por Gobierno de la República Popular Democrática de Corea
La presente declaración, de fecha 7 de agosto de 2017, fue distribuida como documento de la Asamblea General de las Naciones Unidas (con nomenclatura A/71/1011-S/2017/687).
El 6 de agosto, los Estados Unidos de América urdieron en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la “resolución sobre sanciones” 2371 (2017), que tiene por objeto bloquear completamente el desarrollo económico de la República Popular Democrática de Corea y el mejoramiento de los medios de vida de su población y en la cual los ensayos de lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales realizados por la República Popular Democrática de Corea se califican de “amenaza para la paz y la seguridad internacionales”.
A todos los efectos, esa “resolución sobre sanciones” surge de los diabólicos intentos de los Estados Unidos por aislar y ahogar a la República Popular Democrática de Corea, viola su soberanía de forma flagrante y plantea un claro desafío al país.
El acceso de la República Popular Democrática de Corea a la fuerza nuclear más poderosa es una medida justa y legítima de defensa propia para proteger la soberanía del país y el derecho de la nación a existir ante los actos despóticos y arbitrarios de los Estados Unidos, que, durante bastante más de medio siglo, se han encargado de aplicar una política de hostilidad extrema y plantear amenazas nucleares contra la República Popular Democrática de Corea.
La República Popular Democrática de Corea, con los ensayos de lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales que ha realizado sucesivamente, envía una severa advertencia a los Estados Unidos, que, como se encuentran atrincherados al otro lado del Pacífico, se atreven a llevar a cabo con temeridad peligrosos actos de provocación militar y una rastrera campaña para imponer sanciones contra la República Popular Democrática de Corea.
Los Estados Unidos, en lugar de aceptar la existencia de la República Popular Democrática de Corea y aprender a coexistir con ella, actúan cada vez con más desesperación y frenesí. Están tratando de llevar a la península de Corea al borde de la guerra nuclear realizando descontroladamente ejercicios con misiles contra la República Popular Democrática de Corea y desplegando en la península equipo estratégico a gran escala.
En este contexto, los Estados Unidos manipularon al Consejo de Seguridad para que improvisara la “resolución sobre sanciones” más abyecta de la historia, que incluso prohíbe totalmente actividades comerciales e intercambios económicos normales, poniendo así de manifiesto ante el mundo entero la pérfida intención de los Estados Unidos de aniquilar la ideología y el sistema de la República Popular Democrática de Corea y exterminar a su población.
Por otro lado, los Estados Unidos arman un escándalo tras otro sin pararse a pensar siquiera, pues también han tenido la insolencia de indicar que supuestamente están considerando la “opción militar” contra la República Popular Democrática de Corea.
Hay países en que las ridículas amenazas de los Estados Unidos surten efecto y hay países que se postran ante sus fanfarronadas.
Los Estados Unidos, que afirman ser la “única superpotencia mundial”, y nuestros vecinos, que prácticamente tienen el mismo tamaño que los Estados Unidos, están armando un gran alboroto, aullándose unos a otros por el terror que les inspiran los dos insignificantes ensayos de lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales realizados por la República Popular Democrática de Corea. Su desesperación no hace sino aumentar nuestro orgullo por el poderío de nuestro país y refirmar nuestra fe en que el camino elegido es la única manera de sobrevivir y prosperar.
La República Popular Democrática de Corea ya ha conseguido todo lo que necesitaba y todo lo que podría desear tras una ardua lucha bajo el extremadamente grave régimen de sanciones creado por numerosas “resoluciones sobre sanciones” de las Naciones Unidas aprobadas a lo largo de los últimos decenios por instigación de los Estados Unidos. Es inútil pensar que la República Popular Democrática de Corea se inmutará en lo más mínimo o cambiará de postura por el nuevo tipo de sanciones que le han impuesto las fuerzas hostiles.
Los Estados Unidos podrán realizar actos de provocación a gran escala contra la República Popular Democrática de Corea en todos los ámbitos políticos, económicos y militares, pero nada podrá cambiar la voluntad y la determinación de nuestro ejército y nuestro pueblo de responder a esas provocaciones adoptando firmes medidas de represalia.
