conocimiento.

“Uno de los médicos de la aldea dijo que entendía que el supuesto chequeo formaba parte de un proyecto de investigación para una universidad americana, y le dijo a China Daily que a él y a sus colegas se les dijo que notificaran a cualquier aldeano con síntomas asmáticos para que acudiera al hospital para un examen físico. Afirma que se le dijo que esto era únicamente en beneficio del paciente y que se ofrecería tratamiento médico gratuito a quien lo necesitara. Dice que “no dejaba de tener dudas sobre el proyecto, ya que se trataba de una institución americana”, pero afirma que desechó sus dudas “ya que parecía estar autorizado” por autoridades superiores. Se le ordenó que elaborara una lista de aldeanos asmáticos y que los llevara a ellos y a sus familias al centro de salud de la provincia “para la prevención y el control de la epidemia”. Dijo que no fue testigo de ninguno de los “controles” reales y que no tiene idea de si alguna vez se produjeron. Dijo que, según su conocimiento, ninguno de los agricultores fue informado de los procedimientos que iban a encontrar, ni se les dio ninguna información sobre los resultados de este supuesto examen físico. También afirmó que nunca vio ningún formulario de consentimiento y que, hasta donde él sabía, ninguno de los agricultores había visto uno tampoco, y además tanto Zhang como el médico declararon firmemente que el tema del “consentimiento informado” o la cumplimentación de cualquier formulario relacionado nunca se había planteado.

Las víctimas chinas entrevistadas por el China Daily no demostraron entender nada de este proceso. En concreto, Zhang Da’niu y su esposa afirmaron no haber visto ni oído hablar nunca de ningún “acuerdo de consentimiento”, ni haber firmado ni escrito nunca ningún tipo de formulario. Ninguno de los dos tenía idea de que sus muestras de sangre serían enviadas a Estados Unidos para ser utilizadas en experimentos de investigación genética. Ninguno había oído hablar de una universidad llamada Harvard. Ninguno de los dos recibió el “chequeo gratuito” para el que se les dijo que se presentaran, y ninguno recibió el tratamiento médico “gratuito” que se les había ofrecido.”

Xu y Weiss afirmaron que se envió una carta explicando el estudio a cada familia elegible, pero no se ha encontrado ninguna prueba de tales cartas y ningún sujeto ha confirmado la recepción de dicha carta. Xu también afirmó que todos y cada uno de los sujetos habían recibido una explicación completa del estudio y, basándose en ella, habían firmado un formulario de consentimiento voluntario, pero tampoco se ha encontrado ningún registro de dichos formularios. Además, Xu y sus colegas tenían la obligación ética y legal del gobierno de EE.UU. de informar sobre las lesiones o los riesgos de los sujetos, pero Zhang sufrió un colapso instantáneo y permaneció en coma durante más de ocho horas después de inhalar los productos químicos que se le administraron, y su caso nunca se informó en absoluto, y mucho menos “con prontitud”.

Cuando se le preguntó a Xu si había obtenido la aprobación oficial china para su estudio, él negó la propiedad o la responsabilidad, afirmando que era “un proyecto piloto lanzado por investigadores chinos” en cooperación con el IIB de China, en lugar de haber sido iniciado por Harvard y Millennium Pharmaceuticals. Sin embargo, según una investigación oficial de la policía china, los supuestos “investigadores chinos” no existían. Además, Xu afirmó haber colaborado con el “Comité de Sujetos Humanos Médicos de Anqing”, en Anhui, en julio de 1994, y haber recibido su permiso, pero dicho comité nunca existió. Un funcionario sanitario local dijo que “nunca había oído hablar de algo así”, y otro funcionario de la Sociedad Médica local afirmó que no existía, ni había existido nunca, ninguna organización de ese tipo.

