Viernes, 24 de Marzo de 2016
cientos de miles por la Memoria, la Verdad y la Justicia
En Argentina, hace cuarenta años tomaba el Poder con un golpe militar una banda sediciosa cuyo relato estaba cargado de palabras como “Patria”, “ser nacional”, “Argentina”. En concreto esas palabras tuvieron un significado totalmente opuesto. Las medidas de gobierno que tomaron estos delincuentes subversivos que atropellaron la Constitución y la Soberanía Popular fueron entregar el país a la usura internacional, multiplicando la deuda externa; destruir los medios de producción, abriendo totalmente las importaciones y promoviendo la especulación financiera por sobre la inversión productiva; destruir el mercado interno, deprimiendo los salarios y aumentando la desocupación; declarar y perder una guerra de manera miserable e indigna, profundizando así el latrocinio inglés de nuestras Islas Malvinas; debilitar la Nación, atentando contra el sujeto que la sostiene y le da contenido: el Pueblo, y favoreciendo a sus históricos enemigos, que nos depredan y nos roban.
Pero hay unas palabras que estos cipayos también utilizaban en su discurso: “idiotas útiles”. Así se referían a los jóvenes que se incorporaban y nutrían, mayoritariamente, a las organizaciones populares, revolucionarias, sindicales, sociales, en esas décadas de los 60 y 70 de ideales altruistas y de cambio radical.
Pero estas palabras: idiotas útiles, en boca de los desvergonzados, también están cargadas con el mismo sentido inverso que las demás. Porque en definitiva los “idiotas útiles” resultaron ser esta jauría de descerebrados de la Dictadura Militar, bien utilizados por el Imperio para poder destruir y depredar nuestra Patria, y luego desechados como lastre cuando se trató de que los EE.UU. y su séquito de oligarcas autóctonos pudieran lavarse la cara, su cara enchastrada de sangre, de la sangre de los patriotas auténticos que cayeron defendiendo la Nación contra la agresión taimada de esa extranjería apátrida.
“Idiotas útiles” a los que hoy sus ideólogos y mandantes, en el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, elijen repudiar una vez más. Desdeño a los monstruos, a las bestias, estúpidas pero útiles, que ellos mismos, ¡ellos mismos!, crearon.
“Idiotas utiles” porque Obama y Macri fueron, además, en un acto de extremo cinismo (el mismo que tienen para descartar a sus propios torturadores violadores ladrones de niños), a “honrar” en el Parque de la Memoria a los caídos en la lucha por una Sociedad diametralmente opuesta a la que Obama y Macri representan; a los caídos en la lucha por una Humanidad que es el contrario total de la que Obama y Macri representan; a los caídos en la lucha contra esas mismas alimañas, útiles idiotas, que los imperialistas habitúan usar y tirar.
Pero en la Plaza de Mayo, y en las plazas de todo el país, los argentinos de a pie, el pueblo, nos hemos reunido en multitud abrumadora en un verdadero ritual de reconocimiento auténtico a los genuinos patriotas, homenaje honesto, legítimo, en contraste con el falso, hipócrita y solitario, del rey y su virrey, del jefe imperial y su lacayo lamebotas, del Tiberio y su Caifás, en el Parque de la Memoria.
Lejos del cinismo pero cerca geográfica y temporalmente, miles y miles hemos expresado nuestro amor y nuestro reconocimiento a quienes defendieron con su propia vida, sacrificándola, los Códigos de la Resurreción, como hizo Cristo en su cruz cuando preguntó, tan aparentemente solo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, o como sucedió con el Imám Alí cuando, estando siempre dispuesto al sacrificio, siempre presto a ir a las primeras líneas de la lucha, murió a través del martirio en Kufa…
Y sin embargo, Cristo, el Imam Alí, resucitan y no dejan de resucitar, en todos aquellos que luchan por la redención del Hombre, en cada cual que los toma como ejemplo, en cada cual que se ilumina con su luz… Resucitaron, como también el Che, como también José Martí, como Simón Bolívar, como Augusto César Sandino, como Rodolfo Walsh, y como todos los caídos y desaparecidos a los que honramos y recordamos en un rito como el del 24 de marzo, como todos los verdaderos apośtoles ¡tanto es su poder!, que aún sus enemigos en vida pretenden usufructuar su prestigio invulnerable para limpiar con él su moral impresentable.
Claro que sí: idiotas útiles jamás podrán ser simiente, resurrección. Jamás.
Y todos los traidores juntos, los traicioneros juntos, verdaderos y fútiles tontos, verdaderos cobardes que temen tanto, tanto, que abusan siempre, siempre, de la fuerza, se esforzarán, infructuosamente, en que el Mal se imponga sobre los Justos, sobre los vencidos que nunca dejan de volver a vencer.
Pero hoy no sólo tenemos el escarnio, el entierro, a los definitivos y verdaderos idiotas útiles y, al mismo tiempo, el Honor, la Alabanza, para los más lúcidos, los que resucitan.
Hoy no sólo tenemos, con las plazas desbordando de manifestantes, otra demostración contundente de que lo de “el choripán y el vino” es una más de las falacias con que los deshonestos sobornan su conciencia venal, sino que tenemos un plan que es la reedición del de la Dictadura Militar pero ejecutado con el respaldo del 51,34% de los votos en un ballotaje. Por eso, luego de la campaña de desinformación, manipulación y mentiras con que la coalición reaccionaria ganó las elecciones, Macri puede afirmar en el Parque de la Memoria, con cara de inocente, “nunca más a la violencia política e institucional”. Su violento plan de ajuste económico, pagando a la usura internacional y endeudando y ofreciendo Argentina al saqueo de las corporaciones yankis, no es violencia institucional en el lenguaje de los banales. Su credo neoliberal pretende ignorar la experiencia histórica de lo que sucede en todo el mundo con las recetas neoliberales, que generan miseria y profundizan la injusticia. Una vez más, en el lenguaje esquizofrénico del Imperio y sus lacayos, esto no es violencia. La misma mentira, lo mismo que hacían ayer los idiotas útiles, traidores a la Patria, descalificando a los más lúcidos e íntegros, a los auténticos patriotas, a los que nos salvan a todos, todos los días, todas las horas, con su luz inmarcesible.
Volveremos. ¡Ahora y Siempre!
Leonardo Del Grosso (@LeonardDGrosso)
Publicado por Leonardo Del Grosso en 19:23
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