A fin de afrontar la grave situación originada por los actos desesperados de los Estados Unidos y otras fuerzas hostiles, el Gobierno de la República Popular Democrática de Corea declara solemnemente lo siguiente.
En primer lugar, la República Popular Democrática de Corea condena rotundamente y rechaza en su totalidad la “resolución sobre sanciones” improvisada por los Estados Unidos y otras fuerzas hostiles y aprobadas en su contra por el Consejo de Seguridad, que atenta sin miramiento contra la soberanía del país.
La República Popular Democrática de Corea está adoptando medidas para reforzar su mecanismo de disuasión nuclear en legítima defensa como respuesta a la política de hostilidad extrema y amenazas nucleares que aplican contra ella los Estados Unidos, país que más armas nucleares posee en el mundo entero. Es de matones calificar esas medidas de “amenaza para la paz y la seguridad internacionales”, dado que, según ese razonamiento, el resto del mundo solo tiene dos opciones: pasar a ser colonia de los Estados Unidos y actuar conforme a sus intereses o convertirse en víctima de sus ataques.
Los países que sacian abiertamente su ambición de mantener de forma permanente la hegemonía nuclear llevando a cabo la mayoría de los ensayos nucleares que tienen lugar en el mundo y lanzando misiles balísticos intercontinentales cuando lo consideran oportuno están aprobando “resoluciones sobre sanciones” ilegales y contrarias a derecho para castigar a la República Popular Democrática de Corea por desarrollar su fuerza nuclear en legítima defensa y le imponen sanciones por su supuesta “violación” de las resoluciones. Se trata del ejemplo de doble moral más injurioso que puede haber.
Independientemente de lo que digan unos y otros, mientras los Estados Unidos sigan aplicando su política de hostilidad y amenazas nucleares, la República Popular Democrática de Corea nunca aceptará que su mecanismo de disuasión nuclear forme parte de las negociaciones ni se apartará un milímetro del camino que ha escogido para sí: el desarrollo de su fuerza nuclear.
En segundo lugar, dado que los Estados Unidos han manipulado al Consejo de Seguridad y logrado que apruebe la “resolución sobre sanciones” con el fin de aniquilar la soberanía y los derechos de la República Popular Democrática de Corea a existir y forjar su desarrollo, adoptaremos medidas con determinación para que se haga justicia, como ya aclaramos.
Los Estados Unidos actúan de forma absurda al recurrir a una anacrónica campaña de sanciones y presiones contra la República Popular Democrática de Corea, en lugar de reconocer nuestra situación estratégica y prestar la debida atención a las numerosas advertencias que les hemos hecho. Su conducta imprudente no hará sino acelerar su propia extinción.
Mientras los matones de los Estados Unidos no cejen en sus infames y abyectas provocaciones, la República Popular Democrática de Corea seguirá adoptando medidas cada vez más contundentes para que se haga justicia, a fin de erradicar por completo la causa de las guerras y los ataques, y no abandonará jamás esta lucha, que continuará hasta el final.
En tercer lugar, la República Popular Democrática de Corea hará que los Estados Unidos paguen caros los abominables crímenes que están cometiendo contra el Estado y la población.
En el pasado, los Estados Unidos se enfrascaron en una trágica guerra que sumió estas tierras en un mar de sangre y fuego y, siglo tras siglo, no han escatimado esfuerzos para aniquilar la ideología y el sistema de la República Popular Democrática de Corea. Están muy equivocados si creen que su territorio es un lugar seguro por encontrase al otro lado del océano.
Los países a los que los Estados Unidos dieron las gracias por participar, en virtud de un acuerdo secreto, en la presente conspiración para inventar la abyecta “resolución sobre sanciones” contra la República Popular Democrática de Corea tampoco podrán eludir la responsabilidad que les incumbe por aumentar las tensiones en la península de Corea y poner en peligro la paz y la seguridad de la región.
Si los Estados Unidos actúan de forma imprudente y se empeñan en continuar con sus temerarios intentos para ahogar a la República Popular Democrática de Corea, no dudaremos en recurrir a medidas extremas.
La República Popular Democrática de Corea se mantendrá firme en su postura de actuar simultáneamente en dos frentes: será un defensor perpetuo de la paz y avanzará hasta llegar al final del camino que eligió como propio, sin apartarse de él ni un ápice.
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