Si somos tan ilusos como para consultar la Wikipedia para recabar información verídica acerca de todos grandes potentados de Occidente, comprobaremos que todos ellos sin excepción son grandes altruistas y que se dedican a crear y financiar fundaciones de todo tipo encaminadas aparentemente a remediar todos los males del mundo de los cuales en gran medida ellos son los responsables.
Su amor por la humanidad es tan grande que van a acabar con ella. Es un amor que mata como todas las grandes pasiones. Se comportan como las mujeres fatales del cine negro que causaban la ruina de todos aquellos a los que distinguían con sus favores y cautivaban con su siniestro encanto. ¿Tienen vocación de hembra fatídica? ¿Intentan emular a la mantis religiosa cuyo emblema (y no el águila o el león rampante más propios de tiempos más heroicos como la Edad Media) debería figurar en los escudos nobiliarios de todos los aristócratas de Europa? ¿Es por eso que muchos de ellos están empeñados en envenenarnos como Lucrecia Borgia con aceite de palma africana a mansalva? Sólo que la envenenadora no era, al parecer, Lucrecia Borgia sino su hermano, César Borgia. Lucrecia Borgia, por así decirlo, era él.
¿Es posible que aún haya gente que confíe en el altruismo de un banquero de la nueva ola? ¿Ignoran los requisitos que tiene que cumplir una mujer o un hombre si quiere escaldar peldaños en el mundo de las altas finanzas públicas disfrazadas de privadas, o viceversa -ya no existe distinción entre una cosa u otra- que no son otros que enseñar sus colmillos de vampiro en la escuela de tiburones y sirenas?
Una institución como la International Finance Corporation proclama que su finalidad es crear empleo y todo tipo de oportunidades para que la gente escape a la pobreza y mejore su nivel de vida.
Entre las sabias medidas emprendidas por tan alta institución para tan noble fin se encuentra el préstamo de 30 millones de dólares a la corporación Dinant encabezada por la siniestra familia Facussé dedicada al mono cultivo intensivo de la palma africana que procedió a comprar con el préstamo a todos los matones de la patria a fin de intimidar, expropiar y asesinar a los campesinos del Bajo Aguán que no estaban dispuestos a someterse a su régimen de esclavitud.
Está claro que por mucho que digan los redactores de Wikipedia el objetivo de la IFC es fomentar la tiranía, promover la violencia y llenar las arcas de los caciques de Centro América, por algo tiene su sede en Washington capital de la nueva potencia totalitaria y está dirigida por un ex banquero del Banco Mundial que posa como filántropo.
Es preciso señalar que el cultivo de la palma africana se ha extendido como una plaga en Honduras (plaga porque desplaza y elimina cualquiera otra especie o cultivo) a raíz del golpe de estado de 2009 que instauró en el gobierno al narco traficante Orlando Hernández; conforme crece la palma aumenta la violencia y los asesinatos de los campesinos y de aquellos que los defienden como Berta Cáceres.
Conocemos las desastrosas consecuencias del falso altruismo de la gente como que Philippe Le Houérou que dirige la IFC, pero ¿cuál es la auténtica motivación que se esconde detrás de sus
calamitosas decisiones? ¿Cuál es el objetivo secreto que persiguen con sus préstamos liberales o mejor dicho neoliberales? ¿Es la supresión y la persecución a ultranza de toda pluralidad, de toda diversidad? ¿Es el odio al individuo con todo lo que tiene de único e irrepetible? El fomento de mono cultivos no tiene nada de extraño desde esa óptica, La inmensa riqueza de la biodiversidad de esas tierras les abruma, de la misma forma que les abruma la diversidad de los hombres que ven como una amenaza porque no pueden controlarla? Se niegan a comerciar con personas, tan sólo quieren tratar con clones de sí mismos que ya no son nadie.