Xu y Weiss empezaron a realizar su experimento en humanos y a recoger ADN, pero cuando sus acciones fueron condenadas públicamente y sus hechos cuestionados, Xu y Weiss publicaron una retractación, diciendo que “declararon incorrectamente” que su estudio empezó en julio de 1994, cuando en realidad empezó en 1995 “después de obtener la aprobación local del IIB chino”. Xu y Weiss comenzaron su estudio mucho antes de obtener la aprobación ficticia de una organización inexistente. Otros autores señalaron que en el mismo número de la revista médica en el que se hizo esta afirmación, también se publicaron “correcciones” similares para otros siete artículos de investigación científica escritos por Xu y Weiss, todos ellos retractándose de las fechas anteriores del inicio real del estudio y volviéndolas a indicar para que coincidieran con las aparentes posteriores “aprobaciones” del IIB.

Sin embargo, todas las pruebas tangibles indican que Xu Xiping falsificó documentos, retrasó la fecha de los formularios y comenzó su recolección sin aprobación, y parece que nunca existió una aprobación oficial. Parece que todo lo que hizo fue ilegal. Se han escrito algunos documentos sobre este suceso, por ejemplo, Pomfret & Nelson, 2000 (6) (7) (8) (9), Tao & Li, 2001, a los que tal vez se quiera hacer referencia.

  • ¿Qué Ocurrió Realmente?

Parece ser que Xu se aprovechó de su experiencia y su posición, de su conocimiento de China y de sus raíces en Anhui, y de la falta de sofisticación de una provincia pobre y atrasada, para realizar un estudio médico ilegal y no aprobado, con la razonable expectativa de limitar el conocimiento de su actividad a los municipios locales, para luego escapar a Estados Unidos con un tesoro de muestras de sangre y ADN chinos. Todas las pruebas sugieren que su intención era llevar a cabo esta actividad de forma privada, sin que lo supieran las autoridades superiores ni el gobierno central de China. No hay pruebas de que los exámenes médicos o los medicamentos gratuitos prometidos a los lugareños se proporcionaran realmente; más bien parece que utilizó esas promesas como cebo para atraer a sus víctimas.

El expediente indica que no se proporcionó a nadie ninguna medicación, ni siquiera la necesaria para tratar a las víctimas por los resultados potencialmente mortales de las pruebas. De los hechos disponibles no se desprende que se realizara o se pretendiera realizar ningún tipo de chequeo físico real, lo que significa que toda la historia era una mentira.

Aunque no se sabe cómo consiguió Xu que los médicos que le ayudaron realizaran las pruebas, parece que estaban probando la eficacia de uno o más patógenos conocidos por causar violentos ataques de asma, y que Harvard, Xu y otras agencias gubernamentales americanas correlacionaron posteriormente esas sensibilidades con los tipos de sangre y las muestras de ADN chinos. Evidentemente, el propósito del spray no identificado era observar el impacto inmediato en la víctima -en la medida en que no había disposiciones para el seguimiento del paciente-, pero la gravedad de los comas instantáneos fue aparentemente inesperada. El único paciente identificado aquí recibió tratamiento de emergencia y no murió, pero no hay una manera fácil de saber ahora cuántas emergencias similares ocurrieron realmente, ni si hubo muertes como resultado de la aplicación de estos patógenos a las víctimas, ni tampoco el alcance de cualquier impacto a largo plazo.

Dado el atraso de la zona y la falta general de sofisticación en las zonas rurales de Anhui, es fácilmente posible que se produjeran muertes, lesiones graves y afecciones médicas crónicas que se atribuyeran a otras causas o se enmascarasen y enterrasen de otro modo. Es improbable, desde el punto de vista estadístico, que solo una persona se encuentre en una situación tan crítica como para entrar inmediatamente en estado de coma tras la administración de un agente patógeno, si se están analizando a cientos de miles de individuos. Además, no se localizó a ningún personal médico chino que hubiera visto realmente las pruebas o “exámenes” administrados. Dado que Xu y sus colegas no informaron a las autoridades sobre el caso de Zhang, podemos suponer que todos los demás casos tampoco fueron denunciados. Y si Xu no informó de un suceso crítico como la inconsciencia instantánea o el coma, es casi seguro que tendría más motivos para no informar de sucesos más graves. Parece claro que si Xu no era plenamente consciente del potencial de muerte o de lesiones graves antes de los efectos en el Sr. Zhang, sin duda lo fue después, y los hechos disponibles nos dicen que nunca se hizo ningún seguimiento. Esto también plantea una seria pregunta sobre si las pruebas se terminaron en ese momento o continuaron, ya que hay registros de experimentos similares realizados en Georgia, donde las autoridades rusas acabaron con los experimentos después de que se produjeron muertes.

