Por Larry Romanoff
Global Research, 9 de noviembre de 2019
Una parte integral de la brutal colonización de las naciones subdesarrolladas por parte de los Estados Unidos es la poco conocida “Escuela de las Américas” del ejército estadounidense, ubicada en Fort Benning, Georgia, que entrena a oficiales y a soldados de los ejércitos latinoamericanos para subvertir sus gobiernos y matar la esperanza en sus propios países.
Esta así llamada universidad, también conocida como “Escuela de Dictadores”, ha producido miles de graduados deshonrosos vinculados al terror, la tortura, las masacres y los escuadrones militares de la muerte. Inicialmente, los Estados Unidos ubicaron la escuela en Panamá, pero en 1984 se trasladó a la base del ejército de los Estados Unidos en Fort Benning, Georgia. Es considerada generalmente como la base principal de América para su continua desestabilización de América Latina, aunque el Congreso de los EE.UU. se apresuró a señalar que “El entrenamiento en derechos humanos es parte del programa de la Escuela de las Américas”. (1) (2)
En septiembre de 1996, bajo una intensa presión pública, el Pentágono se vio obligado a publicar los manuales de formación de la escuela, en los que se descubrió que abogaban por la tortura, la extorsión, el chantaje, el asesinato, y la selección y represión de las poblaciones civiles. De acuerdo con un artículo del Washington Post en ese tiempo:
“Utilizado en los cursos de la Escuela de las Américas del Ejército de los Estados Unidos, el manual dice que para reclutar y controlar a informantes, los agentes de contrainteligencia podrían utilizar el miedo, el pago de recompensas por los muertos del enemigo, las palizas, el encarcelamiento falso, las ejecuciones y el uso del suero de la verdad”.
En la década de 1990 se realizaron amplias investigaciones que pusieron de manifiesto las prácticas de la escuela y sus conexiones con dictadores brutales, pero los esfuerzos por clausurar la escuela han fracasado y hoy en día rara vez se menciona en los Estados Unidos.
[La próxima semana, Cerrad la Escuela de las Américas, del 15 al 17 de noviembre en Fort Benning, Georgia]
Alrededor de 2.000 estudiantes son reclutados cada año en el ejército de los países de América Latina, y más de 60.000 se han graduado desde la apertura de la escuela. El plan de estudios incluye cursos de guerra psicológica, contra-insurgencia, técnicas de “interrogatorio mejorado”, tortura, represión civil y asesinato. Presentados con las técnicas más sofisticadas y actualizadas por los mejores instructores del Ejército de los Estados Unidos, estos cursos enseñan a los oficiales militares y a soldados de los países del Tercer Mundo a subvertir la verdad, a silenciar a los líderes sindicales y a los periodistas, a aterrorizar al clero, y a hacer la guerra a su propio pueblo. (3)
§ Les preparan para someter las voces de la disidencia y hacer que los manifestantes se sometan.
§ Les instruyen en técnicas para marginar a los pobres, los hambrientos y los desposeídos. Les dicen cómo erradicar la libertad y aterrorizar a sus propios ciudadanos.
§ Les entrenan para destruir la esperanza de su pueblo en un buen gobierno.
El impacto de estos graduados en la libertad de América Latina ha sido devastador. Armados con un sofisticado entrenamiento, modernas armas de los Estados Unidos, y técnicas actualizadas de control y vigilancia, los graduados de la SOA han aterrorizado a sus propios países durante muchas décadas.
Cuando regresan a sus países, estos llamados graduados ahora consideran a los sacerdotes, trabajadores sociales, periodistas e intelectuales como subversivos, peligrosos para el sistema que mantiene a estos dictadores y a sus patrocinadores estadounidenses en el poder.
Los graduados de la SOA han estado entre los tiranos más represivos de América Latina, y sus acciones han sido de las más crueles y violentas. Típicamente, los países con los peores registros en derechos humanos envían a la mayoría de sus soldados a esta Escuela.
En todos los países de América Central y del Sur, los “graduados” de esta “escuela” estadounidense han cometido innumerables asesinatos y masacres, especialmente de mujeres y niños; asesinatos, muertes por tortura y “desapariciones”. A lo largo de muchas décadas, estos dictadores entrenados por los EE.UU. han masacrado a su propia gente en un flujo constante de represión brutal y de guerra civil, todo ello con el fin de aclimatar a estas naciones al libre saqueo de las multinacionales estadounidenses.
Estos dictadores terroristas patrocinados por los EE.UU. fueron entrenados para derrocar a los gobiernos legítimos de sus países, se les suministró dinero y armas para hacerlo, y luego fueron fuertemente apoyados por los EE.UU. La educación que recibieron fue para torturar y aterrorizar a su población, y para obedecer a los intereses nacionales americanos permitiendo a las empresas estadounidenses saquear sus naciones.
En un caso famoso, la llamada guerra sucia en Argentina, estos “líderes democráticos amantes de la libertad” entrenados por EE.UU., arrestaron a miles de civiles por oponerse a la brutalidad de la dictadura de Videla. Volaron un avión a 3.000 metros de altura, y arrojaron del avión a la persona del final para que todos cayeran al océano.
Argentina dice que arrojó al mar a los prisioneros de la “guerra sucia”
New York Times, 13 de Marzo, 1995
Todos han sido enemigos acérrimos de todos los derechos humanos, y muchos organizaron los famosos “escuadrones de la muerte” patrocinados por la CIA y que deambularon por esas naciones masacrando a civiles por decenas de miles. El panorama es aún peor cuando consideramos la información, ahora ampliamente disponible, de que desde la época de la guerra de Vietnam, la CIA financió gran parte de esta actividad mediante el tráfico de cocaína, opio y heroína, importando gran parte a los EE.UU. para ser vendida a los traficantes de drogas de la mafia.
