por Vladímir Putin, a partir de la traducción en audio en castellano de la ONU, en Naciones Unidas
(Nota del Editor) En la 70 Asamblea General de las Naciones Unidas, realizada el año pasado, V. Putin fue quien habló en representación de la Federación Rusa, en un discurso realmente histórico, donde Rusia dijo basta, “ya no podemos tolerar el actual estado de cosas en el mundo”. Fue dos días antes de que comenzara la exitosa operación militar de Rusia en Siria (solicitada por el presidente constitucional de ese país, Bachar Al-Assad), operación que cambió el curso de esa guerra, escenario donde hoy, desgraciadamente, Occidente continúa -como es su costumbre- traicionando todos los acuerdos y alimentando un escalamiento que puede conducir a la Tercera Guerra Mundial si no es neutralizada a tiempo la “banda del 11 de setiembre” (la internacional terrorista compuesta por los neocons de EEUU y Gran Bretaña, por Israel, Arabia Saudita, Pakistán, Turquía, y más recientemente Ucrania, por el Estado Islámico, Boko Haram, el Frente Al-Nusra, y todas las demás etiquetas del paramilitarismo otánico en el mundo, etc.). Como resultado del fanatismo supremacista de los anglosionistas, alimentado por la crisis general del capitalismo, el mundo está ingresando en una peligrosísima situación donde el lenguaje está perdiendo toda su capacidad y sólo puede haber significación a partir de hechos de los que, por su dramática magnitud, sea imposible volver.
Sr. Presidente
Sr. Secretario General
Sras. y Sres. jefes de Estado y de Gobierno
Sras. y Sres.
El septuagésimo aniversario de la Organización de las Naciones Unidas es una oportunidad de evocar el pasado pero también de reflexionar sobre nuestro futuro común. En 1945 lo países que vencieron el nazismo unieron sus esfuerzos para sentar bases sólidas para el orden mundial de después de la guerra. Me permito recordar que fue en mi país, en Crimea, en Yalta, que se tomaron las decisiones para la creación de la ONU y los principios que han de regir las relaciones entre Estados. Este sistema de Yalta nació pues de enormes sufrimientos y encarna el precio que han debido pagar millones de personas que perdieron la vida durante las dos guerras mundiales que devastaron el planeta en el siglo XX. Seamos objetivos: éste es el sistema que ha ayudado a la Humanidad a atravesar acontecimientos turbulentos y a veces dramáticos y que ha preservado al mundo de problemas aún mayores.
La Organización de las Naciones Unidas no tiene igual en cuanto a su legitimidad, representantividad y universalidad. Pues bien, últimamente la ONU con frecuencia es objeto de críticas porque no sería eficaz y porque las decisiones tomadas tendrían contradicciones insuperables sobre todo entre los miembros del Consejo de Seguridad. De todas maneras quiero recalcar que en las Naciones Unidas siempre a lo largo de estos 70 años de existencia han persistido las diferencias y incluso con el derecho de veto al que han recurrido Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China, la Unión Soviética y Rusia. Es algo muy natural para una organización representativa. Cuando se crearon las Naciones Unidas sus padres no pensaron siempre que habría unanimidad. La misión de la Organización es buscar aveniencias y su fortaleza viene de escuchar las diferentes opiniones y tomarlas todas en cuenta. Las decisiones debatidas dentro de la ONU pueden llegar a ser resoluciones o no. Como dicen los diplomáticos “se aprueban o no se aprueban”. Cualesquiera medidas que tome un Estado dejando de lado este procedimiento son ilegítimas, contrarias a la Carta de la ONU y desafían el derecho internacional. Todos sabemos que después del final de la guerra fría todos son concientes de que un único centro de dominio surgió en el mundo y los que se encontraron en la parte superior de la pirámide tenían la tentación de pensar que si eran tan fuertes y excepcionales entonces sabían más que los demás y no tenían que acudir a la ONU, que más bien autorizaría y legitimaría automáticamente las decisiones necesarias pero que crea obstáculos, que