Autor: Pablo Siris Seade, Blog Caja de Respuestas 19.7.2018
“La oposición esta desmembrada, desarticulada y sin liderazgo creíble para la población. Ni los moderados ni los radicales logran conectar masas. La unidad indispensable solo se logrará con el surgimiento de nuevas propuestas que emocionen y alineen a la gente, no a los lideres”, escribió en su cuenta en la red social Twitter Luis Vicente León, director de la encuestadora venezolana Datanálisis.
León, además de muy activo en redes sociales y medios de comunicación, es un connotado militante opositor, e incluso ha sido integrante de varios de sus comandos de campaña y asesor en prácticamente todos los procesos electorales que se han realizado en Venezuela desde 1999 hasta la actualidad.
Según Hinterlaces, otra encuestadora, las venezolanas y venezolanos rechazan mayoritariamente a la dirigencia opositora.
Un sondeo basado en 1.580 entrevistas realizado por la encuestadora Hinterlaces determinó que la mayoría de los venezolanos mantienen una opinión de rechazo acerca de las acciones de los principales voceros de la oposición venezolana, publicó el sitio web de teleSUR.
De acuerdo con la encuesta, efectuada entre el 12 y 29 de junio de 2018, el 80 % de los encuestados percibe de manera desfavorable a Julio Borges, dirigente de Primero Justicia (PJ) y promotor de la aplicación de sanciones económicas y diplomáticas contra Venezuela.
Le sigue el secretario general de Acción Democrática (AD), Henry Ramos Allup, quien acumula 77 % de opiniones desfavorables.
Entretanto, el exgobernador del estado Miranda, Henrique Capriles, ocupa el tercer lugar en percepción negativa y acumula el 73 % del rechazo.
Henri Falcón, excandidato presidencial y dirigente de Avanzada Progresista; Leopoldo López, promotor del plan “La Salida” que dejó 43 personas fallecidas en 2014 y líder de Voluntad Popular; y María Corina Machado, dirigente del ultraderechista Vente Venezuela, “empatan” con cerca del 62 % de rechazo.
Con mi partido no te metas
La otrora oposición se ha transformado en una colección de partidos regionales, sin cobertura nacional e inspirados en líderes caudillistas con incidencia exclusiva en sus respectivas comarcas.
Avanzada Progresista tiene presencia casi exclusivamente en el estado Lara, Copei en el estado Táchira, Primero Justicia y Voluntad Popular son significativas solamente en Miranda, Proyecto Venezuela en Carabobo, Un Nuevo Tiempo se reduce al estado Zulia, Alianza Bravo Pueblo se reduce a Caracas y Vente Venezuela parecería tener presencia solamente en el ciberespacio.
Sin embargo, también AD -gracias a una serie de decisiones erráticas- está perdiendo representantes e incidencia a nivel nacional, entre otras cosas por no presentar candidatos en algunos procesos electorales.
La variopinta acumulación de siglas de la oposición venezolana es en realidad expresión de las aspiraciones de liderazgo de un grupo de caudillos que a su vez apoyan y financian empresas que han desarrollado con estos oscuros acuerdos para el eventual caso de que obtengan el poder.
Los únicos que han logrado unir a la desordenada y díscola oposición venezolana han sido los recursos distribuidos a manos llenas por los diplomáticos norteamericanos y el respaldo expreso y replicado por todos los medios del planeta del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) Luis Almagro.
Según una investigación publicada por Misión Verdad (disponible en https://goo.gl/fnvHxW), “en 2017 el financiamiento fue de 5 millones de dólares, 3,9 de ellos destinados al sector “Gobernanza y sociedad civil”. El organismo que más recibió de dicho desembolso fue la Fundación Panamericana de Desarrollo (PADF, siglas en inglés) con 1,6 millones de dólares. Este organismo pertenece a la OEA y está co-financiado por corporaciones como Chevron y Merck, 950 mil dólares fueron destinados por PADF al programa “Fortalecimiento de la Sociedad Civil, Proyecto de Participación de Venezuela” enfocado en aumentar la capacidad de las organizaciones de la sociedad civil que participaron activamente en el ciclo de violencia callejera y armada del año pasado, y 750 mil a “Actividad de Derechos Humanos en Venezuela”.
