No hay razón para conversaciones de paz

por Dmitry Orlov. En Club Orlov. Traducción de Comunidad Saker Latinoamérica

Cada vez más se escuchan voces tentativas de Occidente sugiriendo que tal vez las conversaciones de paz en la antigua Ucrania podrían ser una buena idea, lo que indica que algunas personas podrían haber superado la negación (unas pocas sanciones y Rusia se doblará como un paraguas) y la ira ( ¡arrojen todo su dinero y armas al régimen de Kiev!) y se acercan a la etapa de negociación (dejemos que Rusia se quede con Crimea pero que se devuelva el resto). Al igual que las etapas anteriores, se basa en un desconocimiento muy profundo del estado actual de las cosas. No es tan difícil de explicar a aquellos que están dispuestos a procesar nueva información, así que lo intentaré.

1-La idea de conversaciones de paz presupone cierto nivel de confianza entre las dos partes. En este caso, la confianza simplemente no existe porque, a estas alturas, Occidente ha roto todas sus promesas. Cuando Rusia permitió que Alemania se reunificara, aceptó al pie de la letra la promesa de que la OTAN no se expandiría hacia el Este; y a continuación la OTAN hizo exactamente eso, todo el camino hasta las fronteras de Rusia en Escandinavia y los países bálticos y todavía tiene fantasías de absorber lo que queda de Ucrania. En lugar de permitir que los insurgentes en Donetsk derrotaran rápidamente al régimen de Kiev instalado por Estados Unidos en 2014, Rusia aceptó los acuerdos de Minsk, que el régimen de Kiev ignoró por completo, y luego los líderes de Alemania y Francia que firmaron los acuerdos admitieron que estos eran meras tácticas dilatorias utilizadas para ganar tiempo para armar y entrenar a la parte ucraniana. Y, en aras de la brevedad, pasemos por alto las numerosas promesas incumplidas por Estados Unidos. Todo eso le dio motivos a Rusia para etiquetarlo como no apto para acuerdos (недоговороспособные). La Unión Europea y la ONU son igualmente poco fiables. Tome el acuerdo de granos, por ejemplo. El acuerdo implicó un quid pro quo: las exportaciones de granos de Ucrania se desbloquearían a cambio de que se permitiera el paso de ciertas exportaciones rusas. Rusia ha cumplido con su parte del trato, pero el resto fue ignorado. Por lo tanto, las conversaciones serían inútiles porque no puede haber un acuerdo de paz si no hay confianza, y no hay confianza.

2-La idea de conversaciones de paz presupone la existencia de una guerra; pero no hay guerra. Hay una operación militar especial contra algunos terroristas y criminales de guerra que durante ocho años han bombardeado a la población civil rusa, violado los derechos de los rusos de muchas maneras y luego planeado un asalto total que el ejército ruso frustró. No ha habido declaración de guerra ni ruptura de relaciones diplomáticas: la embajada de Ucrania en Moscú sigue abierta, al igual que la embajada de Rusia en Kiev. Rusia permite a los titulares de pasaportes ucranianos la entrada sin visa y un camino simplificado hacia la ciudadanía rusa. La visión rusa es que los rusos y los ucranianos son las mismas personas con los mismos derechos, pero que el estado ucraniano ha perdido sus derechos de soberanía bajo el derecho internacional porque violó los derechos de las personas que se identifican a sí mismas como rusas, eligen hablar ruso y van a orar a las catedrales e iglesias ortodoxas rusas. La operación militar especial no puede considerarse finalizada hasta que todos los terroristas y criminales de guerra de la antigua Ucrania sean asesinados o llevados ante la justicia y el territorio de la antigua Ucrania esté completamente desmilitarizado, y nada de esto es negociable.