realmente estaba en medio del camino. Ahora se dice que en su forma original la Organización ya es obsoleta y que ya ha culminado su misión histórica. Naturalmente, el mundo está cambiando y la ONU debe ser coherente con esta transformación natural. Rusia está dispuesta a trabajar junto con sus socios sobre la base del consenso, pero consideramos los intentos de socavar la legitimidad de las Naciones Unidas como sumamente peligrosos, que pueden llevar a un colapso a toda la arquitectura de las relaciones internacionales. Efectivamente no quedarían ya otras normas que las de la fuerza. Tendríamos un mundo dominado por el egoísmo en lugar del trabjo colectivo, un mundo cada vez más caracterizado por el dictado que por la igualdad. Habría menos democracia y libertad genuinas. Un mundo con Estados realmente independientes sería reemplazado por un número creciente de protectorados de facto y territorios controlados externamente. ¿Qué es el estado de soberanía después de todo, que tanto se menciona aquí? Básicamente se trata de la seguridad y el derecho a escoger libremente el futuro para cada persona, nación o Estado. Y lo mismo, colegas, en cuanto a la cuestión de la llamada legitimidad de la autoridad del Estado. No hay que jugar con las palabras. No hay que manipularlas. Cada término en el derecho internacional y en los asuntos internacionales debe ser claro, transparente, y con criterios que se entiendan de manera uniforme.
Somos todos diferentes y debemos respetarlo. Nadie tiene que conformarse a un único modelo de desarrollo que alguien haya reconocido de una vez por todas como el único correcto. Todos debemos recordar lo que nos ha enseñado el pasado. Recordamos también algunos episodios de la historia de la Unión Soviética. Los experimentos sociales para la exportación. Los intentos de empujar a favor de cambios dentro de otros países sobre la base de preferencias básicas, ideológicas, con frecuencia llevaron a consecuencias trágicas y a la degradación en lugar de al progreso. Sin embargo, parece que lejos de aprender de los errores de otros, todo el mundo sigue repitiéndolos. Así pues la exportación de revoluciones, esta vez llamadas democráticas, continúa. Basta con ver la situación en el Oriente Medio y en el Norte de África. Como lo han mencionado oradores anteriores, desde luego los problemas políticos y sociales en esa región han estado creciendo durante largo tiempo y naturalmente las personas de allí querían cambios. ¿Pero cómo resultó en realidad la situación? En lugar de lograr reformas, una interferencia extranjera agresiva ha resultado en la destrucción de las instituciones nacionales y del estilo de vida. En lugar del triunfo de la democracia y el progreso lo que tenemos es violencia, probreza y desastre social. Y a nadie le importan los derechos humanos, incluído el derecho a la vida.
No puedo dejar de preguntar a quienes causaron esta situación. ¿Se dan cuenta ustedes ahora de lo que han hecho? Pero me temo que nadie vaya a responder. Efectivamente, las políticas basadas en el engreimiento y en la convicción del carácter excepcional propio y la impunidad nunca se han abandonado. Ahora es obvio que el vacío de poder creado en algunos países del Oriente Medio y del Norte de África han llevado al surgimiento de zonas de anarquía que inmediatamente se han llenado de extremistas y terroristas. Decenas de millares de militantes están luchando bajo el pabellón del llamado Estado Islámico. Sus filas incluyen anteriores militares iraquíes que fueron echados a la calle tras la invasión de Irak en 2013. Muchos reclutas vienen también de Libia, un país cuya estadidad se destruyó como resultado de la grave violación de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU y ahora a las filas de radicales se están añadiendo miembros de la llamada oposición siria moderada, apoya por los países occidentales, que primero los armaron y los capacitaron y luego ellos desertaron y se fueron al llamado Estado Islámico. Además, el Estado Islámico no salió de la nada: también inicialmente se forjó como una herramienta