por Jimmie Moglia
“Él era un hombre, para tomarlo todos en todo,
No volveré a ver uno igual.”
Hamlet, acto 1, sc 2
Para muchos en todo el mundo, la muerte de Fidel Castro nos golpea con una sensación oscura, como la que se sentiría por el sonido de la oscuridad. Y aunque se esperaba, había una indeterminada esperanza de que esta noticia podría posponerse a un futuro sin fecha y sin nombre. Pero,
“…… todo lo que vive debe morir,
Pasando por la naturaleza hasta la eternidad”(1)
En algunos países europeos, los artículos de prensa escritos antes de la muerte de alguna figura importante, se llaman “cocodrilos”, reuniendo a los que se lamentan o se regocijan con esa muerte, cuando ocurre.
Y como sabemos, la izquierda histórica europea ha desaparecido, reemplazada por una asamblea de sicofantes, lamedores de traseros de los amos transatlánticos, aplausos confusos de la filosofía neoliberal y regurgitadores de grotescas distorsiones.
En una de esas distorsiones, por ejemplo, ni siquiera se menciona el papel enemigo colonial de los Estados Unidos hacia Cuba. En cambio, Castro es etiquetado como un doctrinario, encaminado a la dictadura absoluta, que se convirtió en un marxista y eliminó a todos sus oponentes. Incluso chocando con las ideas de Che Guevara que se vio obligado a probar suerte en una revolución en otro lugar.
Tampoco se menciona que en algunos campos Cuba es el país más avanzado de América Latina, especialmente la medicina. Incluyendo, por ejemplo, la contribución crítica de Cuba a la derrota del virus Ebola. Y otras innovaciones farmacéuticas únicas, como el único tratamiento disponible que previene la amputación del llamado “pie diabético”. Medicación hasta hace poco disponible en los Estados Unidos debido al asedio de Cuba, generalmente denominado “embargo”.
Por lo tanto, los “cocodrilos” europeos reflejan la cruda negación de la realidad factual, o más bien una realidad orwelliana inspirada en los postulados de post-democracia, post-verdad, post-matemáticas e incluso post-estadística, como lo demuestran las recientes, uniformes y unánimes encuestas de los los medios de comunicación y la academia dando a Clinton como ganadora.
Sin embargo, por un giro inesperado de la historia, la revolución cubana tiene significados tan relevantes hoy como a finales de los años cincuenta. Para la revolución dirigida tanto a las reformas sociales como a la independencia nacional. Tampoco las reformas podrían haber sido posibles sin independencia. Porque la presencia de “los pocos que tenían todo” y “todos lo que no tenían nada” estaba inherentemente vinculada a la política neocolonial (hoy rebautizada neoliberal) del gobernante imperial efectivo, a 90 millas de distancia .
Al igual que hoy, permitiendo un cambio en los tiempos y circunstancias, podemos considerar a la llamada “Unión Europea” como una especie de territorio pre-castrista regido por los Estados Unidos, a través de sus proxies perennes, como lo había sido siempre América Latina , Salvo excepciones recientes. Lo que significa que no puede haber reformas sin volver a la independencia nacional.
Las elites estadounidenses supusieron que la revolución de Castro resultaría en una mínima reestructuración de la administración cubana, dejando intactas las desigualdades masivas, las inmensas tierras privadas, el estado de servidumbre y la economía de bordes. En otras palabras, una revolución naranja para fortalecer una república bananera, una estructura mantenida por los intereses americanos y por los militares, cuando sea necesario, como en todos los demás países latinoamericanos.
Pero “en la reprobación del azar está la verdadera prueba de los hombres” (2). Increíble, desconcertado y sorprendido de asombro ante el giro de los acontecimientos cubanos, los dirigentes estadounidenses desarrollaron la tesis de que la revolución cubana moriría si mataban a Fidel. Y después de su muerte, el odiado socialismo se derrumbaría como una casa de naipes. Como señaló un buen comentarista, la tesis fue también una manera de exorcizar la idea impensable de que un gobierno de inspiración social podría existir a corta distancia de la costa imperial y en las condiciones creadas e impuestas por el embargo.
La élite estadounidense no pudo aceptar, ni mucho menos explicar el consenso popular del pueblo cubano hacia y hacia Fidel Castro. ¿Quién puede olvidar las imágenes de la Plaza de la Revolución en La Habana, llenas hasta el borde por la gente que escucha atentamente la extensa, elocuente ya veces divertida oratoria de Fidel?
Incapaz de crear un ISIS antes de sus tiempos, los EE.UU. se involucraron en una serie de intentos de asesinato, que incluso serían risibles, si no fuera por las muchas personas que murieron en el proceso.
“Que deba morir es una política meritoria;
Pero aún así, queremos un color para su muerte “(3)
O al menos así lo pensaban, cuando organizaron la invasión de Bahía de Cochinos, supuestamente organizada por “revolucionarios” en la nómina de la CIA. Invasión que también mostró, después del hecho, las profundidades a las que fueroncapaces de llegar los responsables del fiasco, para cubrir sus traseros.
Tampoco debemos olvidar la Operación Northwood, destinada a hundir un barco estadounidense, matar a ciudadanos estadounidenses en el continente y acusar a Castro de los crímenes. Como sabemos, Kennedy rechazó el programa y puede haber contribuido a su asesinato. Que, por extensión, también debe decirnos algo sobre quién hizo el 11 de septiembre y sobre el elefante en la habitación, que aparentemente nadie que ostete un cargo puede ver.
