Buscando la reelección, Biden arriesga una guerra

Eduardo Jorge Vior para o Blog Saker Latinoamérica e Telam – 13 de agosto de 2023

Para el analista internacional Eduaro J. Vior, el presidente estadounidense provoca a China e insiste en Ucrania, cuando la buena situación económica no influye en su chance electoral y la persecución judicial mejora la imagen de Donald Trump
Aunque los pronsticos no lo favores Biden a los 80 busca un segundo mandato Archivo AFP
Aunque los pronósticos no lo favores, Biden -a los 80- busca un segundo mandato. (Archivo AFP)

Los buenos indicadores de la economía norteamericana no se están revirtiendo positivamente en las chances electorales del presidente Joe Biden, quien además está acosado por las denuncias por corrupción contra él y su familia.

Por el contrario, el expresidente Donald Trump está aprovechando la persecución judicial contra él para pulir su imagen. El mandatario, entonces, fuga hacia adelante redoblando su apuesta en Ucrania y provocando a China, para que ésta invada Taiwan y justifique un ataque de Estados Unidos. El mundo está en riesgo de tener que pagar la campaña electoral estadounidense con su propia destrucción.

Durante un acto para la recaudación de fondos para su campaña en Salt Lake City -estado de Utah-, el presidente Biden calificó el jueves a China de “bomba de tiempo” debido a sus problemas económicos, entre ellos el débil crecimiento: “tienen algunos problemas. Eso no es bueno, porque cuando la gente mala tiene problemas, hace cosas malas”, dijo el mandatario. “China crecía al 8% anual, pero ahora se acerca al 2%”, afirmó.

En realidad, los datos oficiales de China muestran que la economía de ese país creció un 4,5% en el primer trimestre y un 6,3% en el segundo, con un aumento del producto interior bruto de sólo el 0,8% entre abril y junio respecto al trimestre anterior, tras una expansión del 2,2% en el primer trimestre. El Presidente, empero, no se inmutó cuando los medios lo corrigieron.

La de Utah fue la tercera provocación a China en una misma semana y siguió a la firma el miércoles de un decreto que prohíbe a empresas estadounidenses hacer en China nuevas inversiones en tecnologías sensibles como los semiconductores. Esta fue la segunda. La semana había comenzado el lunes con una primera provocación, cuando el Presidente firmó la Ley de Implementación del Primer Acuerdo Comercial entre Estados Unidos y Taiwán con el objetivo de impulsar los lazos económicos bilaterales. Beijing condenó la firma del acuerdo, porque “China se opone firmemente a toda interacción oficial de cualquier forma entre la región china de Taiwán y los países que tienen relaciones diplomáticas con China“,  declaró la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Mao Ning.

La República Popular está furiosa porque las tres provocaciones parecen ser parte de un plan para impulsar la declaración de independencia de la isla secesionista, obligando a Beijing a invadirla, lo que justificaría una intervención norteamericana en su defensa.

El próximo 13 de enero se realizará en Taiwán la elección presidencial y el actual vicepresidente Lai Ching-te, del Partido Democrático Popular (DPP, por su nombre en inglés) tiene todas las chances de ser el vencedor sobre el segundo mejor posicionado, Hou Yu-in, del Kuomintang (KMT). Mientras que el DPP aspira a declarar la independencia de la isla, el KMT lucha por la reunificación pacífica con el continente. En reiteradas oportunidades la República Popular ha declarado que una declaración de independencia es inaceptable y será reprimida con la fuerza militar. El presidente Biden, por su parte, ha anunciado ya varias veces que su gobierno defenderá la isla, si es atacada por Beijing.

Esta solidaridad sin cortapisas preocupa a los mandos militares norteamericanos, ya que alienta el separatismo del DPP y compromete a Washington a seguir a los independentistas taiwaneses en cualquier aventura, cuando todos los cálculos indican que una guerra contra China es imposible de ganar y produciría inconmensurables pérdidas en ambos bandos. Ni hablar de si se usaran armas atómicas.

Entonces, ¿por qué juega el Presidente con fuego? La respuesta hay que buscarla dentro de Estado Unidos. Desde la primera elección que ganó Bill Clinton en 1992 se impuso el slogan “Es la economía, estúpido”. Esta simple consigna ha presidido la estrategia de toda campaña presidencial con el supuesto de que basta poner algo de plata en los bolsillos del pueblo, para ganar la elección. Sin embargo, aunque las cifras económicas actuales son sólidas, el gobierno tiene índices de aprobación muy bajos. En un momento en que el derecho al aborto es el tema electoral más candente y el ex presidente Trump sigue en el centro de la escena política, la economía ha dejado de ser la preocupación principal de los estadounidenses.

Los republicanos percibieron rápidamente el cambio de tendencia y adecuaron sus mensajes. Siguen argumentando que la economía atraviesa dificultades, pero centran sus ataques en la corrupción que rodea los negocios de Hunter Biden, el hijo mayor del presidente. En esta línea el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy (republicano por California), anunció la decisión republicana de seguir adelante con la preparación de un juicio político contra el presidente.