contra los regímenes seglares indeseables. Habiendo establecido un pie en Irak y en Siria el Estado Islámico ha comenzado a ampliarse activamente a otras regiones. Busca el dominio del mundo islámico y planea ir aún más allá. La situación es más que peligrosa. En estas circunstancias es hipócrita e irresponsable hacer bulliciosas declaraciones sobre la amenaza del terrorismo internacional al tiempo que se cierran los ojos a los canales de financiación y apoyo a los terroristas, incluídas las ganancias del narcotráfico y del tráfico ilícito de petróleo y de armas. Sería igualmente irresponsable intentar manipular a los grupos extremistas y ponerlos al servicio propio con el fin de lograr los propios objetivos políticos con la esperanza de enfrentarlos más adelante o, dicho de otra manera, liquidarlos. A los que así actúan quisiera decirles, estimados señores, sin duda alguna están tratando ustedes con personas brutales y crueles, pero no son primitivos en absoluto. Son tan listos como ustedes y nunca se sabe quien manipula a quien. Los datos recientes sobre las transferencias de armas a esta oposición tan moderada es la mejor prueba de ello. Creemos que cualquier intento de jugar con los terroristas, menos aún, armarlos, no solamente es de visión corta sino que es peligrosímo. Eso puede resultar en que la amenaza terrorista se haga cada vez más dramática, aumente más y engolfe a regiones nuevas, sobre todo cuando el Estado Islámico entrena a militantes de muchos países, incluso los europeos. Desafortunadamente debo decirles que Rusia no es la excepción. No podemos permitir que estos criminales que ya han sentido el gusto de la sangre regresen a sus hogares y continúen con sus malignas acciones. Nadie quiere que ocurra esto. ¿Verdad?
Rusia siempre ha sido firme y ha luchado de manera coherente contra el terrorismo en todas sus formas. Hoy prestamos asistencia militar y técnica tanto a Irak como a Siria y a todos los países que luchan contra el terrorismo. Vemos que es un enorme error el negarse a cooperar con las fuerzas gubernamentales de Siria que valientemente luchan contra el terrorismo. Debemos reconocer, por último, que nadie excepto las fuerzas armadas del presidente Assad y las milicias kurdas son quienes luchan realmente contra el Estado Islámico y otras organizaciones terroristas en Siria. Conocemos todos los problemas y contradicciones de la región pero nos basamos en la realidad.
Estimados colegas. Debo señalar que el enfoque honesto y directo de Rusia se ha utilizado recientemente como pretexto de acusarla de ambiciones crecientes como si quienes lo dicen no tuvieran ambición alguna. Sin embargo no se trata de las ambiciones de Rusia, estimados colegas, sino del reconocimiento del hecho de que ya no podemos tolerar el actual estado de cosas en el mundo. Nosotros proponemos guiarnos por valores comunes e intereses comunes en lugar de por las ambiciones. Sobre la base del derecho internacional debemos unir esfuerzos para afrontar los problemas que enfrentamos todos y crear una coalición internacional genuinamente amplia contra el terrorismo, así como la coalición contra Hitler, podría unir a una amplia gama de fuerzas dispuestas a resistirse con decisión a los que, al igual que los nazis, siembran el mal y el odio en la humanidad, y naturalmente los países musulmanes deben desempeñar un papel clave en la coalición, aún más porque el Estado Islámico no solamente plantea una amenaza directa para ellos sino que además ataca a una de las mayores religiones del mundo con sus crímenes sangrientos. Los ideólogos de los militantes se mofan del islam y pervierten sus valores realmente humanistas.
Quisiera dirigirme a los líderes espirituales musulmanes. Su autoridad y su orientación es de gran importancia ahora. Es esencial impedir que las personas reclutadas por los militantes tomen decisiones a la ligera y los que ya han sido engañados y que debido a las circunstancias ya se han encontrado ante los terroristas, necesitan encontrar un camino a la vida normal, dejar las armas y poner fin al fratricidio.
