¿Cómo desnazificar a los Nazis?

por Rostisalv Ishchenko

http://actualcomment.ru/kak-nam-obustroit-natsistov.html

Espero que en el presente aquellos que pensaban que la guerra civil ucraniana continuaría durante años e incluso décadas, vean con claridad que el régimen de Kiev y el gobierno de Ucrania caerá dentro de algunos meses, o en el peor de los casos en aproximadamente un año.

La guerra continúa, porque el liderazgo en Kiev, utilizando la inercia habitual de la sumisión de la población y apoyándose en los restos de la maquinaria del Estado, la fuerza bruta y el reconocimiento de la autoridad del estado central, tiene la oportunidad de acumular los recursos restantes (equipos, personas, dinero) y meterlos en el horno de la guerra.

Si no hay, al menos nominalmente, autoridad legítima en Kiev, el ejército no luchará, el Ministerio del Interior se sujetará a las autoridades locales, y cada banda nazi reformada y transformada en “batallón de voluntarios” seguirá las órdenes de su führer y lucharán unos contra otros por el botín. También por el hecho de no ser una fuerza militar organizada, saquearán y cometerán atrocidades en determinadas regiones.

El Ejército de Liberación es capaz de restaurar el orden relativamente rápido. También es posible asegurar la persistencia mínima de los habitantes (en particular con el apoyo de Rusia). Pero una vez que el gobierno nazi, el ejército nazi y las principales bandas nazis se hayan ido, la sociedad seguirá adherida a la ideología nazi, muy arraigada en la cabeza de al menos la mitad de la población.

Mientras tanto, habrá una gran cantidad de armamento. Es fácil aniquilar a las pequeñas pandillas que conduzcan tanques y vehículos blindados. No es difícil aplastar a decenas de cientos de esas bandas. Pero es imposible desarmar a toda una población de 40 millones de habitantes.

Como se puede ver la historia de la primera cosecha de Banderistas ha sido no sólo bien recordada, sino heroizada por la propaganda nazi, los nazis ocultándose y teniendo un número casi ilimitado de armas, podrían empezar a aterrorizar a la gente en los territorios liberados. Persiguiendo a los funcionarios, seguidores y activistas de la nueva autoridad, saboteando y organizando distracciones, al ocultarse los nazis puede convertirse en un mayor y, sobre todo, más duradero problema que la simple acción militar.

Los métodos militares-policiales de lucha contra una resistencia conducida por una ideología tienen resultado eficiente sólo durante un largo período y si los recursos de los nazis en la clandestinidad son limitados. En un país con 2 millones de “civiles” que podrían simpatizar con los fascistas es imposible de erradicar este tipo de movimiento clandestino.

A esta resistencia, como a la hidra de Lerna, le crecerán nuevas cabezas por cada cabeza que se le corte, a pesar del cambio de generaciones. Sus actividades pueden ser limitadas pero no aplastada hasta la extinción. Este esperará por su mejor momento durante décadas como lo hicieron los Banderistas entre 1945 y 2014. Es posible poner fin al banderismo activo y a la resistencia nazi clandestina sólo si las masas dejan de favorecer a la ideología nazi.

No hay tantos nazis comprometidos en Ucrania – varias decenas de miles. Muchos han muerto y muchos morirán en el frente de la guerra civil. Muchos de ellos serán asesinados en medio de la destrucción de las bandas armadas en la que el ejército ucraniano está a punto de desintegrarse. Los cientos de nazis, que ocupan puestos políticos o activamente participan en actividades de propaganda, ya han caído bajo acusaciones penales. Si sobreviven, serán encarcelados por mucho tiempo o para siempre. Es imposible encarcelar o matar a millones. Mejor dicho, técnicamente, sí, es posible, pero los costos morales, materiales y políticos serán demasiado altos, y el resultado no va a justificar esos costos.