En su trabajo de investigación, Margaret Sleeboom escribió que se trataba de una historia perfecta de “cómo un americano se aprovechó de la vulnerabilidad y la credulidad de una población atrasada en la desolación de la montañosa provincia de Anhui“, y señaló que los argumentos de Xu eran de “los méritos del proyecto para los pacientes de los países ricos, no para los de China”.

  • Negación, Mentiras y Encubrimiento

Cuando la noticia de esta parodia médica se hizo pública, Xu y Harvard se convirtieron en objeto de investigaciones penales tanto en Estados Unidos como en China. Pero cuando fue expuesto y cuestionado por sus actividades, Xu se mostró desafiante, siendo su primera acción llegar a lo más alto de la infraestructura oficial y exigir que sus críticos fueran censurados y silenciados. Xu respondió desafiantemente a las críticas sobre su criminalidad y su espantosa falta de ética, escribiendo a los funcionarios del gobierno central de China exigiendo para que censuraran todas las noticias sobre sus experimentos genéticos y que tomaran medidas oficiales contra sus críticos. (10) (11)

Sleeboom escribió que Xiong Lei, una importante periodista de la Agencia de Noticias de la Nueva China, dedicó mucho tiempo al caso de Xu Xiping tratando de defender al “pueblo” de China. Sus informes llegaron a ser tan influyentes que Xu vio a Xiong como una amenaza para su investigación y pidió al Ministerio de Educación que censurara sus informes. También escribió otras cartas a funcionarios de la Academia China de Ciencias, pidiéndoles que censuraran las críticas de Xiong a su trabajo. Fueron sus artículos los que alertaron al gobierno central de China del problema e hicieron que investigaran a Xu y sus actividades. Xu admitió que había sacado ilegalmente de China cientos de miles de muestras de sangre y ADN, y que eludía subrepticiamente las leyes sobre la exportación de esos productos. Sleeboom escribió que Xu no mostró “ningún sentido de responsabilidad” por sus acciones, sino que “culpó a personas menos ilustradas, como los médicos locales”.

Cuando se hizo evidente que la reputación tanto de la Universidad de Harvard como del Instituto Nacional de Salud (INS) de EE.UU. estaba siendo seriamente dañada por las múltiples acusaciones de delitos y de falta de ética, y la revelación pública de una creciente letanía de mentiras expuestas en el encubrimiento, el gobierno de EE.UU. se involucró, pero sólo para crear un programa de difamación y calumnia para desviar la atención de la criminalidad de Harvard, de Xu y de Weiss.

En primer lugar, una mujer judía-americana llamada Gwendolyn Zahner, epidemióloga psiquiátrica y antigua profesora adjunta de la Escuela de Salud Pública de Harvard, presentó una queja de quince páginas en 1999 ante la Oficina para la Protección de los Participantes en Investigaciones en Seres Humanos (OHRP), en la que alegaba que dos epidemiólogos ocupacionales de la escuela se habían aprovechado de los sujetos de este estudio, y afirmaba que los involuntarios conejillos de indias participantes habían sido obligados a participar en el estudio. La OHRP inició una investigación en 1999, que duró hasta principios de 2002, y generó conclusiones condenatorias, la más importante de las cuales fue que efectivamente se utilizó la coacción para reclutar sujetos para los experimentos. (12)

Pero las afirmaciones de Zahner incluían un ataque a la política china de un solo hijo, que calificaba de “programa eugenésico”, y que, según ella, llevaría a los chinos a utilizar el ADN recogido para identificar y perjudicar a grupos étnicos no deseados. Zahner afirmó (13) (14) que “las revisiones de los estudios genéticos no habían sopesado adecuadamente los riesgos de que el gobierno chino hiciera un mal uso de la información genética sensible”, sugiriendo que Harvard y Xu confiscaron las muestras de ADN chinas porque no se podía confiar al gobierno chino el ADN de su propio pueblo. Este calumnioso ataque a la política china de un solo hijo estaba totalmente injustificado, ya que los funcionarios del gobierno americano afirmaban tener serias preocupaciones sobre “las leyes eugenésicas de China”. La intención era claramente vincular las despreciables inferencias de Zahner con la sugerencia de que el gobierno chino, si tuviera el ADN, lo utilizaría de alguna manera para el exterminio de su propio pueblo.

