por Redacción Misión Verdad, en Misión Verdad
El chavismo se alza con una importante victoria en las elecciones regionales realizadas el domingo 15 de octubre.
El contexto
Estas elecciones regionales vienen precedidas de un ciclo de violencia aupado por los factores antichavistas dentro y fuera de Venezuela. Luego de 4 meses de violencia y luego de que la oposición venezolana intentara boicotear las elecciones a Asamblea Nacional Constituyente (ANC), el chavismo logra llevar el conflicto hacia la ruta electoral. La narrativa de que en Venezuela existe “una dictadura” quedó descolocada con la participación de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) en estas elecciones.
Venezuela sufre además un ciclo de sanciones políticas y económicas auspiciadas por la Casa Blanca. Señalan la ausencia de garantías democráticas en Venezuela. Por otro lado, la Organización de Estados Americanos (OEA), claramente tutelada por EEUU, se basa en el mismo señalamiento y en diversas oportunidades auspició actos de deslegitimación de estas elecciones omitiendo incluso la participación de las fuerzas opositoras en ellas.
El domingo 15 de octubre el Presidente Nicolás Maduro criticó el silencio de las corporaciones mediáticas y las vocerías políticas y gobiernos que han deslegitimado la democracia venezolana, al intentar ocultar las elecciones y sus resultados. Señaló los peligros de que se siga insistiendo en declarar a Venezuela como Estado forajido o antidemocrático. Y concluyó que “Venezuela ha dado una demostración al mundo de que vivimos en una democracia plena”.
Pese a estas variables, la institucionalidad erigida desde el chavismo logra organizar este evento electoral y logran someter en los rediles de la política a los factores que de manera consistente, dentro y fuera de Venezuela, intentaron socavar la estabilidad de las instituciones venezolanas empujando al país al preámbulo de una guerra civil.
Los resultados
La participación electoral fue de 61,14% de los inscritos en el registro electoral permanente. Para el tipo de elección es considerada una participación alta, superior a la de eventos similares en países como Colombia, Chile, Argentina, México, y las que se realizan en otras latitudes como EEUU, Francia y Alemania.
El chavismo logró alzarse con el 54% de los votos del total nacional, volviendo a la senda victoriosa en elecciones para cargos públicos convencionales.
La MUD, por su parte, obtuvo el 45% de los votos. El 75% de los estados fueron ganados por el chavismo, unas 17 gobernaciones de un total de 23. La MUD alcanzó 5 gobernaciones y sólo un estado (Bolívar) hasta ahora por definir por no mostrar una tendencia irreversible.
Sin embargo, esta sólida victoria también se narra por lo simbólico: históricos bastiones políticos y electorales de la oposición como Lara, Miranda y Amazonas, utilizados como catapulta política para posicionarse a las elecciones presidenciales, pasaron a manos del chavismo por un margen holgado. Si esto se analiza desde su lógica de presentar sus gobernaciones como “el modelo” alternativo al chavismo, entonces la MUD perdió 3 elecciones presidenciales en seguidilla el día de ayer. El liderazgo de Henri Falcón y Henrique Capriles quedan menguados y sin base de poder donde apoyarse para aspirar a conquistas mayores.
Los números de las Elecciones Regionales de #Venezuela https://t.co/3DbUxAoDEx pic.twitter.com/xZO62DCRNl
— red58org (@red58org) 16 de octubre de 2017
En términos de voto nacional, sin los resultados en Bolívar, el chavismos se alzó con más de 5 millones 200 mil votos -cifra que aumentará luego de que el 100% de las actas sean transmitidas-, mientras que la MUD llegó, redondeando, a los 4 millones 500 mil votos.
De este dato estadístico también se desprenden algunas comparaciones que no se deben pasar por alto: la MUD cayó en casi 3 millones de votos si se le compara con su mejor votación durante las elecciones parlamentarias del año 2015, donde logró más de 7 millones. Por su parte el chavismo, hostigado y bloqueado por EEUU, sus satélites en la región y algunos países europeos, logró mantener y recuperar su capital político en un momento de grandes dificultades.
La victoria del chavismo se mide no sólo en la cantidad de goberaciones alcanzadas y la votación obtenida, sino en el decrecimiento electoral de una MUD que esperaba capitalizar el descontento económico auspiciado, vale recalcar, por ellos mismos desde la Asamblea Nacional y mediante las sanciones financieras gestionadas con EEUU.
Factores políticos que incidieron en los resultado
A primera vista podrían señalarse algunos elementos sobresalientes que podrían explicar la victoria del chavismo. A continuación algunos de los más relevantes:
– En un marco de adversidad económica, el chavismo implementó sistemas de protección en materia alimentaria de alcance masivo. Los “Comités Locales de Abastecimiento y Producción” (CLAP) han sido claves en proteger sectores amplios, conteniendo los efectos de la caotización de los sistemas de abastecimiento y precios como parte de la guerra económica contra Venezuela. En agosto la cobertura de este plan aumentó en un 58% alcanzando a más de 9 millones de familias atendidas.
