por Manlio Dinucci, en Red Voltaire
Manlio Dinucci observa el unanimismo de los dirigentes occidentales y de las élites “progresistas” en el respaldo de la guerra contra Siria. Todos los países de la OTAN están dispuestos a violar el derecho internacional y a sembrar la muerte en nombre de algo que Occidente llama “el Bien” y que les exige salvar a los civiles de las hipotéticas armas químicas de Assad. El problema es que, según las pruebas existentes, hasta ahora los únicos que han usado armamento químico son precisamente los yihadistas, que cuentan con apoyo de… los miembros de la OTAN.
Después del ataque con misiles que Estados Unidos perpetró contra Siria, el ministro de Exteriores italiano, Angelino Alfano, declaró que Italia está preocupada por la «seguridad y la estabilidad de la región mediterránea». Los hechos muestran de qué manera contribuye Italia a preservarlas.
– El USS Porter y el USS Ross, los dos navíos de guerra estadounidenses que atacaron la base aérea siria de Chayrat, pertenecen a la Sexta Flota, que tiene su base principal en Gaeta (Italia).
– La Sexta Flota estadounidense depende del Mando de las Fuerzas Navales de Estados Unidos en Europa, cuyo cuartel general está en Nápoles-Capodichino (Italia).
– Ese mando, que dirigió desde Nápoles el ataque ordenado por el presidente Trump, está bajo las órdenes de la almirante Michelle Howard, quien tiene también bajo su mando la Fuerza Conjunta de la OTAN, cuyo cuartel general está en Lago Patria (Nápoles, Italia).
– La operación estadounidense de guerra contra Siria contó con apoyo de las bases estadounidenses de Sicilia (Italia). Esas bases son la base aeronaval de Sigonella y la estación del sistema de transmisiones navales MUOS que se halla en Niscemi.
– A esas dos bases se agrega el concurso de la base de Augusta, también en Sicilia (Italia), instalación donde los navíos de la Sexta Flota estadounidense y los de la OTAN se abastecen en combustible y municiones, incluyendo los misiles crucero Tomahawk utilizados contra Siria.
El USS Porter y el USS Ross disponen de lanzaderas verticales Aegis, dotadas de misiles interceptores como los ya instalados en la base terrestre de Deveselu, en Rumania, que se instalarán también en otra base, actualmente en construcción, en Polonia. Esos dos barcos son parte del llamado «escudo antimisiles» que Estados Unidos está desplegando en Europa, evidentemente orientado contra Rusia. Pero, según la documentación de su constructor Lockheed Martin, las lanzaderas Aegis son capaces de disparar «misiles para todo tipo de misiones, como los misiles crucero Tomahawk».
No hay que olvidar que los «Tomahawk» también pueden llevar ojivas nucleares y que, por orden del Mando de Nápoles, los 4 navíos lanzamiles Aegis (estadounidenses) desplegados en la base española de Rota, en el Atlántico, realizan rotaciones en el Mar Negro y el Báltico, en aguas muy cercanas a Rusia. Antes del ataque contra Siria, el USS Porter incluso había participado en un ejercicio en el Mar Negro.
Por su parte, el ministro italiano de Exteriores calificó el ataque estadounidense contra Siria de «acción militar proporcionada en sus plazos como en su modo de acción, como disuasión a ulteriores utilizaciones de armas químicas por parte de Assad». Y convocó en Lucca, en paralelo al G7 “de Exteriores”, a «una reunión especial para reactivar el proceso político sobre Siria, [reunión] ampliada a los ministros de Exteriores de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Turquía y Jordania». O sea, precisamente los mismos países que, como parte de la red internacional organizada por la CIA, han aportado miles de millones de dólares, armamento, bases de entrenamiento y vías de tránsito a los grupos terroristas –incluyendo el Emirato Islámico (Daesh)– que desde hace años operan en Siria en contra de la República.
Es precisamente en momentos en que está fracasando esta operación, en la que Italia participa a través de los «Amigos de Siria», y en que estaba a punto de iniciarse una negociación para poner fin a la guerra, cuando se acusa al gobierno sirio de haber perpetrado una masacre de civiles, incluyendo numerosos niños, mediante un ataque químico deliberado, e incluso se afirma que Rusia respalda ese acto.
Una extensa documentación –que el profesor Michel Chossudovsky presenta en el sitio web Global Research [1]– demuestra, por el contrario, que es el Pentágono, a partir de 2012 y a través de varios intermediarios, quien garantiza armas químicas y el entrenamiento requerido para utilizarlas a diversos grupos terroristas que operan en Siria. Y esos grupos han utilizado ese armamento, como pudo demostrarlo en 2013 la comisión investigadora de la ONU encabezada por Carla Del Ponte.
Pero Italia prefiere ignorar esas pruebas cuando, para «reactivar el proceso político sobre Siria», convoca precisamente a los países más implicados en el intento de destruir el Estado sirio.
Eso es lo que sucede mientras que la almirante estadounidense Michelle Howard, después de haber dirigido el ataque contra Siria desde el cuartel general de Nápoles –puente de mando del portaviones “Italia”–, define esa agresión como «ejemplo de nuestra fuerza y capacidad de proyectar poderío en el mundo entero».
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