Le sigue Freedom House con 1,1 millones de dólares destinados a programas llamados “Análisis Constitucional” y “Actividad de Derechos Humanos en Venezuela”. También el Instituto Republicano Internacional (IRI) con un programa llamado “Ayuda al suministro independiente de noticias” que pretende “adaptar el contenido de noticias independientes a los formatos y estilos que prefieran los venezolanos de bajos ingresos, y apoyará los canales de distribución de información que sean accesibles al público objetivo”.
La National Endowment for Democracy (NED), por su parte, ha destinado 415 mil de los 2,6 millones de dólares asignados para intervenir en Venezuela en 2017 a “Comunicaciones Estratégicas Cohesivas”. Se trata de que “A través de los medios de comunicación no tradicionales, los ciudadanos venezolanos y los miembros de la comunidad internacional reciban mensajes coherentes y coordinados que les informen con precisión sobre la situación en Venezuela”. También ha destinado 200 mil dólares a “Construcción de Capacidad Estratégica para Actores Democráticos Locales” para la formación de líderes políticos y otro tanto a “Derechos Humanos””.
Por su parte, Almagro, realizó algunas afirmaciones rocambolescas en un mensaje institucional emitido el 16 de octubre del 2017 con posterioridad a las elecciones de gobernadores que se habían realizado el día anterior y en las que la oposición venezolana obtuvo el gobierno de cinco de 23 estados.
“Es muy claro que cualquier fuerza política que acepta ir a una elección sin garantías se transforma en instrumento esencial del eventual fraude, y demuestra que no tiene reflejos democráticos como para proteger los derechos de la gente, en ese caso, el voto”, afirmó.
Y agregó que “para generar una recomposición democrática en el país, la dirigencia política opositora deberá unirse a la gente y a los pocos líderes que, en consonancia con sus principios, entendieron en todo momento que la ciudadanía de Venezuela quiere libertades y no está dispuesta a seguir las reglas de la dictadura”.
O sea, podríamos traducirlo así: “Los que son auténticos demócratas no fueron ayer a votar. Es más, los que quieren ser libres de verdad, no votan, porque si votan y pierden no tienen la libertad de desconocer las elecciones. Venezolanas y venezolanos, no vayan a votar. Es mucho mejor que se maten entre ustedes. Nosotros les damos la plata que necesitan para eso”.
Amor con hambre no pegan
¿Qué sucedió después del regaño de Almagro? Que el dinero que manaba de los grifos de la OEA y de los organismos estadounidenses de “cooperación con la democracia y los derechos humanos” empezó a verse recortado y dirigido exclusivamente a los dirigentes que repetían a pies juntillas el libreto gringo: Nada de diálogo, nada de elecciones (esas se pueden llegar a perder)… La crisis era previsible.
Cuando Henri Falcón anunció que se presentaría a las elecciones presidenciales del 20 de mayo, fue expulsado de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Tanto él personalmente como los partidos que lo respaldan fueron expelidos del aquelarre derechista.
Ya anteriormente la MUD había expulsado a todos los coordinadores, secretarios ejecutivos, voceros y varios etcéteras que se habían mostrado dispuestos a dialogar con el Gobierno.
Inmediatamente después de las presidenciales, AD anunció que se retiraba de ese organismo. Ramos Allup era uno de los más firmes aspirantes a ser candidato en esos comicios y fue notoria su molestia con el cónclave por haberle cerrado el paso en ese proceso.
La MUD ya murió y “los que no dialogan” crearon el Frente Amplio Venezuela Libre, que convoca multitudinarias manifestaciones a las que no va nadie o tumultuosos paros generales imperceptibles.
En cambio, “los que de verdad-verdaíta no dialogan” han creado Somos Venezuela, organización que no se detendrá hasta ver caer al régimen el día que lleguen los marines.
Por su parte, “los que no se rendirán ni se pondrán de rodillas ante Maduro” están fuera del país haciendo campaña abierta para que Venezuela sea aislada y bloqueada.
Un adaggio que circula entre políticos de todo el mundo reza que “todo buen gobierno requiere una buena oposición”.
En los próximos días será el IV Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV, partido ampliamente mayoritario dentro de las fuerzas que son parte de la Revolución Bolivariana) y se prevén ricas discusiones en su seno que ya van tomando cuerpo públicamente.
En Venezuela, parece que la única forma de crítica sana que se logrará es la autocrítica y que el único debate constructivo posible será procesar la discusión dentro del propio chavismo (o los chavismos, como identifican algunos analistas) de manera civilizada
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