por Cecília Figueiredo. En Brasil de Fato. Traducción de Pilar Troya
Especialistas hicieron la evaluación durante el seminario “Soberanía Nacional y Mercado Global: ¿qué está en juego?
Brasil asumió la condición de “provincia sumisa”. Esa es la evaluación hecha por el embajador Samuel Pinheiro Guimarães Neto. Él habló durante el seminario Diálogos en Construcción, en el auditorio del Centro Cultural de Brasilia, en el Distrito Federal, que debatió “Soberanía Nacional y Mercado Global: ¿qué está en juego?”.
“En todo momento se permitió la entrada del capital extranjero en la salud, en la educación, sin nada a cambio. Y ahora pasamos a un nivel más acentuado, con las declaraciones de cambio de la Embajada de Brasil a Jerusalén. Solo dos países tenían embajadas en Jerusalén, EUA y Guatemala”, citó Samuel Pinheiro, que fue secretario general de Relaciones Exteriores de Brasil y ministro jefe de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la República en el gobierno de Lula.
En opinión del diplomático, acciones como esa son para “agradar, alinearse indecorosamente” al imperio norteamericano.
Al rescatar la historia de los imperios, él cita a los Estados Unidos como imperio que impone sus métodos para preservar su soberanía en el proceso de globalización. Proceso, según él, que se contrapone a la soberanía, por ser conducido por las multinacionales que actúan a escala mundial, “pero fuertemente apoyadas por sus Estados sede”.
Organizado por el Observatorio de Justicia Socioambiental Luciano Mendes de Almeida (OLMA), durante el evento se debatió el clima de división ideológica e intolerancia política que se adueñó de Brasil, en un ambiente de crisis económica, social y política. Tuvo también la participación del economista y ex coordinador del área de pensiones del Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA), Guilherme Costa Delgado.
En el evento, mediado por Padre J. C. Aleixo, Guimarães, que fue también representante general del Mercosur en el primer gobierno de Dilma, entre 2011 y 2012, habló sobre el concepto de soberanía, imperio y la desregulación de las naciones para la acción de las multinacionales, que son los agentes conductores de las reglas para la apropiación cada vez mayor del producto mundial.
“Los Estados Unidos apoyan a sus empresas en sus actividades. Japón también, así como Alemania y Francia. Aquí, en Brasil, consideramos criminal el apoyo del Estado a las empresas brasileñas. No consideramos criminal el apoyo del Estado a las empresas extranjeras”, comparó el embajador.
Mercados estratégicos
El economista Guilherme Costa Delgado presentó también en el seminario elementos del proceso de desestructuración de la soberanía. Según él, hay una internacionalización de cuatro mercados estratégicos para la soberanía: petróleo, agua, minerales y tierra. “Tenemos una peculiar forma de desestructuración territorial de la soberanía clásica de los Estados”, afirma.
De acuerdo con el investigador, la elaboración de una legislación específica, aún en el gobierno de Lula, sobre concesiones de petróleo establecía al Estado brasileño como propietario y soberano del territorio. Lo que, según él, en el reparto de las ganancias extraordinarias por la explotación del recurso natural petróleo – la diferencia entre el precio de mercado y el precio de producción – mitad quedaba para el Estado y otra mitad para la empresa concesionaria, ganadora de la licitación.
“Esa es una forma de hacer el juego de autonomía con el imperio, entre los sumisos y los rebeldes; y fue parcialmente quebrada en el gobierno de Temer, con el cambio del principio de que tendría que haber un operador único y la apertura de concesiones a precios extremadamente bajos”, explica.
De acuerdo con la promesa del futuro gobierno se harán nuevos cambios en la Ley de Reparto, para volver a la ley de concesión antigua, evitando riesgos a los concesionarios. “Por lo tanto, renuncia completamente a las ganancias extraordinarias. Ese es un tipo de internacionalización de la soberanía económica”.
El otro tipo de internacionalización, que él alerta en el debate, es de la empresa holding abastecedora de energía eléctrica, Eletrobrás. “Al realizar la privatización de la Eletrobrás, además de la dependencia de las inversiones de las gestiones para ampliación de ese sistema, principalmente [estarán privatizando] todos los reservorios de agua, necesarios para la producción de energía. Es la privatización de aguas, concentradas en Brasil entero”.
Guimarães aclaró a los participantes que la justificación de la privatización de la Eletrobras para atraer nuevas inversiones es falsa. “Empresas tienen interés de maximizar las ganancias. Al privatizar las empresas hay un aumento de las tarifas. Es algo que ciertamente van a hacer, para aumentar las ganancias. Quiere aumentar la ganancia tiene que aumentar la capacidad instalada (producción). Las ganancias van al exterior, si la empresa es extranjera”, añade.
Guilherme Delgado comentó que hay una fuerte dinámica de privatización de recursos naturales, que no era usual en las relaciones internacionales.
El economista citó también la amenaza de privatización de las reservas minerales. Él recuerda que ya hubo, por parte del gobierno de Michel Temer, una tentativa de apertura de la explotación de las mineras, de la Reserva Nacional de Cobre y Asociados (Renca) – situada entre los Estados de Pará y Amapá, impedida por la acción de los ambientalistas. “La reserva es mayor que el estado de Rio Grande do Norte. Tiene más de 52.000 kilómetros cuadrados, reservas de oro, cobre”.
El también puntuó la internacionalización del mercado de tierras. “El Proyecto de Ley 4.062, de 2012, de los ruralistas, que prevé la posibilidad de compra de cualquier porción del territorio, inclusive en la frontera, por personas jurídicas con mayoría de capital extranjero, llamadas empresas brasileñas de capital extranjero si tuvieran 0,1% de capital nacional”.
En este sentido, las decisiones de contenciosos pasarían al sistema judicial del país adquirente. “Da un cierto nudo en la cabeza, porque los promotores de esa idea piensan en hacer lotizaciones, debidamente registradas, ofertadas en las bolsas internacionales como commodities. Transformar a la tierra en activo transaccional”.
Para el economista, Brasil estaría migrando de una relación autónoma, en el juego de la provincia con el imperio, durante el gobierno de Lula, hacia una posición de sumisión pura, a partir de los gobiernos de Temer y Bolsonaro.
Esos mercados, de tierras, aguas y campos petroleros inciden básicamente en la existencia de un territorio, sobre el cual incide la soberanía [del Estado]. Cuando usted renuncia al propio territorio, la soberanía se vuelve ficticia”.
Era de la ignorancia
Por el análisis de Pinheiro Guimarães, la integración sudamericana y los BRICS– grupo de cooperación formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica – irritaron enormemente al imperio. El inicio de la derrocada de los gobiernos progresistas. “Pero, el proceso de golpe comenzó con la AP 470, porque querían prender a Lula, pero no lo consiguieron. Un absurdo, sin pruebas. Reorganizó el Instituto Millenium. La presidenta destruyó la base parlamentaria. Hubo el impeachment [Dilma Rousseff] y llegamos a la era de la ignorancia”, sintetiza.
Para él, el futuro gobierno desconoce los temas, no tiene experiencia administrativa, es voluntarista y el proyecto liberal es retrógrado. “La política externa será de inspiración divina”, ironiza.
Mientras tanto, apuesta que el futuro gobierno ya fue delegado al general Mourão y ve divisiones dentro de las Fuerzas Armadas, con visiones más ponderadas.
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