Este tipo de organizaciones incubadas por el fascismo latente o manifiesto de nuestros dirigentes sólo persiguen uniformizar a todo el mundo, crear un ejército de esclavos a su servicio, una masa homogénea de individuos sin cerebro que han renunciado por miedo a toda sombra de individualismo. Quieren copias exactas de don Nadie que entonen al unísono la misma consigna. Su ideal secreto es Corea del Norte cuyo sistema envidian secretamente y por eso dicen querer eliminarlo. No puede haber dos Coreas del Norte en el mundo, tan sólo puede haber una: es decir los Estados Unidos de América con Europa como satélite, más que nada porque les provee de aristócratas de rancio abolengo que vienen muy bien para adornas sus saraos y sus fiestas. Siempre queda muy bien casarse con una condesa, le da por así decirlo un toque de poesía y pintoresquismo a sus vidas grises y prosaicas. Poesía barata de la peor especie, por supuesto, que es la única que pueden comprar con sus inmensas riquezas.
Instituciones como la IFC son instituciones totalitarias que sólo entienden de números (especialmente el 666 que quieren grabar en la frente de todos los individuos) y luego un número personal en el brazo de cada cual como hacían los nazis con sus reclusos con la ayuda de empresas como IBM. De ahí el tono impersonal y profundamente falso de los comunicados y las manifestaciones de individuos como Philippe Le Houérou; sus discursos, como los de Tony Blair y tantos otros, nos fastidian o nos aburren porque no hay nada personal, no hay nada suyo en ellos; su personalidad, lo que pudiera tener de único y irrepetible su persona ya lo sacrificaron en el altar de su único dios: el dinero. La IFC sólo atiene a la rentabilidad de sus inversiones (rentables para la camarilla de los idénticos) que por supuesto arruinan a miles de campesinos de la misma forma que arruinan nuestra salud con sus aceites ricos en grasas cancerígenas.
Dentro de poco cocinaremos con aceite de palma, comeremos aceite de palma y nos limpiaremos el cutis o el culo con aceite de palma y de postre, por supuesto las bananas de Chiquita que estarían mucho más ricas si pudiéramos acompañarlas con los productos de las tierras de los pequeños o medianos campesinos.
Ahora por fin uno comprende que la industria alimentaria se haya aliado con la industria armamentística; su finalidad es la misma: uniformarnos. Educarnos o mal educarnos para la guerra de todos contra todos.
Suprimir el diálogo, la diferencia. No puede haber distinción ninguna en todos esos potentados altruistas: son todos el mismo. El único. El uno. No hay ninguna diferencia entre ellos. Han llegado a lo más alto tras caer lo más bajo posible estrangulando con saña todo lo que pueda haber de irrepetible en ellos. Se repiten como sus discursos producidos en masa para las masas por algún programa de ordenador inteligente o lo que es lo mismo tan idiota como ellos, pero se trata de una idiotez que triunfa cada vez más en el mundo, como no podía ser de otra forma en un mundo que enseña a los niños desde la cuna a que dejen de una vez por todas ser ellos mismos para ser todos el mismo.
Seremos un sólo individuo comiendo una sola cosa y trabajando para una sola empresa. Es la pesadilla orwelliana hecha realidad. ¿Y qué pasa con los sueños? Los sueños ya no se hacen realidad ni en las películas donde al final siempre triunfan los vampiros a los que antes por lo menos los mataba el héroe clavándole una estaca en el corazón que nunca tuvieron. Tendremos que acercarnos a mr. Philippe Le Houérou con un crucifijo y una estaca y una ristra de ajos cuando le pidamos audiencia? Sería lo más prudente.
No se engañen; la palma de aceite ha devenido una plaga (su cultivo está acabando, por cierto, con los bosques de Indonesia y amenaza la supervivencia de los orangutanes, especie que les importa un carajo a los directivos de la IFC, como el resto de las especies, sólo les gusta la palma). Dejó de ser una especie inofensiva cuando los grandes planificadores de la economía la convirtieron en un arma. Que es lo único que producen; por algo están al servicio del ejercito de los Estados Unidos que, por cierto, cada vez es más incompetente y está a punto de ser desbancado por el ruso si no lo ha sido ya.
Pero lo peor de todo esto es que estoy seguro que la inocente palma africana tiene un potencial sumamente benigno y positivo que sus promotores asesinos no han descubierto ni descubrirán jamás; tan sólo han descubierto sus propiedades negativas.
¿Qué otra cosa pueden ver aquellos que quieren convertir a los otros en una especie de espejo que les diga a todas horas que son los más bellas personas del mundo como la madrastra de Blancanieves y los siete enanitos? Los siete enanitos viciosos, por supuesto.
Jose Francisco Fernández-Bullón.
Be First to Comment