Mucho ha sido dicho por los medios occidentales y los gobiernos sobre que Castro ahogó la disidencia. Recuerdo claramente las palabras de Castro sobre el tema. No nos importa – dijo – no condenar o lamentar a las personas que se quejan de este o aquel aspecto del gobierno, porque es su gobierno después de todo. Pero no podemos aceptar a aquellas personas que son pagadas y financiadas por nuestros enemigos para trabajar contra nuestro gobierno.
Después de la experiencia de Ucrania ( “Gastamos 5 mil millones de dólares para convertir a Ucrania en una” democracia “- dijo Victoria – f … k-los-europeos – Nuland), ¿quién podría todavía criticar a Castro por su posición sobre el tema?
Fue acusado de ser un comunista y un aliado ruso. En realidad no lo fue hasta que el imperio intentó la invasión de Bahía de Cochinos. La crisis de misiles, como sabemos, fue a la vez el resultado de la invasión de Bahía de Cochinos y de la instalación en Turquía de misiles nucleares dirigidos a la URSS.
Además, los acontecimientos históricos más recientes han probado ampliamente que el comunismo era una bandera conveniente para ocultar una rusophobia inherente de los Estados Unidos y el Occidente, como es evidente en la postura actual, política y militar hacia Rusia, por los Estados Unidos y sus secuaces. Para una revisión más profunda de este tema vea http://thesaker.is/the-ancient-spiritual-roots-of-russophobia/
Contra Castro, la cabala de los Estados Unidos lo intentó todo y todo fue infructuoso. Eventualmente, esperaban que la caída de la URSS condujera a la caída de Cuba. Hasta el Papa Woytila visitó La Habana, con la esperanza de crear allí otra Polonia. En cambio, casi obtuvo el efecto contrario. Contrario a la implacable propaganda, Castro no reprimió la religión. Pero, como expresó públicamente al Papa, la jerarquía católica, notablemente al comienzo de la revolución, se puso de parte de los opresores, de los guardas de los bordeles y de los dueños de los casinos. La oposición a ciertos líderes religiosos no significa oposición a la religión, dijo Castro. Woytila se vio obligado a declarar, aunque platónicamente, contra el embargo.
Todavía incapaces de explicar el éxito de la revolución cubana, algunos expertos de los medios de comunicación han producido otra teoría. Fue el mismo embargo el que mantuvo vivo el régimen cubano.
Sin embargo, estas explicaciones tardías, el placer exhibido en la muerte de Castro o las reflexiones sobre su régimen son anacrónicos. El sistema que durante 60 años sitió a Cuba y trató de matar a su líder, parece estar hundiéndose en sus propias contradicciones, después de los millones que mató en todo el mundo y la comisión de crímenes indecibles aparentemente interminables. Un sistema tan depravado que lo mejor que podía producir para el mundo era una Clinton y un Trump. Junto con la promesa de nuevos burdeles, nuevos oligarcas, nuevos monopolios del consumismo y nuevos Batistas del siglo XXI. Lo cual debería ser suficiente evidencia de que “algo está podrido en el estado del imperialismo y la economía neoliberal”. (4)
Mientras que en Europa, un parlamento europeo masivamente parásito quiere censurar (leer “bloquear”) canales de Internet políticamente desagradables. Tal vez todavía no se ha hundido en la mente de estas personas que los medios oficiales no son más que un alcantarillado de mentiras y engaños. Y que por cada sitio censurado, incontables más están listos para hacerse cargo.
Fue históricamente ayer cuando sólo hubía, efectivamente, sólo un medio, con un mensaje y una ideología. Las otras voces eran inauditas, porque eran inaudibles. Y la crítica se limitaba a decir metafóricamente, “No es ni puede llegar a tener un buen final: pero me rompe el corazón; porque debo retener mi lengua “(5).
No obstante, sigue siendo cierto que,
“…. Ni torre de piedra, ni muros de bronce batido,
Ni calabozo sin aire, ni fuertes lazos de hierro,
Puede ser retentivos a la fuerza del espíritu “(6)
… el espíritu que ahora se escucha a través del milagro de las comunicaciones electrónicas expandidas.
Terminaré citando textualmente el homenaje a Fidel por George Galloway.
Fidel Castro no murió. Él no está muerto, vive en todos nosotros y en la vida de nuestros hijos, aunque aún no nacidos. Y es por eso que aquellos con dientes de oro, caras de cicatriz están bailando en Miami hoy, porque piensan que van a estar de vuelta a los negocios como lo era antes.
El mayor legado de Fidel Castro es que Cuba nunca volverá a ser el casino de nadie, el burdel de nadie. Es un país libre, gracias a la revolución cubana y su líder Fidel Castro, uno de los mayores seres humanos que jamás haya vivido, que alguna vez caminó por esta tierra.
Tuvimos el privilegio de vivir en su época. Algunos de nosotros tuvimos el privilegio de ser su compañero y amigo y pasar muchas horas con él.
No se ha ido. Hasta la victoria siempre, Comandante Fidel Castro! Presente! ”
1.- Hamlet
2.- Troilus y Cressida
3.- Rey Enrique VI, parte 2
4.- después de hamlet
5.- Hamlet
6.- Julio César
En el encabezado (cita de apertura). El comentario de Hamlet sobre su padre, asesinado por el tío Claudio de Hamlet.
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