Esto quizá sea un inciso, pero parece que Zahner impartió más tarde cursos de medicina de grado y de pregrado como experta extranjera en la Facultad de Medicina de la Unión de Pekín y en el Instituto del Cáncer de la Academia China de Ciencias Médicas en Pekín. Hay que preguntarse por el proceso de contratación de las universidades chinas cuando individuos tan virulentamente antichinos son colocados en altos cargos de las instituciones educativas de China. Tengo una lista de muchos de estos supuestos “expertos” extranjeros a los que nunca se les debería haber dado un visado para China, y que sin embargo son contratados para contaminar a los estudiantes del país. Nailene Chou Wiest es otra, que estuvo en la Universidad Sun Yat-Sen. Mi conclusión es que nadie en China realiza ninguna investigación sobre los antecedentes o el carácter de los expertos extranjeros que contratan con tanto ahínco. Semejantes parodias no ocurrirían en ningún otro país.

Pero por culpa de Harvard, la OHRP, Zahner y otros, las cuestiones importantes fueron así desviadas, la atención de los medios de comunicación americanos pasó de la falta de ética de Harvard y del engaño y la criminalidad de Xu y Weis, a las estimaciones de la probabilidad de que el gobierno chino hiciera un mal uso de la información genética de su propio pueblo, evocando todos los matices fraudulentos de la Alemania nazi y, por supuesto, del “holocausto” judío.

Los medios de comunicación occidentales se apresuraron a afirmar, sin prueba alguna, que los investigadores chinos estaban tan ansiosos por buscar la cooperación internacional y la financiación americana que ellos mismos ignoraban todas las cuestiones éticas implicadas, “especialmente las relativas a la protección de los derechos de los agricultores objeto de los proyectos”. Pero en ninguna parte de sus declaraciones, ni Harvard, ni el gobierno americano, ni los medios de comunicación, admitieron el hecho de que este estudio se realizó bajo la dirección de la Universidad de Harvard, sin el conocimiento, la aprobación o la supervisión del gobierno chino. Lo cierto es que las autoridades nacionales chinas no se dieron cuenta de lo ocurrido hasta mucho después de que el “estudio” estuviera terminado, y esto sólo a partir de la investigación local del China Daily

  • La “Investigación”

Muchos chinos influyentes exigieron un examen y una revisión internacional del estudio de ADN de Millennium-Harvard y que Xu Xiping aceptara la responsabilidad de todo lo ocurrido, pero la posibilidad de que se llevase a cabo dicho examen con la participación de Estados Unidos era cero. Sleeboom escribió que la principal preocupación de Harvard no era la ética sino su propia reputación, y que los “errores” éticos de Xu fueron desestimados como un “fallo profesional” y no como una parodia moral. Harvard no reprendió a Xu por su falta de ética o su criminalidad, su única acción fue informar a Xu de que “se desvinculara oficialmente (y a Harvard) de sus demandas a los funcionarios chinos para que tomaran represalias contra sus críticos”.

El 25 de octubre de 2003, la Alianza para la Protección de la Investigación Humana (AHRP) publicó un artículo sobre este estudio de Harvard, en el que señalaba que el gobierno de EE.UU. cuenta con un departamento especializado, la Oficina de Protección de la Investigación Humana (OHRP), para garantizar el cumplimiento de toda la normativa federal americana en el ámbito de la investigación con seres humanos. La OHRP está facultada para investigar a cualquier institución u organismo americano acusado de violar los principios legales y éticos, tanto dentro como fuera de los Estados Unidos. La AHRP intentó obtener información sobre la investigación de la OHRP en este caso de la Universidad de Harvard, pero se le negó la documentación, por lo que la organización presentó una solicitud de libertad de información en un tribunal para obtener los detalles que necesitaba. (15) (16) (17) (18) (19) (20) (21) (22) (23) (24)

