por Kloriamel Yépez Oliveros, en Misión Verdad
La mafia italiana no pudo integrarse a la burguesía gringa, ni con todo su empeño adulante por imitarla. En los años 20 del siglo pasado no protagonizaba la DEA sino el FBI -un pelo artesanal y provinciano el segundo, con relación a la primera, si nos remitimos a la filmografía-. Éste actuó de cortafuegos para impedir que el barrio italiano entrara al gran salón wasp y sus páginas sociales. Sin embargo, Capone recibió los santos óleos en su cama, cordialmente conmutada la pena carcelaria -fraude al fisco-, por la del bien morir en paz; católico, apostólico y romano.
Al Capone y el Chapo Guzmán, referentes arquetípicos del bon vivant ilícito criminal -no todo ilícito es criminal según la Ley que lo juzgue-, relacionado con estimulantes, narcóticos, sicotrópicos y derivados -amén de la ristra de crímenes asociados a esta lucrativa empresa privada-, sistemáticamente construyeron -la del Chapo está en plena construcción- su propia leyenda ante y mediante la narrativa de difusión cultural burguesa, especialmente diseñada por la mediática norteamericana y sus franquicias en cada rincón de este mundo, por muy equidistantes a Washington que estén.
Bonnie y Clyde no cuentan, lo de ellos fue reality de un solo capítulo porque no incursionaron en Wall Street, no fluctuaron en el mercado bursátil, no contribuyeron con la economía y sus leyes de máxima ganancia para el 1% de la población mundial que se embolsilla el 99% de la riqueza global dejándonos por fuera a todos los demás; no me consta que eso sea cierto, lo dice la web, pero tampoco me consta que sea falso: por ahí anda la cosa y esa es la máxima certeza a la que podemos arribar los internautas por muy cautos que seamos.
Pablo Escobar, socio de Uribe, se atrevió a más, se atrevió a la política apostando a las ventajas comparativas y competitivas de su pujante empresa: su eficacia gerencial, su juventud y carisma personal, su liderazgo organizacional, su astucia mercadotécnica, su ejército inclemente, y sus bases electoras a futuro. El populismo godo colombiano no pudo competir con el populismo liberal burgués de Pablo Escobar Gaviria, ni con su estilo particular de burgués emergente, burgués siglo XXI, predecesor de Donald Trump.
USA no podía permitir que Escobar se le saliera de las manos como se le salió el paro petrolero a la carroña golpista carmonera. La CIA, y no el FBI ni la DEA, tuvo que actuar para pararle el trote al más burgués de la historia colombiana. El hombre que estuvo a un paso de jugar Monopolio con los mismos dados cargados de la godarria colombiana y de las élites oligopólicas norteamericanas, con sus mismas malas mañas perfeccionadas, con su ejército drogado a imagen y semejanza de los ejércitos invasores de Afganistán, Irak, Libia, de la invasión “humanitaria” a Haití con apoyo de Brasil en 2010, y ya basta con el recuento; esa invasión a Haití por motivos humanitarios evoca a Freddy Guevara y sus enconados ruegos por una invasión extranjera a nuestra República Bolivariana de Venezuela.
A partir de aquí el relato se desovilla en marihuana sintética: los gringos han desarrollado una campaña humanística en pro de la marihuana orgánica, natural, la que no huele a patilla sino a saco de yute mojado, la que te mantiene en juventud suspendida y con el tiempo te convierte el cerebro en esponja podrida tipo vaca loca.
Ya están legalizando en todas partes la mafafa “buena” por razones científicas; cura el cáncer, cualquier tipo de cáncer, causa menos adicción que el cigarrillo y prohibirla ahora es innecesario. Apareció la sintética creepy, totalmente hecha en laboratorio con nombre comercial y promoción publicitaria: Spice. La competencia y el lucro sin medida vaticinan el producto como fuente de vertiginosa acumulación de capitales, garantizados por la ley de la oferta y de la demanda de todo cuanto se prohíbe.
Digamos que Freddy Guevara, diputado suscriptor de la Ley de Impunidad Guarimbera y Narcofinanciera, coordinador nacional de Voluntad Popular, suplente del convicto Leopoldo López, y aficionado al Pokemón parlamentario, adelanta cándido él, desprevenido él, una campaña a favor del Spice; inconsciente o no, subliminal o no, ad honorem o no: Guevara no advirtió ni diferenció, como comunicador UCAB, la marihuana de hojas serradas, de la sintética sin semillas, al momento de admitir, tal cual Bill Clinton, su simpática travesura juvenil de estudiante ucabista.