Es por eso que los millones, que se regocijaron con las noticias de los “escarabajos Colorados fritos” a través de las redes sociales y que exigieron aniquilar las ciudades del Donbás junto con su población (porque en su opinión, “no había civiles”), no arriesgaban nada: a pesar de que sus acciones son amorales, sin embargo carecen de los elementos de un crimen. Al mismo tiempo, esas millones de simpatías para con los nazis (que se considera ausente en Ucrania) son el caldo de cultivo para que el movimiento clandestino nazi se integre a él. De tal manera que llega a ser inalcanzable y extremadamente duradero.

Ellos, los millones, por supuesto aceptarán una nueva ideología y razonarán basándose en las noticias de televisión. Pero esto no evitará que sean fieles al “sueño europeo”, que les ha sido robado por el pueblo del Donbás. La guerra siempre morará en los que participen en la guerra; ellos siempre se considerarán a sí mismos héroes. Los soldados mutilados, cuyo número asciende a miles de personas y sigue creciendo, no le van a decir a sus hijos que perdieron extremidades, habiéndose dejado estúpidamente arrastrar a la pelea equivocada. Ellos hablarán tonterías del “sueño europeo”, hordas de “terroristas del Donbás” y de quintillones de tropas regulares de la Federación Rusa contra las que sólo unos pocos combatientes (“cyborgs”, “héroes Kruty”, “los 300 espartanos”) siguieron de pié.

La marginaciçon es un medio Nazi. Al contarle a sus hijos y nietos sobre méritos más allá del deber, a las víctimas más comunes de 4 oleadas de movilización, que están muy lejos de la ideología nazi, les impresionará el sentimiento de marginalidad (enemistad hacia el estado y la sociedad) en sus mentes. También inculcará el deseo de repetir la “explotación” de los padres y abuelos y de “liberar” la Patria no reivindicada en la generación joven.

Esta influencia no observable de las leyendas de la familia no ha dejado que los Ucranizadores opriman el espíritu ruso en Ucrania en 3 décadas de era post-soviética. Pero la misma imperceptible influencia de las leyendas familiares permitió a los Banderistas sobrevivir 70 años y mostrarse al inicio del siglo 21. Estas son capaces de mantener las ideas neonazis de los ucranianos durante décadas enteras y proporcionar la base para que los nazis se oculten.

Uno no puede atrapar/encerrar/dispararle a todos ellos, teniendo en cuenta que parecerán ser iguales, estarán viviendo junto a ti desde hace años, hablando el mismo idioma.

La única manera de erradicar rápidamente el nazismo o cualquier otra ideología es que sea impopular entre la sociedad y haciendo ver a los portadores de esta ideología como inadaptados que están destinadas al fracaso y al olvido. En realidad, la ideología comunista fue aniquilada exactamente de esta manera desde la disolución de la Unión Soviética. Como resultado, las encuestas realizadas en todos los antiguos estados soviéticos muestran que, con respecto a los asuntos de su interés, la mayoría de la población simpatiza con la agenda del ala de izquierda. Sin embargo, la población en general vota por el ala de derecha, porque es una especie de obscenidad apoyar a los izquierdistas.

Así que, estamos familiarizados con la tecnología. Por otra parte, sabemos que el principal objetivo como audiencia son: los jóvenes. Que los miembros de las hitlerjugend Ucranianas con edades de 14 a más años son más difíciles de reeducar, que los niños más pequeños y los adolescentes, especialmente los niños menores de 10 años, son fuertemente dependientes del ambiente social existente. Al implementar actividades de propaganda más o menos adecuadas, no será posible para ninguno de los padres revelar a un niño que él o ella estuvo matando niños en Donetsk, que él o ella estuvo destruyendo el país causando hambre, desempleo y desorden a un estado sin problemas profundos.

Era vergonzoso tener un pasado nazi en la Alemania e Italia de la posguerra, es decir, a partir de 1945. El sentimiento anti-nazi en esos países es uno de los más fuertes. Por ejemplo en Alemania aún no se permite apoyar públicamente el neonazismo, a diferencia de en Polonia donde hay la libertad de hacerlo. Los polacos quedaron entre las víctimas de la agresión de forma circunstancial, no tenían que ser desnazificados. Ellos no estaban avergonzados.