Como actual presidente del Consejo de Seguridad, Rusia pronto convocará a una reunión ministerial para realizar una análisis a fondo de las amenazas en el Oriente Medio. En primer lugar, proponemos discutir si es posible llegar a una resolución destinada a coordinar las acciones de todas las fuerzas que enfrentan el Estado Islámico y otros organizaciones terroristas. Una vez más, esta coordinación debe basarse en los principios de la Carta de la ONU. Esperamos que la comunidad internacional pueda desarrollar una estrategia global de estabilización política así como recuperación social y económica en el Oriente Medio. Entonces, estimados amigos, no habría necesidad de nuevos campamentos de refugiados. Hoy en día el flujo de personas obligadas a dejar sus hogares literalmente ha rodeado al Oriente Medio y a Europa. Estos cientos de miles de personas ahora, pueden llegar a ser millones antes de que pase mucho tiempo. Es una migración enorme y trágica de personas y es una dura lección para los europeos. Quisiera hacer incapié: sin duda alguna los refugiados requieren nuestra compasión y nuestro apoyo; sin embargo, la única manera de resolver este problema a un nivel fundamental es restablecer la estadidad allí donde ha sido destruída, fortalecer las intituciones estatales donde todavía existen o se están restableciendo, prestar asistencia global, militar, económica y material a los países que se encuentran en situación difícil y desde luego a las personas que a pesar todas las duras pruebas no abandonan sus hogares. Naturalmente cualquier asistencia a los estados soberanos puede y debe ofrecerse en lugar de imponerse y ello de manera exclusiva de acuerdo con la Carta de la ONU. Dicho de otra manera, en este campo se está haciendo todo y se hará todo de acuerdo con las normas de derecho internacional. Eso debe apoyarlo nuestra organización y todo lo contrario a la Carta de la ONU debe rechazarse. Ante todo, creo que es de importancia restablecer las instituciones estatales en Libia, apoyar al nuevo gobierno de Irak y prestar asistencia global al gobierno legítimo de Siria.
Estimados colegas: el garantizar la paz y la estabilidad regional y mundial sigue siendo objetivo clave de la comunidad internacional con la ONU a la cabeza. Creemos que ello implica crear un espacio de seguridad igual e indivisible no para unos pocos sino para todos. Esto es todo un reto. Es difícil y es una tarea que requiere mucho tiempo pero no hay alternativa. Sin embargo, el bloque que piensa en los tiempos de la guerra fría y desea explorar nuevas zonas geopolíticas todavía está entre algunos de nuestros colegas. Es lamentable que alguno de nuestros colegas hayan elegido un camino distinto, de explorar nuevos espacios geopolíticos. Primero continuaron su política de ampliar la OTAN y su infraestructura militar. Primero ofrecieron a los países pos-soviéticos una elección falsa: estar con el Occidente o con el Oriente. Pero más pronto o más tarde esta lógica de enfrentamiento tenía que desencadenar una grave crisis geopolítica y exactamente esto es lo que ocurrió en Ucrania donde el descontento de la población con las autoridades de ese momento se utilizó, y se orquestó desde fuera un golpe militar que dio lugar a una guerra civil. Confiamos en que únicamente mediante una aplicación plena y fiel de los Acuerdos de Minsk del 12 de febrero de 2015 se pueda poner fin al derramamiento de sangre y se puede salir del estancamiento. La integridad territorial de Ucrania no puede garantizarse con la amenaza y la fuerza de las armas. Lo que se necesita es un exámen genuino de los intereses y derechos de los pueblos en la región de Donbass y respetar lo que elijan. Hay que coordinar con ellos como lo dicen los Acuerdos de Minsk los elementos clave de la situación política del país. Estos pasos garantizan que Ucrania se desarrolle como estado civilizado, vínculo esencial para crear un espacio común y de seguridad y cooperación económica en Europa y en Eurasia.
Señoras y señores: he mencionado este espacio común de cooperación económica a propósito. No hace mucho parecía que en la esfera económica con sus leyes de mercado objetivas aprenderíamos a vivir sin líneas divisorias. Construiríamos de manera transparente y conjunta normas, incluídos los principios de la OMC, estipulando la libertad de comercio e inversión y la competencia abierta. Sin embargo, hoy en día sanciones unilaterales desacatan la Carta de la ONU y se han hecho comunes. Además de buscar objetivos políticos estas sanciones sirven como medio de eliminar a los competidores.
