Por Yuri Podolyaka – 3 mayo de 2022 – [Amablemente traducido por G.]
Ucrania es uno de los frentes de la batalla del Bien contra el Mal, no es una batalla de países ni de ideas.
Hoy es 3 de mayo y hoy quiero hablar sobre contra qué estamos luchando todos. Ni siquiera se trata de lo que sucede en Ucrania, sino de lo que sucede en el mundo en general.
Un piloto ruso, Konstantin Yaroshenko, nos contó cómo lo trajeron de regreso a Rusia (desde Estados Unidos). Estaba siendo trasladado con esposas y se las quitaron solo después de que el representante de Estados Unidos se asegurara absolutamente de que el prisionero de intercambio de estadounidense estuviera a bordo del avión ruso. Antes de eso, durante casi veinticuatro horas, Konstantin no pudo ni siquiera beber agua correctamente debido a las esposas: físicamente no podía tomar una botella de agua, por lo que tuvo que pedirle al guardia que le diera agua en la boca.
Así trataron los estadounidenses al preso que ya había sido indultado y que iba a ser canjeado. El prisionero estadounidense fue tratado de manera completamente diferente, en condiciones humanas.
Y aquí recordé lo primero que asombra a los prisioneros ucranianos cuando los toman cautivos: no esperan el trato decente que reciben. Saben cómo se trata a los prisioneros rusos en Ucrania: los golpean, los torturan y, a veces, incluso los matan. Los ucranianos se sorprenden de que ni siquiera sean derrotados. Esta es una gran diferencia que no puede ignorarse.
Esto también se aplica al periodismo: los periodistas rusos, como yo, reciben amenazas de muerte regulares y están en peligro real. No hay un solo caso de alguien que amenace a un periodista ucraniano que toma la posición oficial de Kiev. Si alguien llama a hacer algo por ellos, se trata de acciones lícitas.
En otro nivel ‒el de las redes sociales‒ la situación es similar. Tome nota de cuán odiosos son los mensajes de los posteadores alineados con Kiev: llaman a matar a niños y mujeres, etcétera, mientras que no hay un solo llamado a tales cosas de nuestro lado.
Hay un odio satánico proveniente de su lado, con mentiras constantes: cómo durante las primeras semanas llamaron a los ciudadanos ucranianos normales para que hicieran llamadas telefónicas a sus amigos en Rusia y mintieran “por el bien de la victoria ucraniana”. Podemos ver este “mentir por el bien mayor” en todos los niveles.
La batalla continúa, no por una ciudad en Donbass y ni siquiera por toda Ucrania. La batalla es entre mundos radicalmente diferentes. La batalla es por el bien de uno de esos mundos, para que gane y construya en nuestra hermosa Tierra la civilización del futuro.
Su lado utiliza amenazas, asesinatos, violencia, provocaciones y siembra el odio total. Nuestro lado trata de aportar al mundo, que hasta ahora no está realmente escuchando, valores completamente diferentes. Y por eso, tenemos que ganar. Porque si perdemos, nos borrarán del mapa. Nosotros y nuestros hijos seremos asesinados o convertidos en el pozo negro de odio en el que convirtieron a Ucrania en solo ocho años. Pero estoy absolutamente seguro de que este proceso es reversible y, apoyándonos en nuestra ideología, no solo ganaríamos en Ucrania y resucitaríamos a la Ucrania que aún recordamos: gente y país, sin mencionar el gobierno. Pero el objetivo final es ganar la batalla en Washington. Por paradójico que pueda parecer hoy, necesitamos ayudar al pueblo estadounidense a deshacerse de los chupasangres que hoy en día están violando a cientos de millones o incluso miles de millones de personas en todo el planeta con su odio.
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