3-La idea de conversaciones de paz presupone una propuesta de partida razonable. Un ejemplo de una propuesta inicial irrazonable es aquella que ofrece a la otra parte algo que no quiere, como el levantamiento de las sanciones de EE.UU. y la nión Europea que, en opinión de Rusia, son unilaterales y, por lo tanto, ilegales y, en cualquier caso, perjudican a la Unión Europea mucho más de lo que perjudican a Rusia. Otro ejemplo de fracaso es la exigencia de que Rusia entregue una parte de su territorio soberano. De acuerdo con la Constitución rusa, Crimea, la República Popular de Donetsk, la República Popular de Lugansk y las regiones de Zaporoyie y Jersón ahora forman parte de la Federación Rusa sobre la base de sus derechos de autodeterminación reconocidos internacionalmente y los resultados de un referéndum público y cualquier pedido de separación es un delito según la legislación rusa. Sugerir que los funcionarios rusos cometen traición no es una buena táctica inicial para una negociación.

4-La idea de conversaciones de paz presupone un mínimo de respeto mutuo entre las partes involucradas en la negociación. Y, sin embargo, si toma cualquiera de los muchos artículos sobre Rusia que se publican en los EE.UU. o la Unión Europea y simplemente reemplaza “rusos” y “ruso” con “judíos” y “judío” y publica el resultado, usted podría más bien rápidamente encontrarse en la cárcel por crímenes de odio. La rusofobia, que prolifera en Occidente, no es diferente del antisemitismo o el racismo en general. ¿Por qué querrían los funcionarios rusos conceder una audiencia a gente tan reprobable y despreciable?

5. La idea de las conversaciones de paz presupone que ambas partes del conflicto tienen algo que ganar con ellas. Pero, ¿qué gana Rusia con un cese prematuro de las hostilidades, antes de lograr plenamente los objetivos de desmilitarización, desnazificación y neutralidad ucraniana, que son los objetivos declarados de su operación militar especial? Además, estos no son los únicos objetivos que a Rusia le gustaría alcanzar: unos meses antes del inicio de la operación, Rusia exigió que los Estados Unidos y la OTAN cumplieran sus promesas y honraran sus compromisos de brindar seguridad colectiva, específicamente, haciendo retroceder la expansión de la OTAN a sus posiciones de 1997 y retirando las tropas extranjeras y las armas ofensivas de Europa del Este. Además, la operación militar especial ha ayudado a centrar la atención del mundo en tareas esenciales: desdolarización, organización de la seguridad colectiva en torno a organizaciones alternativas como BRICS y Organización de Cooperación de Shangai (su membresía está aumentando rápidamente) que se organizan en torno a China como fuerza económica y Rusia como el máximo proveedor de seguridad y poder militar, y completando la tarea de descolonización en África, América Latina, Asia y las antiguas repúblicas soviéticas. Todas estas tareas aún están inconclusas y necesitan más tiempo.

6-La idea de conversaciones de paz presupone que ambas partes del conflicto están presionadas por el tiempo. Pero Rusia no tiene prisa en absoluto. Ha comprometido entre el 10% y el 15% de sus fuerzas armadas en la operación militar especial. No ha instituido un reclutamiento en tiempos de guerra y simplemente llamó a una pequeña fracción de reservistas al servicio activo y aceptó algunos voluntarios. Su economía no está en pie de guerra y le está yendo muy bien y se prevé que el crecimiento se reanude más adelante este año. Ha utilizado el conflicto como una oportunidad para probar sus armas y tácticas en confrontación directa con la OTAN (que está en gran medida al mando de las fuerzas ucranianas), actualizar sus sistemas de armas y desarrollar nuevas armas y tácticas, especialmente en el área de defensa antiaérea, guerra con drones y guerra radioelectrónica. Además, este conflicto le ha dado a Rusia la oportunidad de purgarse de enemigos internos, muchos de los cuales optaron por salir de Rusia voluntariamente. Rusia ya ha recuperado una serie de tierras que históricamente son territorio ruso y, a medida que avanza la operación militar especial, puede ganar más tierras, aumentando su poder geopolítico y su potencial económico. En total, para Rusia, los beneficios de la operación militar especial superan con creces los costos y está lejos de obtener estos beneficios.

