por The Saker. En The Vineyard of The Saker. Traducción de Leonardo Del Grosso para Comunidad Saker Latinoamérica
[Esta columna fue escrita para The Unz Review]
“El árbol que no deja ver el bosque” es una metáfora adecuada si echamos un vistazo a la mayoría de los comentarios que describen más o menos los últimos veinte años. Este período ha sido notable en la cantidad de cambios genuinamente tectónicos que ha sufrido el sistema internacional. Todo comenzó durante lo que considero como la “Kristallnacht del derecho internacional”, el 30 de agosto-1° de septiembre de 1995, cuando el Imperio atacó a los serbios de Bosnia en una violación directa y total de todos los principios más fundamentales del derecho internacional. Luego hubo el 11 de septiembre, que le dio a los neocons el “derecho” (o eso decían) de amenazar, atacar, bombardear, matar, mutilar, secuestrar, asesinar, torturar, chantajear y cualquier otro maltrato a cualquier persona, grupo o nación en el planeta simplemente porque “nosotros somos la nación indispensable” y “usted está con los terroristas o está con nosotros”. Durante estos mismos años, vimos a Europa convertirse en una colonia estadounidense de tercera categoría incapaz de defender incluso intereses geopolíticos europeos fundamentales, mientras que Estados Unidos se convirtió en una colonia de tercera clase de Israel igualmente incapaz de defender incluso intereses geopolíticos estadounidenses fundamentales. Lo más interesante es mirar hacia atrás, mientras Estados Unidos y la UE se derrumbaban bajo el peso de sus propios errores, Rusia y China estaban claramente en ascenso; Rusia principalmente en términos militares (ver aquí y aquí ) y China principalmente en términos económicos. Lo más importante es que Rusia y China acordaron convertirse gradualmente en simbiontes lo que, diría, es aún más fuerte y más significativo que si estos dos países estuvieran unidos por algún tipo de alianza formal: las alianzas pueden romperse (especialmente cuando una nación occidental está involucrada), pero las relaciones simbióticas suelen durar para siempre (bueno, nada dura para siempre, por supuesto, pero cuando una vida útil se mide en décadas, es el equivalente funcional de “para siempre”, al menos en términos analíticos geoestratégicos). Los chinos han desarrollado una oficial, especial, y única expresión para caracterizar esa relación con Rusia. Hablan de una “asociación integral, estratégica, de coordinación para la nueva era”.
Esta es la peor pesadilla de los anglosionistas, y su legado siomedia hace todo lo posible para ocultar el hecho de que Rusia y China son, a todos los efectos prácticos, aliados estratégicos. También se esfuerzan por convencer al pueblo ruso de que China es una amenaza para Rusia (utilizando argumentos falsos, pero eso nunca importa). No funcionará, mientras que algunos rusos temen a China, el Kremlin sabe la verdad del asunto y continuará profundizando aún más la relación simbiótica de Rusia con China. No solo eso, ahora parece que Irán está ingresando gradualmente a esta alianza. Tenemos la confirmación más oficial posible de ese hecho en palabras pronunciadas por el general Patrushev en Israel después de su reunión con funcionarios estadounidenses e israelíes: “Irán siempre ha sido y sigue siendo nuestro aliado y socio”.
Podría seguir enumerando varios signos del colapso del Imperio Anglosionista junto con signos de que un nuevo, paralelo, orden mundial internacional está en proceso de construcción ante nuestros ojos. Lo he hecho muchas veces en el pasado, y no lo repetiré todo aquí (los interesados pueden hacer clic aquí y aquí ). Me permitiré decir que los anglosionistas han alcanzado una etapa terminal de decadencia en la cual la cuestión de”si” se reemplaza por “cuándo”. Pero aún más interesante sería mirar el “qué”: ¿qué significa realmente el colapso del Imperio Anglosionista?
Raramente veo discusiones sobre este tema y cuando ocurren generalmente es para dar todo tipo de garantías de que el Imperio realmente no colapsará, que es demasiado poderoso, demasiado rico y demasiado grande para caer y que las crisis políticas actuales en los EEUU y Europa simplemente resultarán en una transformación reactiva del Imperio una vez que se hayan abordado los problemas específicos que lo aquejan. Ese tipo de tonterías delirantes está completamente fuera de contacto con la realidad. Y la realidad de lo que está ocurriendo ante nuestros ojos es mucho, mucho más dramático y seminal, que solo solucionar algunos problemas aquí y allá y continuar alegremente.
Uno de los factores que nos lleva a una sensación de complacencia es que hemos visto colapsar tantos otros imperios en la historia solo para ser reemplazados rápidamente por otro, que ni siquiera podemos imaginar que lo que está sucediendo en este momento es un fenómeno mucho más dramático: ¡el paso a la gradual irrelevancia de toda una civilización!
Pero primero, definamos nuestros términos. A pesar de todas las pavadas de auto-engrandecimiento enseñadas en las escuelas occidentales, la civilización occidental no tiene sus raíces en la antigua Roma o, menos aún, en la antigua Grecia. La realidad es que la civilización occidental nació de la Edad Media en general y, especialmente, del siglo XI que, no por casualidad, vio la siguiente sucesión de movimientos del papado:
- 1054: Roma se separa del resto del mundo cristiano en el llamado Gran Cisma.
