por Jose Francisco Fernández-Bullón
Ahora sabemos que si el golpe de estado que se produjo en los Estados Unidos tras el asesinato de John Fitzerald Kennedy fue el comienzo del fin de la democracia estadounidense, el atentado de falsa bandera del 11- S constituyó la apoteosis fascista que le dio el golpe de gracia a la libertad que se derrumbó más deprisa que el edificio WT7 que nos quieren hacer creer que se derrumbó en caída libre en cuestión de segundos por arte de magia negra; y hablo de la libertad no sólo en Norte América sino en todo el continente por no hablar del pseudo-continente que es Europa que no es más que la cabeza o la cola de Asia dependiendo del momento histórico. De momento es cabeza de serpiente, pero mañana podría ser la cola si China se consolida como el nuevo coloso económico mundial, cosa bastante posible si tenemos en cuenta que el imperio neo-fascista transatlántico ha entrado en una fase nihilista de auto inmolación o suicidio histórico.
¿No me creen? Basta con analizar las declaraciones de Jerome Powell [1] que intentaba hace poco tranquilizar a los inversores, o mejor dicho: a los rentistas, (a los pequeños, a los grandes no hace falta tranquilizarlos; saben que no tienen nada que perder mientras individuos como él se encuentre al mando de la máquina de imprimir billetes), y predijo otros diez años de bonanza económica para los grandes accionistas de las mega corporaciones que recortarán los salarios de sus empleados y re-comprarán las acciones de sus empresas las veces que haga falta para engordar su falso valor artificialmente, y para los grandes caseros o propietarios de inmuebles de todo tipo. Conforme sube la bolsa se multiplican los sin-techo y las guerras “humanitarias”, que son las que destruyen las economías verdaderamente, y no los vaivenes de la bolsa.
Jerome Powell ha mirado el futuro financiero en su bolita de cristal y se ha visto a sí mismo robándole el dinero al ciudadano de a pie estadounidense que por algo tiene a la policía apuntándole en el pecho para que no se le ocurra mover ni una ceja. El tiro podría salirles por la culata si se pusiera en práctica el decreto presidencial que Kennedy firmó antes de ser asesinado por la CIA, por unos cuantos banqueros o ejecutivos de algunas grandes corporaciones, algún que otro alto oficial de ejército y la mafia, y que le arrebataba a los bancos privados de la Reserva Federal el privilegio de imprimir el dinero que les plazca en beneficio propio.
No sabemos si el gobierno es el espejo donde se mira la mafia o es la mafia el espejo donde se mira el gobierno, pero lo cierto es que de dicha simbiosis o romance adulterino nacen los conflictos como abortos del infierno y se engendran en pocos meses los estados cuartelarios como Kósovo, Montenegro, o el califato “judío” de ISIS abortado felizmente no por los ejércitos americanos como farolea Trump, sino por el gobierno Sirio y el gobierno Ruso.
Así que recapitulemos: lo que Powell no dijo, aunque sea en el fondo lo que significan sus palabras, es que va a seguir imprimiendo dinero en beneficio de los grandes rentistas a costa de los salarios de todos aquellos que trabajan, ya sea con sus manos, con sus pies o con la cabeza, (hay que decir que de momento y bajo el nuevo desorden mundial si sube la bolsa bajan los salarios y viceversa), y que les va a robar sus ahorros si es preciso haciéndoles pagar por guardar su dinero en el banco. En eso consisten las tasas de interés negativas que son la carta marcada que se guarda la Reserva Federal bajo la manga. Es posible, de todas formas, que sus palabras no tengan otra finalidad que engatusar a los pequeños rentistas para que no retiren sus fondos de los fondos buitres, que son los únicos que existen ya, con el fin de incautárselos con la nueva crisis que se desencadenará mañana si le parece bien a la Reserva Federal que ya precipitó la crisis de los años veinte con el fin de librarse de los pequeños bancos y concentrar todo el poder económico en una pocas manos cubiertas de sangre.
