por Paul Craig Roberts, en Instituto para la Economía Política. Traducción de Leonardo Del Grosso
El Congreso de los Estados Unidos, por votos casi unánimes, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, ha dejado claro que el Congreso más bien ha destruído al Presidente de los Estados Unidos y aumentado el riesgo de una guerra nuclear, que evitado el conflicto con Rusia normalizando las relaciones. La votación sobre las nuevas sanciones hace inútil para el Presidente Trump que vete el proyecto de ley, porque el mismo pasó por ambas cámaras con mucho más de los dos tercios de votos necesarios para superar el veto presidencial. Lo único que Trump puede lograr con un veto es probar la falsa acusación de que está en componendas con Vladímir Putin.
El nuevo proyecto de ley de sanciones excluye la posibilidad de reducir las crecientes tensiones entre las dos mayores potencias nucleares. También muestra que cualquier interés que tenga el Congreso, si tiene alguno, en reducir la amenaza de guerra y evitar una ruptura con Europa sobre las sanciones, el Congreso tiene mucho más interés en continuar recaudando contribuciones de campaña del poderoso y rico complejo militar/de seguridad y en jugar al creciente odio hacia Rusia que es alentado por los medios de comunicación estadounidenses.
Esta imprudente e irresponsable acción del Congreso de Estados Unidos deja completamente claro que Washington ha elegido intencionalmente el conflicto con Rusia como el principal elemento de la política exterior estadounidense. Tal vez ahora el gobierno ruso abandone su entrañable ilusión de que un acuerdo con Washington puede ser alcanzado. Como he escrito en muchas ocasiones, la única manera en que Rusia puede lograr un acuerdo con Washington es rendirse y aceptar la hegemonía estadounidense. Cualquier resistencia posterior del gobierno ruso contra este hecho obvio indicaría peligrosos engaños por parte del liderazgo ruso.
La hoja de higuera que el Congreso eligió para su violación de los protocolos diplomáticos y el derecho internacional es el desmentida acusación sobre la injerencia de Rusia en favor de Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Una organización de antiguos oficiales de inteligencia de Estados Unidos anunció recientemente que se ha realizado una investigación forense de la presunta piratería informática rusa, y la conclusión es que no hubo ningún hackeo; hubo una fuga interna, y la fuga se copió en un dispositivo y “huellas dactilares” rusas fueron agregadas. No hay ninguna evidencia forense que demuestre ninguna indicación de piratería rusa. http://www.paulcraigroberts.org/2017/07/24/conspiracy-remove-trump-presidency-paul-craig-roberts/
Todo está arreglado, y todos los que acusan sobre hackeo ruso lo saben. No hay diferencia entre la acusación de piratería rusa y la acusación de Hitler en 1939 de que “anoche las fuerzas polacas cruzaron nuestra frontera”, la hoja de higuera de Hitler para su invasión a Polonia.
Que el Congreso usa una mentira descaradamente transparente para justificar su violación del derecho internacional y agravamiento intencional de las relaciones de Estados Unidos con Rusia y la Unión Eueropa demuestra cuán decidido está Washington para intensificar el conflicto con Rusia. Esperen más acusaciones falsas, más demonización, más amenazas.
La guerra está en las barajas.
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