Se enteraron principalmente de dos cosas. Una fue que la OHRP inició efectivamente una investigación sobre Harvard y Xu Xiping y solicitó a Harvard toda la documentación existente sobre el caso, incluidas las aprobaciones del gobierno chino y los formularios de consentimiento que Xu y Harvard afirmaban haber completado todos los sujetos del estudio. La otra cosa que supieron fue que al recibir la solicitud, la OHRP destruyó inmediatamente todos los documentos originales con el pretexto de “garantizar la privacidad” de los sujetos de la prueba. (5) (6) Y, como ahora no existía ninguna documentación, no se podía realizar ninguna otra investigación. La OHRP descartó su obligación y se dedicó a cometer más delitos para encubrir la duplicidad y los delitos originales de Xu y de Harvard. Era más que evidente que su única consideración era proteger la reputación de Harvard, y sólo después de que esta reputación se viera seriamente dañada por la enorme protesta pública internacional, el gobierno finalmente intervino, para destruir toda evidencia.

Al parecer, los investigadores federales se basaron casi por completo en Xu, Weis y en sus colegas para obtener información sobre las violaciones de la ética y la actividad delictiva. La OHRP no envió personal a China ni entrevistó a ninguno de los sujetos de las pruebas ni a los funcionarios médicos locales que habrían tenido pleno conocimiento del estudio de Harvard y de los métodos de Xu Xiping, lo que podría haber descubierto toda la verdad. No investigó las fuentes de financiación finales del estudio, ni la exportación ilegal desde China de las muestras de sangre y ADN. Tampoco abordó la cuestión del intercambio de datos de Harvard con el almacén de ADN del ejército americano (25) (26). La OHRP afirmó haber llevado a cabo una investigación de tres años, pero se limitó a alargar ese proceso vacante hasta que la ira del público se moderó, los recuerdos se desvanecieron y la atención se centró en otras cosas. Entonces, concluyeron rápidamente que la aureola de Harvard estaba intacta y barrieron todo el lío bajo la alfombra.

Ya es bien conocido que el Ejército de los Estados Unidos ha estado recogiendo ADN de todos los americanos, pero también de los rusos y de otros grupos étnicos, y que Hillary Clinton, cuando era Secretaria de Estado de los Estados Unidos, dio órdenes a todo el Servicio Exterior de recoger el ADN y las huellas dactilares de todos los diplomáticos y dirigentes extranjeros. Pero todo esto se hacía con buenos propósitos, al servicio de la humanidad. (27) (28) Al mismo tiempo, los medios de comunicación americanos iniciaron repentinamente una avalancha de acusaciones de que China estaba recogiendo ADN de sus uigures en Xinjiang y de otros grupos étnicos minoritarios, con fines nefastos, por supuesto. (29) (30)

A mitad de la investigación de la OHRP sobre Harvard, la cúpula de la agencia fue sustituida, contratando el gobierno al acusado para investigar su propio delito. Greg Koski, que era el antiguo director de Harvard responsable de supervisar el proyecto de Xu y otros proyectos de investigación con seres humanos, se convirtió en el nuevo jefe de la OHRP y dirigió personalmente la investigación del programa de investigación de Xu Xiping. Fue él quien informó a los investigadores federales de que nadie en Harvard se había comportado mal y que no había necesidad de ninguna acción correctiva ni contra Xu ni contra Harvard. Koski dejó luego la OHRP y regresó a Harvard, con la misión cumplida, ya que Harvard se había investigado a sí misma en busca de delitos y se había declarado inocente.