El fin de la Reserva Federal no es otro que el saqueo de las arcas públicas y los bolsillos de los contribuyentes en beneficio de los altos ejecutivos con bajos instintos de los grandes fondos sin fondo y las grandes empresas tipo piraña con información privilegiada, saqueo que se produce tanto si la bolsa sube como si la bolsa baja. O sea: que siempre nos roban la bolsa en cualquier caso y en muchos casos la vida. Han puesto un precio ridículo a nuestras cabezas por no tener la osadía de poner la suya a precio como hacían con los forajidos en el salvaje Oeste que es más moderno y más salvaje que nunca. Ellos son los forajidos de la Costa Este, la Costa Oeste y la costa de Oriente Medio y deberían estar en busca y captura por algún comité ciudadano revolucionario. La revolución se ha convertido en la única alternativa a la corporatocracia autoritaria que se instauró en Estados Unidos con el asesinato de los hermanos Kennedy, empeñados en acabar con la guerra fría y enfriar la guerra caliente de Vietnam y otras guerras semejantes, y que inició su expansión mundial y apocalíptica con la demolición controlada del World Trade Center. No tenemos otra salida que ésa al callejón sin salida que supone el gobierno o desgobierno de la banca.
Hay que decirlo bien claro: La reverencia supersticiosa respecto de los banqueros por parte del común de los mortales que se comportan en los bancos como si estuvieran en una iglesia y sueñan con hacerse famosos aireando sus trapos sucios en los programas de la tele moderados por arpías de toda índole es la que sostiene la pirámide o el esquema Ponci en la cumbre del cual se asientan los banqueros centrales que no son del centro sino de la derecha extrema. Su fuerza no reside más que en nuestra flaqueza y en nuestra renuncia a luchar por nuestra dignidad y nuestros derechos, y por eso suben los alquileres y bajan los salarios y suben o bajan los índices de la bolsa dependiendo del pie con que se levanten los ejecutivos de Goldman Sachs o JP Morgan. De momento, los únicos ciudadanos de Europa que se han decidido a emprender dicha lucha son los chalecos amarillos y por eso su causa es nuestra causa y a mí me entran ganas a todas horas de cantar la Marsellesa.
El comportamiento de la Reserva Federal le resulta incomprensible a muchos que no han caído en la cuenta que su objetivo no es otro que hundir al 99% de la población mundial en la miseria más absoluta, es por eso que se dedica a regalarles dinero a sus amigotes para que creen burbujas financieras que luego hace explotar subiendo las tasas de interés una vez que aquellos han vendido sus activos o cerrado sus posiciones en las mismas y recogido los frutos de la especulación salvaje.
Cuando se produzca el nuevo crack o crisis o depresión económica que muchos califican de inevitable, la Reserva Federal y el resto de bancos centrales de Occidente se dedicarán a rescatar de nuevo a los grandes bancos e instituciones financieras imprimiendo dinero a espuertas, apoderándose de los ahorros de todo quisque y reduciendo los salarios y el presupuesto destinado a pagar las pensiones, la sanidad y otros servicios básicos, y borrarán a la clase media del mapa. Será algo así como el corralito de Argentina sólo que a escala planetaria. Todo esto tendría fácil remedio si los ciudadanos se decidieran a arrebatarles el privilegio de crear billetes de la nada para subvencionar a unos cuantos facinerosos.
En realidad un nuevo “crack” gigantesco sería una bendición para todos porque hundiría definitivamente a las grandes corporaciones esclavizadoras o esclavistas, en especial las de la industria armamentística y los grandes fondos buitres y dejaría el campo libre a las grandes y medianas empresas siempre que se nacionalizaran los grandes bancos y los gobiernos populares que no populistas se dedicaran a crear dinero para pagar los servicios de todos los que trabajan y no para engordar las rentas de los trileros y demás financieros mafiosos.
Lo que destruye la economía de los países no son los “crack” en la bolsa, sino las guerras que destruyen las infraestructuras de los países, y acaban con su bien más valioso: la vida de sus jóvenes que suelen ser los más emprendedores mientras engordan las arcas de financieros como el marido de la primera ministro británica, Teresa May, que es el director ejecutivo de Capital Group, accionista mayoritario a su vez de Lockheed Martin y por tanto gran beneficiario de los bombardeos sistemáticos contra Siria por parte del ejército británicos aprobados por su amante esposa. Si alguien albergaba alguna duda acerca de cuál es la auténtica motivación de la guerra emprendida por el imperio neofacista transatlántico contra Siria aquí tiene la prueba evidente. [2]
Las guerras del imperio no tienen otra finalidad que enriquecer obscenamente a los fondos financieros como Capital Group y no la defensa de la libertad en ninguna parte que murió asesinada en Occidente el día que mataron a Kennedy. Y de paso a Marilyn Monroe.
Notas
Be First to Comment