Como parte de esta campaña de demolición de la imagen presidencial el pasado miércoles 9 los representantes republicanos en el Comité de Supervisión de la Cámara informaron sobre más de 20 millones de dólares en pagos que empresarios de Rusia, Ucrania y Kazajistán enviaron a la familia Biden y a sus asociados mientras Joe Biden era vicepresidente (2009-17). Por ejemplo, los registros muestran que la empresaria hotelera rusa Ielena Baturina transfirió en febrero de 2014 3,5 millones de dólares a Rosemont Seneca Thornton, una empresa fantasma perteneciente a Hunter y a su socio de entonces, Devon Archer. Tres cuartos de millón de dólares se pagaron directamente a Archer y el resto se destinó a financiar una nueva empresa, Rosemont Seneca Bohai. Curiosamente, Baturina no fue nunca incluida en la lista de oligarcas rusos sancionados por el gobierno norteamericano.

“Durante la vicepresidencia de Joe Biden, Hunter Biden vendió su filiación como ‘la marca’ para cosechar millones de los oligarcas de Kazajistán, Rusia y Ucrania. Al parecer, no se prestaron servicios reales, salvo el acceso a la red de Biden, incluido al propio Joe Biden, y Hunter Biden parece haber cumplido”, dijo el presidente del comité, James Comer (R-Kentucky). “Está claro que Joe Biden conocía los negocios de su hijo y le permitió que lo usara como ‘la marca’ vendida para enriquecer a la familia Biden, mientras era vicepresidente de Estados Unidos”, agregó.

Como contracara de esta erosión de la candidatura de Biden, la de Donald Trump no para de crecer. El 11 de agosto el promedio de las encuestas daba al gobierno de Biden 54,2% de desaprobación contra el 41,2% de aprobación. En tanto, en la puja por la candidatura republicana para la elección presidencial de noviembre de 2024 Donald Trump aventaja al gobernador de Florida Ron De Santis por 54,2% contra 15,1%. Ninguno de los demás precandidatos supera el seis por ciento de la intención de voto. Por su parte, el 8 de agosto el promedio de las encuestas mostraba que el 65,1% de los encuestados piensa que el país se mueve en la dirección equivocada contra el 24,6% que aprueba el rumbo actual.

Este ascenso de la popularidad de Trump se correlaciona directamente con la persecución judicial que sufre. El 3 de agosto pasado el expresidente se declaró inocente de cuatro cargos federales relacionados con sus presuntos esfuerzos por anular los resultados de las elecciones de 2020. El exmandatario fue acusado como parte de la investigación del fiscal especial Jack Smith sobre este intento seguido por el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021. Para muchos analistas la acusación contra Trump muestra la intervención judicial en el proceso electoral, pero las encuestas indican que los múltiples casos penales contra el expresidente han fortalecido su control sobre la nominación presidencial republicana y no afectan su chance electoral en 2024.
Otros observadores refieren que el “Estado profundo”, incluido el abogado Merrick Garland y el fiscal Jack Smith, está aterrorizado por la perspectiva de que Trump pueda ganar el segundo mandato presidencial. Para evitarlo, ellos y muchos otros fiscales han determinado una estrategia de “guerra legal” para desacreditarlo como candidato.

El objetivo no sería encarcelar al expresidente, sino maniatarlo legalmente a lo largo de 2024, para que no pueda hacer campaña de manera efectiva y que todo el debate se concentre en la criminalidad de Trump, en lugar de en el desempeño de Biden como presidente. No casualmente la acusación contra Trump se hizo pública un día después de que se descubriera que el presidente Joe Biden había traficado con su influencia para ayudar las actividades empresariales de su hijo Hunter.

La politización de un sector de la Justicia es evidente para todos los norteamericanos y lo está favoreciendo a Trump más que perjudicándolo. El expresidente está acusado de sabotear la democracia, de llevarse y esconder en su casa cientos de documentos clasificados tras dejar la Casa Blanca, de falsificar documentos fiscales para ocultar el soborno a una actriz con quien había mantenido una relación extramatrimonial y de cometer fraude financiero con su negocio inmobiliario. Como parte de la campaña también fue condenado por abusar sexualmente de una mujer y, años más tarde, difamarla cuando ella lo denunció.
Sin embargo, el veterano líder conservador sigue liderando las encuestas de su partido y está técnicamente empatado con Joe Biden en las encuestas para la elección presidencial.

“Necesito una imputación más para asegurar mi elección”, posteó Trump en su red Truth Social horas antes de acudir al tribunal de Washington. Si las presidenciales se celebraran hoy mismo, se repetiría el empate electoral de 2020 y el resultado sería, cuanto menos, igual de ajustado. Por ejemplo, la última encuesta de Morning Consult del martes 8 da a Biden 43 puntos contra 42 para Trump. Los demás sondeos de opinión indican el mismo resultado. Curiosamente, Estados Unidos debe ser el único país del continente en el que el law fare favorece más a sus víctimas de lo que las perjudica.

Más por la inhabilidad de sus contrincantes que por su propia capacidad, Donald Trump se reafirma como único desafiante del poder oculto que rige Estados Unidos. Al persistir en el vaciamiento de las instituciones democráticas del país, empero, los defensores de Biden hacen muy evidente que están tratando de tapar los negocios corruptos de la familia presidencial en Europa Oriental y opacan sus buenos resultados económicos.

En una nueva vuelta de la espiral, entonces, la Casa Blanca redobla su empantanamiento en la guerra contra Rusia en Ucrania y abre la puerta para una guerra contra China que todos los expertos desaconsejan. Esta combinación de autoritarismo, corrupción, aventurerismo y amateurismo puede salirle muy cara al mundo.


Eduardo J. Vior é um veterano sociólogo e jornalista independente, especialista em política internacional, professor do Departamento de Filosofia da Universidade de Buenos Aires (UBA).

Be First to Comment

Leave a Reply

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.