por Vicky Peláez, en Sputnik
Bastaron solamente diez semanas para que las promesas pacifistas electorales de Donald Trump fueran echadas al basural de la historia norteamericana y que la política exterior de Washington retome el curso injerencista y belicista trazado por Bush padre, Clinton, Bush hijo y Obama.
Detrás del aparente gobierno está entronizado un gobierno invisible que no debe ninguna lealtad y no reconoce ninguna responsabilidad a la gente. (Theodore Roosevelt, 1858-1919)
El ataque con misiles de crucero bajo un pretexto falso contra una base aérea siria fue alabado inmediatamente por el ‘Gobierno Invisible’ y la aceptación de Trump subió del 38 al 54%, igual que las ganancias bursátiles del presidente en la compañía Raytheon, productora de misiles Tomahawk, subieron en un 2.99%.
Inmediatamente, el establisment anunció por intermedio del anfitrión de la CNN y crítico despiadado del actual inquilino de la Casa Blanca, Fareed Zakaria que al atacar con misiles Tomahawk a Siria,”Donald Trump se convirtió en el presidente de Estados Unidos”. Brian Williams de la MSNBC calificó la acción del presidente, como “bella” y The New York Times afirmó que “el lanzamiento de misiles contra Siria fue un acto emocional del hombre que se dio cuenta de su responsabilidad frente a todos los problemas mundiales”.
Tampoco Hillary Clinton se quedó atrás en apreciar el ataque ordenado por Trump y le exhortó a destruir toda la fuerza aérea de Siria. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu y el rey de Arabia Saudí, Salmán bin Abdulaziz felicitaron a Trump por su “decisión valiente”. El presidente de Turquía, Recep Erdogan, que se mueve de acuerdo a la cada vez cambiante situación internacional, no aguantó en expresar su satisfacción por el “coraje” de Trump.
Resulta que en estas 10 semanas el ‘Gobierno Invisible’ o llamado también ‘Deep State’ (‘Estado Profundo’) logró imponer su voluntad al actual presidente y hacerle olvidar e los tuits que escribió en el 2013. Uno decía: “me dirijo a nuestro loco líder (Barack Obama): no ataques a Siria-si lo haces ocurrirían muchas cosas malas. De esta lucha, Estados Unidos no obtendrá nada” (05-09-2013). En otro tuit Trump recalcaba que “el presidente debe tener la aprobación del Congreso para atacar a Siria, será un error grande si no la obtuviera” (31-08-2013).
Todas estas advertencias y consejos se quedaron lejos, y los asesores del presidente ya están activando los tambores de guerra e inclusive el actual asesor de la seguridad nacional del gobierno de Trump, el general Herbert (H.R) McMaster, aconsejado por el ex jefe de la CIA, el halcón David Petraeus que quiso comprar paz en Irak a través de sobornos a los sunitas, quiere unos 150.000 soldados para invadir Siria. La bocona embajadora de EEUU ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, declaró ante el Consejo de Seguridad de la ONU que después de que fueron lanzados 59 misiles contra Siria “estamos dispuestos a hacer más”. El yerno de Trump, el ultra conservador judío Jared Kushner, que es miembro del Consejo Nacional de Seguridad del gobierno, resultó ser un halcón juvenil en el entorno del presidente.
Siguiendo la antigua tradición militar norteamericana, el gobierno utilizó una ‘falsa bandera’, para lanzar 59 misiles de crucero Tomahawk contra la base aérea siria Shairat. La Casa Blanca alegó que los aviones de esta base atacaron con sarín la ciudad siria de Jan Sheijun. Por supuesto, fue una mentira más, igual que la supuesta presencia de las armas de destrucción masiva en Irak para invadir a aquel país. De acuerdo a los documentos de las Naciones Unidas, el armamento químico sirio fue completamente destruido en 2013-2014 bajo la supervisión de este organismo. Las que tienen armas químicas son las organizaciones terroristas: Al Qaeda, Al Nusra y el Estado Islámico (EI).
No hay que olvidar que según el Daily Mail de Londres (29-01-2013), “la Casa Blanca dio ya luz verde al ataque químico en Siria en 2013 para acusar después al régimen de Bashar Asad por este crimen y tener pretexto para una acción militar aliada contra Siria”. Los rebeldes fueron instruidos en el 2012 en el uso de armas químicas en Turquía y Jordania usando el dinero que aportó Catar. No hay que olvidar que las armas químicas fueron usadas más de seis veces por Al Qaeda en Irak contra las tropas norteamericanas entre 2004 y 2011, pero esta información no fue divulgada para no alarmar a las tropas aliadas en aquel país.
