Por Stratediplo
Los economistas dicen que el euro está cayendo. Ya que las monedas no se evalúan más en términos de oro sino en comparación con otras monedas, quieren decir que el euro se está despreciando frente al dólar.
Eso no se puede explicar por Grecia, cuyo producto interior bruto representa el 1,9% del PIB de la zona euro (242 mil millones de dólares contre 12750 mil millones en 2013): aún una desaparición total de la economía greca no amputaría la economía de la zona euro por más de un 2%.
No se puede explicar por rumores de posibles proyectos de “quantitative easing” (impresión monetaria), en comparación con un dólar que, por su parte, fue objeto de una real y activa política de quintuplicación de su base monetaria (+400%) desde 2008, representando una duplicación de la base monetaria cada tres años: es practicamente imposible imprimir bastantes euros para equiparar el monto de dólares impresos estos seis últimos años, sin hablar de aumentar la masa monetaria del euro más rápidamente que la del dólar. En otras palabras, cada año hay mucho más dólares en circulación por cada euro que el año anterior.
No se puede explicar por la amenaza de una futura deflación, que no tocaría menos a Estados Unidos de América que a la zona euro.
Ninguna de esas explicaciones presentadas por economistas puede justificar una seria pérdida de valor del euro frente al dólar, por el contrario un estudio más profundizado respaldaría una desvaluación del euro frente al dólar.
La única explicación es el nuevo y fuerte ataque contra el euro de parte de Estados Unidos, que se va a amplificar en los dos meses venideros, con el objetivo de distraer la atención de la declaración, por Estados Unidos, de su insolvencia, de la total pérdida de control sobre su deuda y del abandono de cualquiera moderación, que llegará (discretamente) en marzo, por medio de la eliminación definitiva de su famoso techo de endeudamiento (“debt ceiling”).
Si el euro sigue bajando respecto al dólar, no será por razones económicas sino políticas: la incapacidad (o ausencia de voluntad) de las autoridades europeas para explicar los números reales, y ripostar a la guerra de comunicación. Porque se trata de una guerra, como la contra Rusia, que destruye más bienes que los bombardeos franceses sobre Libia en 2011. Y esta guerra se va a intensificar.
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