La primera tarea es dar a la sociedad un punto de referencia moral, mostrarles el lado sórdido del régimen actual en Kiev, para que así ningún ser humano en su sano juicio pueda admitir que él o ella voluntariamente lo apoyan.

Hay una segunda tarea, y los alemanes también la hicieron.

De repente resultó que no había nazis en el país que apoyó a Hitler incluso después de su muerte y que reaccionó sólo debido a la derrota decisiva de sus fuerzas armadas y la ocupación total de su país. Quiero decir, algunos murieron en las batallas, algunos fueron ejecutados, algunos fueron encarcelados, algunos lograron escapar, pero el resto pasó a ser antifascista. millones, decenas de millones de antifascistas, secretos “destructores del régimen”. El pueblo alemán experimentó tal shock cultural que ellos (estando en su sano juicio) no podían admitir que habían apoyado al régimen nazi. Se convencieron a sí mismos de que, aunque en silencio, interiormente, lucharon contra el nazismo. Resultó que incluso los millones de soldados de primera línea “no defendían a Hitler, si no a Alemania”.

Es indispensable dejar que los “luchadores” de las redes sociales partidarios de los nazis ucranianos, cómplices del golpe de Estado, se sienten los opositores al régimen. Ellos encontrarán un pretexto por su cuenta. Si un “veterano agente antiterrorista” le dice a su nieto que perdió la mano defendiendo al Donbás de la horda nazi o que sufrió quemaduras no en un tanque que fue incendiado cuando asaltaba Slavyansk, sino en una línea de fuerzas especiales “Berkut” desarmadas que contuvo a militantes fuertemente armados, sin duda no será justo con respecto a la necesaria condena (al menos a la condena moral), pero se avanzará en la desnazificación de la sociedad. Una persona, que le cuente a su hijo acerca de cómo él o ella luchó contra los nazis, nunca será capaz de abogar por el nazismo de nuevo. Es posible que lo haga a pesar de la desaprobación pública. Es imposible que supere la reprensión de los propios descendientes, hijos y nietos.

En 1979 fue ejecutada Makarova Antonina M. (alias – Ton’ka la tiradora de la Ametralladora). Ella colaboró con los alemanes nazis en la llamada “República Lokot” en la región de Bryansk. En 1942 la mujer mató a tiros a más de 1.500 personas. Antonina crió 2 hijas que llegaron a ser verdaderas ciudadanas soviéticas que odiaban a los nazis y a los colaboradores de los nazis. Las chicas fueron sacudidas al saber que de hecho su madre no fue una honorable combatiente soviética en las trincheras, sino una colaboradora y carnicera nazi. La Sra. Makarova trabajó duro en el tiempo de la posguerra; sus fotos nunca salieron del cuadro de honor. Y este no es sólo su caso. Muchos colaboradores, de traidores pasaron a ser ciudadanos soviéticos correctos, muy buenos trabajadores. Exactamente esto jugó en su contra. Los testigos de sus crímenes les reconocieron precisamente por las fotos en los cuadros de honor, imágenes de periódicos, etc.

Es imposible vivir con una máscara durante décadas. La mayoría de esas personas simplemente reemplazaron psicológicamente su verdadera biografía por una fabricada. Todos los hombres son responsables de inventar explicaciones para sus malas acciones, y esas explicaciones incluso justifican y prueban los delitos de ser necesario. Las trampas son mal representadas como heroísmo. La persona comienza a creer la versión inventada. Este proceso es más rápido en la conciencia de masas. Ya en 2005 más de la mitad de los habitantes de Kiev que participaron en el primer Maidan afirmaron que salieron a las calles no para apoyar a Yuschenko, que Yuschenko los traicionó, que los políticos “naranja” eran todos una escoria, que nunca irían a protestar en Maidan. Sin embargo, en 2013 las personas de nuevo fueron al Maidan. Toda la plana mayor de la elite de Ucrania, con raras excepciones, son ex miembros del Partido Comunista de la Unión Soviética (como Kravchuk y Kuchma que ocupaban puestos de responsabilidad en el partido) o líderes (como Turchinov) de la Komsomol (Unión de Jóvenes Comunistas). Lo más importante es que, si ellos se despiertan mañana por la mañana y descubren que la Unión Soviética ha sido revivida milagrosamente, lo primero que van a hacer es ir a un comité de distrito del partido y demandar que le vuelvan a emitir su carnet de membresía del partido.