Las Conexiones de la CIA con las Drogas son tan Antiguas como la Agencia
por Larry Collins, International Herald Tribune
3 de diciembre de 1993
Noticia reciente: el Departamento de Justicia está investigando las denuncias de oficiales de que una unidad especial anti-drogas venezolana, financiada por la CIA, llevó de contrabando más de 900 kilos de cocaína a los Estados Unidos con el conocimiento de funcionarios de la CIA, a pesar de las protestas de la Drug Enforcement Admimistration, la organización responsable de hacer cumplir las leyes sobre las drogas en los Estados Unidos.
Esa es una enorme cantidad de cocaína. Pero difícilmente era la primera vez para la CIA. La agencia nunca ha dejado de utilizar a individuos u organizaciones con vínculos conocidos con el narcotráfico si pensaba que podían ayudarla a avanzar en su misión de seguridad nacional.
Los americanos que condenan el terrorismo mundial, la tortura y el abuso de los derechos humanos, deberían condenar a su propio gobierno en lugar de criticar a otras naciones. Un punto de partida para ellos es exigir el cierre de esta abominable Escuela de las Américas.
Pero en un ejemplo bastante despreciable de periodismo, la revista Newsweek publicó un artículo que contenía un asombroso encubrimiento de esta escuela. El artículo enumeraba algunas atrocidades, pero afirmaba que “las manzanas podridas entre los alumnos no han echado a perder todo el barril”. Según Newsweek, estos dictadores están simplemente “absorbiendo los valores y la cultura americana” al asistir a los juegos de béisbol e ir a Disneylandia.
Dirigir una “Escuela para Dictadores”
por el personal de Newsweek,
el 8/8/93 a las 8:00 pm
Cuando los militares se desmadran en América Latina, Washington a menudo asume parte de la culpa. Eso es lo que ocurrió en noviembre de 1989, cuando una patrulla del ejército salvadoreño irrumpió en la Universidad Centroamericana y asesinó a seis sacerdotes jesuitas, a su cocinero y a su hija, y algunas de las víctimas fueron ejecutadas boca abajo en el suelo. Los grupos de derechos humanos acusaron inmediatamente a los Estados Unidos de haber hecho posible la masacre con su apoyo financiero y moral al régimen militarizado de El Salvador. Pero resulta que Washington hizo más que eso. Diecinueve de los 27 oficiales salvadoreños, que un informe de la Comisión de la Verdad de la ONU implicó en los asesinatos de los jesuitas, eran graduados de la Escuela de las Américas del Ejército de los Estados Unidos en Fort Benning, GA. De hecho, casi tres cuartas partes de los oficiales salvadoreños acusados en otras siete masacres durante la sangrienta guerra civil de El Salvador fueron entrenados por la escuela de Fort Benning.
Se les enseña a eliminar las minas terrestres y a resistir la tentación de saquear los tesoros de sus naciones, y aprenden todo sobre la libertad, la democracia y, por supuesto, los derechos humanos. Pero no realmente. Son sólo los artículos de propaganda encubiertos lo que ven la mayoría de los americanos, y en ellos se descartan las pocas atrocidades mencionadas como aberraciones hechas por “unas cuantas manzanas podridas”. Recuerdan sólo los comentarios positivos y siguen creyendo que su gobierno y su nación son los defensores de la libertad y los derechos humanos del mundo.
Los EE.UU. realmente honran a los graduados de esta escuela que han alcanzado altos rangos en sus ejércitos. El Departamento de Estado y el Pentágono seleccionan cada año a generales latinoamericanos para ser miembros del “Salón de la Fama”. Ha habido mucho clamor para cerrar esta escuela, cuyos programas cuestan casi 50 millones de dólares al año, pero el Pentágono aparentemente no tiene intención de cancelar sus operaciones.
Como dijo un funcionario,
“Si los americanos quieren opinar sobre cómo se comportan las naciones, deben tener un asiento en la mesa. Lo que esta escuela hace es darte un asiento en la mesa con los ejércitos de América Latina.”
La escuela le da realmente al gobierno de los EE.UU. “una opinión” sobre cómo se comportan estas naciones, ya que es aquí donde estos hombres no sólo se entrenan en la represión civil y en la tortura, sino que se les enseña a obedecer a los EE.UU. en todo, y a dar rienda suelta a las multinacionales estadounidenses para saquear sus países -a cambio de poder político y amplias herramientas militares de alta tecnología-.
Notas
2) Escuela de las Américas – SourceWatch
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Larry Romanoff es un consultor de gestión y empresario jubilado. Ha ocupado cargos ejecutivos de alto nivel en empresas de consultoría internacionales y ha sido propietario de un negocio de importación y exportación internacional. Ha sido profesor visitante en la Universidad Fudan de Shanghai, presentando estudios de casos en asuntos internacionales a las clases superiores del EMBA. El Sr. Romanoff vive en Shanghai y actualmente está escribiendo una serie de diez libros relacionados generalmente con China y Occidente. Se puede contactar con él en 2186604556@qq.com.
Es un colaborador frecuente de Global Research.
La fuente original de este artículo es Global Research
Copyright © Larry Romanoff, Moon of Shanghai, 2019
Traductor: Paco
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