– El sistema “Carnet de la Patria”, una política del Estado venezolano para eficientar y focalizar la gestión de las Misiones (programas sociales), ha sido efectivo para organizar a la población en situación socioeconómica vulnerable. Frente al marco de adversidad económica actual, la opción electoral de la MUD no se traduce en soluciones concretas, factor que incidió directamente en la disminución de su apoyo electoral.
– La organización electoral del chavismo y su propuesta de soluciones a las grandes demandas poblacionales, fueron elementos que se conjugaron adecuadamente. Gran parte del electorado asumió que es el chavismo el sector con capacidad de asumir las grandes tareas y retos en la gestión de gobiernos regionales.
– Las sanciones de la Administración Trump y las acciones abiertas de injerencismo por parte del gobierno estadounidense, dieron pie a la cohesión de las fuerzas chavistas y aumentaron siginificativamente el apoyo hacia la defensa y seguridad nacional, independencia y soberanía como factores de movilización e ideas fuerza del chavismo. Motivado por esto la firma Datanalisis, una de las encuestadoras más influyentes del país, afirmó que la popularidad del presidente Nicolás Maduro había aumentado en un 5,8% a finales de septiembre.
– Las acciones violentas de la MUD, así como sus frecuentes giras en el extranjero solicitando sanciones y la asfixia económica contra Venezuela, fueron también elementos claves en la misma dirección. El chavismo articuló una campaña favorable para conquistar la paz política rechazando la agenda de intervención, polarizando el escenario político entre quienes persiguen la destrucción de la nación y quienes buscan solución a los problemas sin la violencia como medio.
– Quitando todo rasgo administrativo o de gestión a las elecciones regionales, el chavismo logró llevar el centro del conflicto político a las urnas: decidir entre estabilidad política o caos, entre orden o ingobernabilidad.
– Nuevos liderazgos regionales ascendieron en el chavismo para estas elecciones. Estos coincidieron con liderazgos regionales ya consolidados. La oferta electoral del chavismo se mostró renovada en buena medida, mientras que para la oposición la mezcla entre dirigentes de bajo perfil, alcaldes con pésimas gestiones y cuadros de aparato, no dio los resultados esperados e influyó directamente en las grandes brechas que se dieron en algunas estados.
– El chavismo como identidad política también es un factor a reseñar. Tiene bastiones sólidos en el interior del país. Las fuerzas revolucionarias ganan con amplios márgenes en varios estados donde más fuerte ha golpeado la guerra económica, paradójicamente. Esto sólo es explicable por los altos niveles de conciencia en esta comunidad política. El chavismo entiende desde una lógica muy simple que existe un marco de extorsión económica propiciado por factores empresariales y comerciales aliados a la MUD y se contrapone a esas acciones de sometimiento. En consecuencia, el chavismo vota en castigo a los promotores de la guerra.
– La violencia de los meses abril, mayo, junio y julio de este año, con saldos fatales en pérdidas humanas (147 fallecidos) e incontables daños a la propiedad pública y privada, junto a prácticas de terrorismo callejero y violencia paramilitarizada, hicieron estragos en la sociedad venezolana dividiendo a la oposición entre quienes rechazaron la violencia y quienes la apoyaban.
– Se produjo una paradoja electoral: hubo opositores que no votaron por la MUD por interpretarla como una organización violenta. Pero también hubo importantes sectores quienes fervorosamente creyeron en un derrocamiento del chavismo y vieron frustradas sus aspiraciones cuando la MUD acudió a la contienda electoral. Ambos grupos, especialmente el segundo, fueron signo de desencanto contra la dirigencia de la MUD a la cual consideran traidora, errática e incongruente. La abstención electoral jugó en contra de la MUD.
– Las imágenes aún frescas de la violencia y el terrorismo que caotizaron a Venezuela durante 4 meses, dejando un saldo de más de 100 muertos, produjo un situación desfavorable en términos de apoyo electoral a la MUD, más allá de base opositora. No haber cristalizado sus planes de derrocar al Gobierno, fortaleció al chavismo como referente de orden y estabilidad. Factor que en momentos de estrés, inseguridad con respecto al futuro y turbulencia como los de hoy, atraen el apoyo de la población.
– Una parte del electorado no se identificó con las medidas de asfixia económica generalizada impuestas por la Administración Trump y que habían sido solicitadas consistentemente por los dirigentes de la MUD. Las acciones de injerencismo económico que complican más todavía la cotidianidad económica de la población, quedaron demostradas que al momento de ir a las urnas no tienen el respaldo mayoritario de la población.
– Al perder sus bastiones en Lara, Miranda y Amazonas queda reflejado que la MUD no es un referente de gestión gubernamental eficaz, acorde a las expectativas de la población. La percepción sobre la MUD, -de organización repleta de promesas incumplidas- fue un referente que melló el apoyo de sus seguidores, no sólo en esos estados, también en muchos otros. No son un referente de gestión regional.
– El discurso de la MUD, únicamente centralizado en señalar al Gobierno de Maduro como una “dictadura”, fue insuficiente. Ese discurso no movilizó el apoyo, pues se centralizó en movilizar rechazo al chavismo. En elecciones regionales, ofrecer soluciones a demandas poblacionales es clave y ese elemento estuvo ausente en el discurso de la MUD, que fue transversalmente demagogo y poco coherente con las necesidades inmediatas de la población.
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