¿Publicidad del Estado paralelo?, ¿indicadores paralelos Today?, ¿gestiones paralelas de inversión extranjera del canciller paralelo Luis Florido?, ¿mercadeo internacional paralelo?; a fin de cuentas el narcomercado al mayoreo lo hacen en Wall Street, la distribución global de estupefacientes lo controlan grandes corporaciones, del lavado de narcocapitales se encarga la banca transnacional, la industria química diversifica su producción, la burguesía imperial financia y expande sus dominios al infinito galáctico, en eso anda la NASA con las drogas para cuando nos obliguen a mudarnos para otro planeta donde no se requieran plantas, donde toda reproducción sea sintética, clonada, artificial. Pero sobre todo para que aquí en la Tierra como en el cielo no se derrumbe el american way of life.
La economía norteamericana toda se cimenta en la producción, el tráfico y el consumo indiscriminado de drogas. Ahora que no tienen petróleo propio, ni para que los laboratorios químicos elaboren los precursores sin los cuales la coca no es pasta, sino una planta que los dioses del sol, la lluvia y los vientos le encomendaron alimentar a sus hijos e hijas hasta apagarse el sol, secarse la lluvia, y cansarse lo vientos. Chávez, siempre Chávez, desmintió la escandalosa infamia contra Evo y el pueblo boliviano; masticó la coca ante el mundo entero para hacer constar que una cosa es coca y otra muy distinta cocaína, y que la cocaína es prima hermana de la Coca-Cola.
¿De qué nos hablan entonces Clinton, Obama, el Pentágono, John Kelly y John Kerry cuando se refieren a Venezuela como “narcoestado”? Es una pregunta retórica. Todos sabemos, hasta quienes se hacen los locos, que el auténtico narcoestado, el único con denominación de origen y marca registrada, es el de los Estados Unidos del Norte de América; Gringolandia, pues, como sabiamente lo denominamos los del Sur de América desde México hasta la Patagonia, Malvinas incluidas.
A estas alturas de la historia queda demostrado que USA es una corporación, un territorio gobernado por unos pocos apellidos que mantienen subyugado al pueblo subdividido en cuanta minoría se le ocurra a los psicosociólogos de fantaciencia, de la realidad virtual posmo del american way of life.
Subdivididos los norteamericanos por su condición celíaca, su orientación sexual, su descendencia, o su sobrevivencia a alguna guerra o catástrofe, esas micropoblaciones se miran el ombligo unos a otros y se autosegregan en pos del logro de unos derechos exclusivos de su “condición”. Para ellos no hay Patria ni Nación, la Patria es una consigna de guerra para alistarse a matar más allá de sus fronteras, patriota es el nombre de unos misiles. Nación es un suelo lejano e ignoto donde quedaron sus ancestros extranjeros. Pero de los blancos ricos no se dice que sean eurodescendientes, los blancos son wasp. En USA el adjetivo pueblo es peyorativo.
Aquí en el Sur de Nuestramérica es un orgullo saberse pueblo, y el pueblo es la Patria, y la Patria es bonita, ahora tiene una Escuela de Comandos Antiimperialistas con sede en Bolivia, la inauguró Evo y estuvieron presentes Venezuela, Nicaragua y Ecuador con sus Fuerzas Armadas antiimperialistas, y es que el nacionalismo, si no tiene conciencia y voluntad antiimperialista, es fascismo; como el norteamericano.
La emancipación cultural, política y económica de los pueblos del mundo está garantizada si, y sólo si, le extirpamos a la historia el tumor narco-oligopólico de terrorismo global, entender la guerra es el primer paso para ganarla, dice Misión Verdad. El petróleo venezolano ya no financia a USA y no puede continuar financiando a la burguesía parasitaria criolla. En eso estamos empeñados, por eso aguantamos, por ahora, el chaparrón fascista, su guerra económica y mediática: Rondón no ha peleado todavía.
¿Quién fue el pajúo que dijo que el Estado Bolivariano, Socialista, Antiimperialista, y sobre todo Chavista como la FANB, era un narcoestado?
¡Narcoestado tu madre!
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