Existen también ciertos indicios que señalan que el último ataque químico fue cuidadosamente preparado. El 30 de mayo pasado, al día siguiente de la aparente decisión turca de salir de Siria, el secretario de Estado norteamericano Rex Tillerson viajó a Turquía donde tuvo una conversación secreta con el presidente Recep Tayyip Erdogan. Cuatro días después se produce un ataque químico en Jan Sheijun ubicado cerca de la frontera de Siria con Turquía y en el territorio bajo el control de las tropas turcas.
Los cadáveres fueron llevados a la ciudad turca Adana y el anuncio sobre el uso de las armas químicas fue hecho por el ministro de Justicia de Turquía, Bekir Bozdag quien acusó al gobierno de Siria por aquel crimen basándose en evidencias presentadas por los Cascos Blancos que oficialmente es una organización humanitaria financiada por la USAID, por miembros de la OTAN y que también participó en atentados contra el Ejército sirio. Este grupo “humanitario” está compuesto por mercenarios sirios que usan armas y que fue denunciado por la organización médica sueca SWEDRHP por manipulación de evidencias.
Este ataque con misiles Tomahawk, en realidad tiene como objetivo principal, no hacer una advertencia a Siria, sino analizar la reacción de Rusia a la actitud norteamericana. Originalmente Trump tiene la mentalidad de un comerciante, fusionada con la de un hombre de negocios. Está tratando de aplicar en Rusia el análisis SWOT (Strengths, Weaknesses, Opportunities, Threats) que se enseña en Business Schools. Lo que le interesa es saber exactamente las fortalezas, las debilidades, oportunidades y los peligros del Estado ruso para ver cómo manejarlo para los intereses norteamericanos.
El reciente ultimátum del secretario de Estado Rex Tillerson a una nación ascendente y fuerte con gran orgullo nacional como Rusia y con las fuerzas armadas bien preparadas, significa que el gobierno norteamericano confundió el pragmatismo y la lentitud tradicional rusa en tomar decisiones con inseguridad y debilidad. Pensaron que la decisión rusa de no echar a diplomáticos norteamericanos en enero pasado en respuesta a la expulsión de 35 diplomáticos rusos, fue una muestra de debilidad expresando el deseo del gobierno de Putin de reconciliarse como sea con Washington. De la misma forma también fue interpretada la pasividad rusa frente al frecuente bombardeo israelí de la capital Siria, Damasco y al no ver una reacción contundente de Moscú al lanzamiento de 59 Tomahawks contra una base aérea siria.
Entonces, el gobierno norteamericano asesorado por los viejos y nuevos halcones de guerra decidió que llegó la hora de dar un ultimátum a Rusia, expresando su arrogancia, a lo que están acostumbrados todos los presidentes de Norteamérica tratando de asustar y doblegar la voluntad de los países que pueden representar algún desafío a Washington. Un simple secretario de Estado, Rex Tillerson dio un severo ultimátum a Rusia declarando: “queremos aliviar el sufrimiento del pueblo sirio. Rusia puede ser parte de este futuro y tener un rol importante…O Rusia puede mantener la alianza con este grupo (Bashar Asad, Irán y Hezbolá) lo que creemos no va servir a los intereses rusos a largo plazo”.
Esta advertencia suena a la frase de George W. Bush pronunciada el 21 de setiembre de 2001, cuando el presidente anunció su famosa amenaza: “Quien no está con nosotros, está contra nosotros”. Tillerson lo presentó, según Fox News, como “O está al lado de América y sus aliados o está con Bashar Asad, Irán y Hezbolá”. Se cambian los presidentes pero la política norteamericana de bullying (acoso) sigue sin ninguna alteración. Después del mensaje de Tillerson, Washington intensificará sus intentos de debilitar y asustar a Rusia. Ya logró desplegar 15 bases militares norteamericanas y las de sus aliados de la OTAN alrededor del país. Precisamente con la llegada de Trump al poder, empezó a activarse la quinta columna dentro de Rusia y, apenas llegó el nuevo embajador norteamericano a Moscú empezaron los ensayos de protesta usando escolares y universitarios para una supuesta lucha contra la corrupción y también aumentaron los actos de terrorismo, ¿coincidencia?.
Mientras tanto en Estados Unidos, las promesas de Donald Trump de hacer renovar la economía del país y mejorar la vida de los olvidados norteamericanos blancos empobrecidos se las está llevando el viento. Los economistas de la Universidad de Princeton, Anne Case y Angus Deaton escribieron que “los blancos no hispanos de edad mediana (45-54 años) menos educados fallecen en forma desproporcionada debido a la mayor incidencia de las muertes por desesperación”, especialmente los que sufren mayor desempleo y menos oportunidades de encontrar trabajo. Los estudiosos revelaron que la tasa de mortalidad creció el 30 % más de este sector de la población que la de los afroamericanos.
Sin embargo, para los negociantes como Trump, ayudar a los pobres no hace aumentar sus acciones en la bolsa de valores un 2.99 % como hace el lanzamiento de 59 misiles Tomahawk contra Siria. Entonces, ¡viva la guerra!
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