Me gustaría señalar una vez más que sólo cierta gente, completamente lisiada (generalmente enferma mental) puede hacer el mal y estar orgullosa de ello. La mayoría de las personas se pasan al lado oscuro a causa de su propia falta de carácter y lo olvidan con gusto, si la sociedad se los permite.

Por eso parece necesario combinar las siguientes medidas:

– un severo castigo para los líderes y organizadores del golpe de Estado, así como para los flagrantes criminales de guerra y sádicos (creo que es bueno posponer el restablecimiento de la justicia ordinaria en los territorios liberados por varias semanas, para que las personas gestionen la imposición de su propia sentencia sobre los criminales, si es su voluntad);

– ejecutar sin piedad a los nazis y a los matones que se nieguen a dejar las armas después del colapso del ejercito y las instituciones del estado;

– intensa propaganda anti-nazi exponiendo todos los horrores de los crímenes nazis (sin miedo a ir demasiado lejos con eso y no distraerse de ella por temas de tendencia pasajeros);

– gerenciar el olvido de los patrones de comportamiento de muchos jóvenes y “voluntarios” que fueron utilizados como carne de cañón por los dictadores, dándoles la oportunidad de olvidar su pasado y criar correctamente a sus hijos.

Por supuesto, sería genial aplicar los métodos de la URSS que no perdonó ni a los que se habían unido a los escuadrones de castigo o política auxiliar, ni a los que habían favorecido de palabra la ocupación alemana (sin importar si era por la palabra escrita o verbal).

Los franceses tomaron medidas más drásticas. Colgaron a los oficiales ordinarios de la ciudad, quienes sirvieron en el gobierno de Vichy (por cierto, este gobierno era totalmente legal y actuó de conformidad con la Constitución y las leyes de Francia). Pero ni la URSS, ni Francia se enfrentaron a la guerra civil (cuando la mitad de la población pelea contra la otra).

La guerra civil termina con la victoria de uno u otro partido. No hay ninguna duda de que vamos a ganar. Sin embargo, el otro bando no se desvanecerá. Es imposible eliminarlo. Desde que empezó la guerra civil, es evidente que cada bando se apoya en un notable porcentaje de ciudadanos (la mitad), de lo contrario la mayoría suprimiría a la minoría. Aquí tienen la masacre de las minorías en Ruanda (1994 genocidio detenido debido a la llegada de las fuerzas de paz) y Camboya (1975-1979 genocidio que terminó después de la invasión vietnamita). Esto no es aceptable para Europa (por cierto, esas masacres en África y Asia no arreglaron nada, mientras que las personas que las iniciaron y lideraron fueron asesinadas en un corto período de tiempo).

De aquí que, en cualquier caso, tenemos que llegar a un acuerdo. Pero el acuerdo no puede ser en una sola vía. No puede haber ningún compromiso ideológico con el nazismo. Así que, el movimiento nazi, que actualmente considera que Ucrania está limpia de nazismo, una vez que hayamos ganado, primero debe convencerse de que no, no es así, y en segundo lugar que estuvo luchando contra su nazismo cuando y donde fue posible.

De lo contrario, esta guerra ensombrecerá durante décadas. Incluso a la tercera generación, los revanchistas estarán listos para tomar ventaja de cualquier de nuestros problemas con el fin de vengarse.

Si no puedes matar al portador de la ideología, mata a la ideología. Es difícil, pero es lo único que se puede hacer.

Rostislav Ischenko, presidente del Centro de Análisis de Sistemas y Previsión, exclusivamente para “Timely comments”

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