Harvard afirmó que dos de sus profesores viajaron a los centros de investigación de Xu en Anhui para llevar a cabo una investigación “lo más exhaustiva posible”, pero aparentemente (y muy rápidamente) concluyeron que “las acusaciones de cualquier daño causado a sujetos individuales o de fraude en la obtención de consentimientos de información no podían ser corroboradas”. Sin embargo, no he podido localizar ninguna prueba de que el equipo de profesores de Harvard haya ido a China. Harvard afirmó que una de estas personas fue Troyen Brennan (31) (32), de un hospital universitario de Harvard. Al parecer, Brennan se negó a ponerse en contacto con los medios de investigación y se le preguntó -a través de su abogado- si había viajado a China, si hablaba chino, si realmente se comunicó directamente con alguna de las víctimas en Anhui, quién fue su traductor, a dónde fue realmente, con quién habló, quién organizó sus visitas y entrevistas, y cómo se las arregló para confirmar que los formularios de consentimiento estaban firmados”, ya que la OHRP había destruido los originales. Según los informes, Brennan se negó a responder a ninguna de las preguntas. Dada la enorme duplicidad en todo este asunto por parte de todos los participantes americanos, es ciertamente posible, si no probable, que el viaje de Brennan a China y su “investigación de los hechos” fueran también fraudulentos o, como los formularios de consentimiento, inexistentes.

Harvard admitió que todos los frascos de ADN de Xu habían sido enviados a Harvard y estaban almacenados allí, pero insistió en que todo se había hecho correctamente. El presidente de Harvard, Lawrence Summers, afirmó estar “satisfecho” de que la investigación “no haya revelado ningún daño sustancial”, y que “todas las preocupaciones de procedimiento planteadas se han abordado plenamente”. Al final, la Universidad de Harvard, a través de su representante de relaciones públicas para el control de daños, Barry R. Bloom, decano de uno de los hospitales universitarios de Harvard, hizo las siguientes declaraciones: (19)

“Estamos enormemente agradecidos a nuestros socios colaboradores en China, incluyendo a la Universidad Médica de Anhui y la Universidad Médica de Pekín, por su paciencia y cooperación a lo largo de los tres años y medio de esta investigación. Agradecemos a los miembros de la Administración de Recursos Genéticos Humanos de China su disposición a compartir sus conocimientos y experiencia con nosotros en este esfuerzo. Esperamos seguir con nuestra colaboración en China”.

“Hemos trabajado con diligencia durante ese tiempo para examinar todos los aspectos de nuestra investigación con seres humanos y para hacer muchos cambios que mejorasen nuestros procesos. Nuestros estudios en China eran de carácter observacional, no ensayos clínicos: No se probaron medicamentos, dispositivos ni procedimientos. No hubo tratamientos experimentales. Tal y como esperábamos, la investigación no detectó ningún daño a los participantes en los estudios. Creemos que, en respuesta a las preguntas de la OHRP, las mejoras introducidas para perfeccionar nuestra supervisión de todas las investigaciones con seres humanos, al final, han establecido el tipo de colaboración profesional respetuosa con la seguridad de nuestras poblaciones de estudio y con la integridad de nuestros procesos que todos deseamos. Harvard trata de garantizar el máximo nivel de protección de los seres humanos en todos sus trabajos y seguirá esforzándose por cumplir esa norma.”

“Harvard trata de garantizar el máximo nivel de protección de los seres humanos en todos sus trabajos”. “(Todos) los participantes dieron su consentimiento voluntario e informado”, “ningún participante resultó perjudicado”, y “no se produjeron violaciones intencionadas en los procedimientos relativos a los seres humanos”. “Los participantes dieron su consentimiento voluntario e informado. Respondieron a cuestionarios y es posible que llevaran diarios de salud o que se les midiera la presión arterial o la función pulmonar. Dieron pequeñas muestras de sangre y/u orina y fueron compensados por los gastos del viaje y por el tiempo de trabajo perdido. De nuevo, se trataba de estudios sanitarios de observación; no hubo tratamientos experimentales.”

  • El Genoma Chino

Una de las principales preocupaciones es que este tipo de recogida masiva de ADN es precisamente lo que se necesita para diseñar y producir armas biológicas étnicamente específicas. El artículo de Sleeboom decía:

“Los proyectos de investigación conjunta chino-americanos de los años 90 utilizaron a estudiantes y la investigación conjunta para robar sangre china y descifrar el ADN de la raza china. Este código proporcionaría información sobre el sistema inmunitario chino, que podría utilizarse para crear armas genéticas”.

