por Redación de Misión Verdad
Los resultados electorales a favor de Donald Trump tienen grandes perdedores que van desde Wall Street hasta financistas del Estado Islámico, como Catar y Arabia Saudí.
Así la lista de grandes derrotados puede ser dividida de la siguiente forma:
Los grandes bancos de Wall Street: Entre estos encontramos a los más grandes en los que Clinton dio discursos sobre política exterior para sus altos ejecutivos. Hablamos de Citigroup Inc, Goldman Sachs, HSBC, UBS, JPMorgan Chase & Co, Morgan Stanley, Deutsche Bank y Bank Of America, solo por citar los más conocidos entre la cúspide financiera que controla cerca del 50% de los activos mundiales. Wall Street en pleno apostó en contra de Trump y perdió de tal manera que el síntoma de esto fue el desplome de todas las bolsas del mundo.
La industria militar y la petrolera: Empresas del complejo militar como Lockeed Marin, General Dynamics y United Technologies, y del crudo como Exxon Mobil y Chevron fueron activos financistas de la campaña de Clinton. La derrota de las primeras se resume en que si Trump pusiese en marcha un plan para desescalar militarmente los conflictos en el mundo, que tienen a Estados Unidos como protagonista, e incluso realizara un acercamiento con China y Rusia, sin lugar a dudas habría menos dinero en venta de armas y no se realizaría el plan de rearme y modernización militar propuesto por el equipo de Clinton. Para las petroleras sucede que sin invasiones ni intervenciones militares, se les hace cuesta arriba competir en igualdad de condiciones con el resto de petroleras del mundo.
Las grandes industrias farmaceúticas y tecnológicas: Grandes trasnacionales de medicamentos como Pfizer y de la tecnología como Facebook, Google y Microsoft pusieron jugosas donaciones para la campaña de Clinton. El principal objetivo de estas fue directamente conseguir una mujer presidente que estuviese a favor del Tratado Transpacífico y Transatlántico, que prácticamente las posicionaba en un lugar de ventaja frente al resto de empresas del sector de los países europeos, asiáticos y latinoamericanos contemplados en el acuerdo. Que uno de los ejes fundamentales de la campaña de Trump haya sido paralizar estos acuerdos muestra en su dimensión la derrota de estos sectores en la elección presidencial.
Las monarquías del Golfo y los fondos de cobertura pro globalización: Ampliamente conocido es que países como Catar, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait, entre otros, fueron donantes de la campaña de Clinton, como de Al-Qaeda y el Estado Islámico en las guerras en Irak, Siria y Libia. Lo mismo puede decirse de figuras como George Soros, propietario del fondo cobertura Quantun Fondum, con un historial en financiar operaciones de avanzada e intervención en países como Ucrania, China, Rusia, España, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, entre otros. Al igual que las petroleras y la industria militar, si Trump decide desescalar militarmente la confrontación en Rusia y China en Medio Oriente, Asia y América Latina, estas agendas quedan seriamente dañadas.
Los medios corporativos: Para nadie es un secreto que gigantes multimediáticos pusieron un gran capital político en instalar a Clinton como una virtual presidente, y demonizar a Trump como un simple candidato inviable más de la historia norteamericana. No sólo perdieron una gran cantidad de credibilidad, sino que se desvalorizaron como intermediarios para moldear la opinión pública y direccionarla a favor de sus dueños, que en su mayoría son grandes fondos de cobertura y bancos de Wall Street, como es el caso de CNN y New York Times, sólo por citar los más visibles.
Así que si juntamos estos donantes a la mayoría de medios corporativos a favor de Hillary Clinton, podemos encontrar al grueso del complejo militar-industrial-tecnológico y farmaceútico cercano a Wall Street. Lo que representa a la mayoría de pesos pesados del dinero a nivel global. Paradójicamente no jugaron a caballo ganador en las presidenciales, pero sí obtuvieron una amplia mayoría en el Congreso que los represente y presione a Trump a favor de sus políticas.
Como vemos y lo demuestra el llanto del grueso de los medios corporativos, los perdedores de esta contienda están lejos de ser los estadounidenses y cerca de ser quienes moldean el grueso de los patrones de su sociedad.
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