7-La idea de las conversaciones de paz presupone que ninguna de las partes del conflicto ve un camino de deslizamiento relativamente fácil y de bajo riesgo hacia la victoria absoluta pero sin embrgo Rusia si ve justamente ese camino. El Occidente colectivo se ha lastimado severamente al imponer miles y miles de sanciones a Rusia. Lo que es más importante: toda la Unión Europea, y especialmente Alemania, han destruido la base de su prosperidad económica, que es la energía barata de Rusia y, como resultado, han entrado en un bucle de crisis económica del que saldrán demasiado débiles para oponerse a Rusia. Al otro lado del océano, EE.UU. es, económicamente hablando, un hombre muerto andante. Su último vestigio de poder económico se basa en el petróleo de esquisto bituminoso, que ha superado su punto máximo y está a punto de declinar rápidamente. Su tesorería y su sistema bancario están a punto de colapsar a medida que el mundo abandona constantemente el dólar estadounidense. Está encabezado por un presidente títere senil cuya vicepresidente es una idiota cacareante. Se encuentra en un estado de guerra civil incipiente que está destinada a estallar a medida que avanza el colapso financiero y empeoran las condiciones económicas. Dados estos acontecimientos, es posible que EE.UU. ya no sea un contendiente, las bases militares de EE.UU. en todo el mundo dejarán de funcionar, la Unión Europea y la OTAN se disolverán, y los europeos y otras antiguas naciones vasallas de EE.UU. reemplazarán a sus líderes títeres estadounidenses con conservadores patriotas y restablecerán relaciones bilaterales con Rusia. Rusia puede haber sabido lo que quería al comienzo de la operación militar especial, pero lo que podría obtener al final puede estar más allá de los sueños más descabellados de sus líderes.

8-La idea de las conversaciones de paz presupone que ambas partes temen verse envueltas en un conflicto más amplio y ven las conversaciones de paz como una forma de evitarlo y limitar el daño. Y, sin embargo, desde la perspectiva de Rusia, la operación militar especial es autolimitada: aparte de los actos esporádicos de terrorismo ucraniano, el conflicto se limita a la línea del frente de 1000 km de largo que atraviesa la antigua Ucrania oriental; los nacionalistas ucranianos están siendo destruidos a un ritmo vertiginoso de hasta mil hombres por día con la tasa de bajas muy a favor de Rusia, tanto como 10 a 1; primero Ucrania y ahora toda la OTAN se están quedando rápidamente sin armas mientras los rusos siguen destruyendo todo lo que los ucranianos logran hacer llegar al frente; y con su nueva generación de armas hipersónicas contra las que la OTAN y los EE.UU. no tienen contramedidas, Rusia tiene un dominio total de la escalada con el resultado de que los comandantes de los EE.UU. y la OTAN viven con el miedo abyecto de tener que enfrentarse directamente a Rusia.

En este punto, el mayor riesgo para Rusia es que el ejército ucraniano simplemente se dé por vencido, sus partidarios occidentales se escabullirán avergonzados y lo que quedará será una ruina británica con la que los rusos tendrán que lidiar de alguna manera solos, vigilando y alimentando a una población miserable pero hostil. Para evitar este escenario, la parte rusa se involucra en un teatro verdaderamente vergonzoso, fingiendo debilidad para levantar el ánimo decaído de las fuerzas ucranianas e instarlas a seguir luchando e, idealmente, a lanzar una contraofensiva, ya que esto hará que sea así mucho más fácil para los rusos diezmarlos. El reciente video histérico de Yevgeny Prigogin frente a soldados muertos quejándose de la falta de municiones es un excelente ejemplo de este género. Como es el jefe de Wagner, que es una empresa militar privada, puede comportarse vergonzosamente ante las cámaras sin manchar el honor del ejército ruso, y los propagandistas del Kremlin aprovechan al máximo este conveniente arreglo.

Pero al final, lo más probable es que Rusia se vea obligada a aceptar lo que a lo largo de la historia ha servido como el final predeterminado, normal y esperado del conflicto armado: la capitulación y la rendición incondicional. Parecería que el mundo finalmente se ha quedado sin tontos que quieren firmar tratados de paz con Occidente.

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