Sleeboom señaló que el proyecto del genoma chino es de especial interés debido en parte a sus grupos minoritarios, pero sobre todo porque “se cree que algunas de sus poblaciones rurales y grupos étnicos han permanecido estáticos durante siglos, lo que hace que cada región tenga un patrón diferente de genes y enfermedades”. Numerosas organizaciones están interesadas en recoger el ADN chino, pero muchos expertos llevan 20 años advirtiendo de que, como afirmó Sleeboom, “China se enfrenta a la perspectiva de que los genes de cientos de millones de sus habitantes se conviertan en recursos inestimables de las empresas farmacéuticas extranjeras”. Y esto nos lleva a nuestro tema actual, en el que una compañía de las Grandes Farmacéuticas financió un programa de investigación a través de la Universidad de Harvard, que pretendía obtener muestras de sangre y ADN de 200 millones de chinos, cuyos resultados residirían en y serían propiedad de las Grandes Farmacéuticas americanas y del ejército de los Estados Unidos, sin beneficio alguno para el pueblo chino. Sleeboom escribió además:

“. . todos los chinos zhonghua, que proceden del río Amarillo y de Changjiang, comparten los mismos genes”. Según el documento, los americanos pensaron que el distrito de Anqing, donde la movilidad de la población es baja, las relaciones sanguíneas relativamente estables y la dispensación de medicamentos relativamente baja, no está contaminado todavía. Esto facilita la experimentación genética con orientales. No sólo se hicieron experimentos humanos con el ADN de los han y los tibetanos, sino que también se investigaron las diferencias entre los códigos genéticos orientales y occidentales.”

Xiong Lei, la corresponsal médica de investigación del China Daily que destapó este caso en China, escribió que a los americanos les gusta citar el Código de Derechos Humanos de Nuremberg cuando les conviene, pero ignoran el código cuando deciden violarlo. Escribió que cuando se enteró de que se iba a celebrar una conferencia internacional sobre bioética en Pekín, propuso al comité del programa que los sujetos del estudio de Harvard se incluyeran en la conferencia para que todo el mundo pudiera conocer la verdad. Su propuesta fue rechazada. Los organizadores de Harvard, la Universidad inglesa de Oxford y (lamentablemente) la Academia China de Ciencias Sociales, le dijeron que el propósito de la conferencia era ser “una reunión académica que se centrará en las cuestiones éticas que surgen en la investigación con seres humanos”, y que “no creemos que sea apropiado invitar a profesionales no bioéticos a asistir a nuestra conferencia”. Xiong concluyó que la cuestión de la bioética médica debe salir de las garras de los “profesionales de la bioética” y ponerla en manos de quienes deberían forzar su aplicación.

Terminó un artículo afirmando que China necesitaba “poner su propia casa en orden”, y con eso estoy de acuerdo de corazón. También escribió que China debía destinar recursos a la aplicación de los principios éticos y que debía crearse un tribunal internacional para castigar a quienes los violaran. Estoy de acuerdo, pero la posibilidad de formar un tribunal así con dientes es imposible cuando son los propios gobiernos occidentales y sus organizaciones y corporaciones multinacionales los que cometen todas las violaciones. EE.UU. nunca aceptaría participar en ningún organismo que tuviera poder sobre él; basta con pensar en la Corte Internacional de Justicia mundial o en la Corte Penal Internacional para ver la verdad de esto. EE.UU. reconoce su autoridad sólo como una herramienta política contra sus enemigos, nada más.

Ha habido muchas expediciones genéticas poco éticas e ilegales en China, todas ellas realizadas por americanos, siendo el “Experimento del arroz dorado” de la Universidad de Tufts otra de ellas.

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Los escritos del Sr. Romanoff se han traducido a 30 idiomas y sus artículos se han publicado en más de 150 sitios web de noticias y política en idiomas extranjeros en más de 30 países, así como en más de 100 plataformas en inglés. Larry Romanoff es consultor de gestión y empresario jubilado. Ha ocupado altos cargos ejecutivos en empresas de consultoría internacional y ha sido propietario de un negocio internacional de importación y exportación. Ha sido profesor visitante en la Universidad Fudan de Shanghai, presentando casos prácticos de asuntos internacionales a las clases del último año del EMBA. El Sr. Romanoff vive en Shanghai y actualmente está escribiendo una serie de diez libros relacionados generalmente con China y Occidente. Es uno de los autores que contribuyen a la nueva antología de Cynthia McKinney “When China Sneezes” (Cuando China estornuda), Cap. 2 “Tratar con Demonios”.