Quisiera señalar otra señal del egoísmo económico creciente: algunos países han creado asociaciones económicas cerradas y exclusivas. Está negociándose su establecimiento tras bambalinas y en secreto respecto de los propios ciudadanos del país, el público en general y otros países, y éstos, cuyos intereses pueden verse afectados, no son informados de nada. Parece que estamos a punto de enfrentar un hecho consumado de que las reglas de juego se han cambiado a favor de un pequeño grupo de privilegiados sin que pueda decir nada la OMC. Ello podría desequilibrar totalmente el sistema comercial y desintegrar el espacio económico mundial. Estas cuestiones afectan los intereses de todos los Estados e influyen en el futuro de toda la economía mundial y por ello proponemos discutirlo dentro de la ONU, la OMC y el G-20. Contrariamente a la política de exclusividad Rusia propone armonizar proyectos económicos regionales. Me refiere a la llamada integración de integraciones sobre la base de normas de comercio internacional universales y transparentes. Como ejemplo, quisiera citar nuestros planes de interconectar la Unión Económica Euroasiática y la iniciativa china de Cinturón Económico de la Ruta de la Seda. Seguimos creyendo que armonizar el proceso de integración dentro de la Unión Económica Euroasiática y la Unión Europea es sumamente prometedor.
Señoras y señores: los temas que afectan el futuro de todos los pueblos incluyen el reto del cambio climático mundial. Abunda en nuestros intereses el hacer de la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático Mundial a celebrarse en Diciembre en París un éxito. Como parte de nuestra contribución nacional prevemos reducir para 2030 la emisión de gas de efecto invernadero al 70 o 75% del nivel de 1990. Sugiero sin embargo una mirada más amplia respecto de este tema: si, podríamos disminuir el problema durante cierto tiempo fijando cupos, cuotas, en cuanto a las emisiones perjudiciales o tomando otras medidas que son sólo tácticas, pero no resolveríamos el problema. Tenemos que tener un enfoque muy distinto: concentrarnos en introducir tecnologías nuevas, fundamentalmente nuevas, inspiradas por la naturaleza, que no perjudicarían el medio ambiente sino que serían armonizadas con él. También restableceríamos el equilibrio entre la biosfera y la tecnosfera, que se vean afectadas por actividades humanas. Es un reto planetario pero confío en que la humanidad tiene el potencial humanitario para enfrentarlo. Tenemos que unir nuestros esfuerzos. Me refiere ante todo a los Estados que tienen una sólida base de investigación y que han logrado avances fundamentales en la ciencia fundamental. Propongo convocar un foro especial bajo los auspicios de la ONU para un exámen global de los temas relativos al agotamiento de los recursos naturales, destrucción del hábitat y el cambio climático. Rusia estaría dispuesta a copatrocinar dicho foro.
Señoras y señores, colegas: fue el 10 de enero de 1946, en Londres, que la Asamblea General de las Naciones Unidas se reunió para su primer período de sesiones. El señor Ángel Zuleta, diplomático colombiano y presidente de la comisión preparatoria, declaró abierto el período de sesiones dando lo que creo fue una definición concisa de los principios básicos que debería seguir la ONU en sus actividades, a saber: el libre albedrío, desafío de los trucos y los planes malignos, y espíritu de cooperación. Hoy sus palabras deben guiarnos a todos. Rusia cree que el enorme potencial de la ONU debe ayudarnos a evitar otro enfrentamiento mundial y a lograr una cooperación estratégica. Junto con otros países trabajaremos siempre para fortalecer el papel central de coordinación de la ONU. Confío en que trabajando juntos haremos del mundo un lugar pacífico, estable y seguro, y crearemos las condiciones para el desarrollo de todos los Estados y Naciones.
Gracias.
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