Puede verse su archivo completo en
https://www.moonofshanghai.com/  and 
http://www.bluemoonofshanghai.com/  

Puede contactarse con él en: 2186604556@qq.com

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Notas:

(1) Margaret Sleeboom, Escuela de Investigación en Ciencias Sociales, Universidad de Ámsterdam, e Instituto Internacional de Estudios Asiáticos, Universidad de Leiden, Países Bajoss; Routlege; Taylor & Francis group; Nueva Genética y Sociedad, Vol. 24, No. 1, April 2005

(2) https://www.researchgate.net/publication/7225984_The_Harvard_case_of_Xu_Xiping_Exploitation_of_the_people_scientific_advance_or_genetic_theft

(3) El caso Harvard de Xu Xiping: ¿explotación del pueblo, avance científico o robo genético? https://www.congress.gov/106/plaws/publ117/PLAW-106publ117.pdf

(4)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16552917

(5)  https://link.springer.com/chapter/10.1007/978-3-319-64731-9_9

(6) https://link.springer.com/chapter/10.1007/978-3-319-64731-9_9#CR7

(7) https://repository.library.georgetown.edu/handle/10822/940642

(8) https://dash.harvard.edu/bitstream/handle/1/8822191/Schuman,%20Jacob%20Food%20and%20Drug%20Law%20Final%20Paper%20(An%20Extraterritorial%20FDA).pdf

(9) Se revela la estructura genética de la población china Han; https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2790583/

(10) http://ohrp.osophs.dhhs.gov/detrm_letrs/YR02/mar02b.pdf

(11) http://ohrp.osophs.dhhs.gov/detrm_letrs/YR02/mar02c.pdf

(12) https://digitalcommons.law.scu.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1020&context=scujil

(13) https://science.sciencemag.org/content/296/5565/28.1.full

(14) https://www.thecrimson.com/article/2000/8/4/government-investigates-harvard-medical-research-in/

(15) https://ahrp.org/article-28/

(16) https://ahrp.org/article-30/

(17) http://ahrp.org/harvard-affiliated-gene-studies-in-china-face-federal-inquiry/

(18) http://www.boston.com/dailyglobe2/214/nation/Harvard_affiliated_gene_studies_in_China_face_federal_inquiry+.shtml

(19) http://www.bostonherald.com/news/local_regional/china08012000.htm

(20) http://www.ahrp.org/ethical/foiaBWH.php

(21) http://www.ahrp.org/infomail/03/10/01.php  

(22) http://www.ahrp.org/infomail/0302/march312002.htm  

(23) http://www.ahrp.org/infomail/0402/april10a2002.htm  

(24) https://ahrp.org/china-daily-investigation-challenges-us-genetic-experiments-on-poor-farmers/

(25) https://fas.org/irp/eprint/dod-dna.pdf

(26) https://www.dnamilitary.org/

(27) https://off-guardian.org/2017/11/03/why-is-the-us-air-force-collecting-samples-of-russian-dna/

(28) https://www.theguardian.com/world/2010/nov/28/us-embassy-cables-spying-un

(29) https://www.npr.org/2019/12/07/785804791/uighurs-and-genetic-surveillance-in-china

(30) https://www.nytimes.com/2019/02/21/business/china-xinjiang-uighur-dna-thermo-fisher.html

(31) http://archive.sph.harvard.edu/press-releases/archives/2003-releases/press05302003.html

(32) Brennan escribe con frecuencia artículos sobre China para la corporación RAND, que se especializa, entre otras cosas, en la simulación de juegos de guerra convencionales y biológicos con China (como hicieron con Vietnam – RAND fue la fuente de los “Papeles del Pentágono” de Ellsberg). Parece que se ha borrado de Internet su papel en la investigación de Harvard, aunque este siguiente enlace puede seguir activo:

https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm

Copyright © Larry RomanoffMoon of Shanghai
Blue Moon of Shanghai, 2021

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