- 1075: Roma adopta el así llamado dictatus papae.
- 1095: Roma lanza la Primera Cruzada.
Estos tres eventos estrechamente relacionados son de importancia absolutamente crucial para la historia de Occidente. El primer paso que Occidente necesitaba era liberarse de la influencia y la autoridad del resto del mundo cristiano. Una vez que se cortaron los lazos entre Roma y el mundo cristiano, era lógico que Roma decretara que el Papa tiene ahora los super-poderes más extravagantes que ningún otro obispo antes que él se había atrevido a considerar. Finalmente, esta nueva autonomía y deseo de control absoluto sobre nuestro planeta dio lugar a lo que podría llamarse “la primera guerra imperialista europea”: la Primera Cruzada.
Para decirlo brevemente: los francos del siglo XI fueron los verdaderos progenitores de la moderna Europa “occidental” y el siglo XI marcó la primera “guerra exterior” imperialista (para usar un término moderno). El nombre del Imperio de los Francos ha cambiado a lo largo de los siglos, pero no su naturaleza, esencia o propósito. Hoy, los verdaderos herederos de los francos son los anglosionistas (para una discusión verdaderamente *soberbia* sobre el papel de los francos en la destrucción de la verdadera, antigua y cristiana civilización romana de Occidente, ver aquí).
Durante los siguientes 900 años o más, muchos imperios diferentes reemplazaron al Papado Franco, y la mayoría de los países europeos tuvieron su “momento de gloria” con colonias de ultramar y algún tipo de ideología que, por definición y axiomáticamente, se declaró el único bien (o incluso “El único cristiano”), mientras que el resto del planeta vivía en condiciones incivilizadas y generalmente terribles que solo podían ser mitigadas por aquellos que *siempre* habían creído que ellos, su religión, su cultura o su nación, tenían algún tipo de papel mesiánico en la historia (llámelo “destino manifiesto” o “responsabilidad del hombre blanco” o ser un Kulturträger en busca de un rico merecido Lebensraum): los europeos occidentales.
Parece que la mayoría de las naciones europeas intentaron ser un imperio y llevar a cabo guerras imperialistas. Incluso esos miniestados modernos como Holanda, Portugal o Austria alguna vez fueron temidas potencias imperiales. Y cada vez que un imperio europeo caía, siempre había otro que tomaba su lugar.
¿Pero hoy?
¿Quién crees que podría crear un imperio lo suficientemente poderoso como para llenar el vacío resultante del colapso del Imperio Anglosionista?
La respuesta canónica es “China”. Y yo creo que esto no tiene sentido.
Los imperios no solo pueden comerciar. El comercio por sí solo no es suficiente para seguir siendo un imperio viable. Los imperios también necesitan fuerza militar, y no cualquier fuerza militar, sino el tipo de fuerza militar que hace que la resistencia sea fútil. La verdad es que NINGÚN país moderno tiene por donde lo miremos las capacidades necesarias para reemplazar a los EEUU en el rol de Hegemón Mundial: ni siquiera uniendo a los militares rusos y chinos se lograría ese resultado, ya que estos dos países no tienen:
- 1) una red mundial de bases (que EEUU tiene, entre 700 y 1.000, dependiendo de cómo cuente).
- 2) una importante capacidad de proyección de poder de la fuerza áerea y la marina estratégicas.
- 3) una red de los así llamados “aliados” (en verdad, títeres coloniales) que ayudará en cualquier despliegue de fuerza militar.
Pero aún más crucial es esto: China y Rusia no tienen ningún deseo de volver a ser un imperio. Estos dos países finalmente han entendido la verdad eterna, que es que los imperios son como parásitos que se alimentan del cuerpo que los alberga. Sí, no solo todos los imperios son siempre, e inherentemente, malvados, sino que se puede argumentar que las primeras víctimas del imperialismo son siempre las naciones que “albergan el imperio”, por así decirlo. Seguro: los chinos y los rusos quieren que sus países sean verdaderamente libres, poderosos y soberanos, y entienden que esto solo es posible cuando tienes un ejército que puede disuadir un ataque, pero ni China ni Rusia tienen ningún interés en vigilar el planeta o imponer algún cambio de régimen en otros países. Todo lo que realmente quieren es estar a salvo de los Estados Unidos, eso es todo.
Esta nueva realidad es particularmente visible en Medio Oriente, donde países como Estados Unidos, Israel o Arabia Saudita (este es el así llamado “Eje de la bondad”) actualmente solo son capaces de desplegar un ejército capaz de masacrar civiles o destruir la infraestructura de un país, pero que no puede ser efectivamente utilizado contra las dos potencias regionales reales con un ejército moderno: Irán y Turquía.
Pero la prueba de fuego más reveladora fue el intento de Estados Unidos de intimidar a Venezuela para que vuelva a someterse. A pesar de todas las amenazas de fuego y azufre que salen de DC, todo el “¿plan(s)?” de Bolton para Venezuela ha resultado/resulta en un fracaso verdaderamente vergonzoso: si la única “Hiperpotencia” en el planeta ni siquiera puede dominar a un país tremendamente debilitado justo en su patio trasero, un país que atraviesa una gran crisis, entonces el ejército de los EEUU debe ceñirse a la invasión de países pequeños como Mónaco, Micronesia o, tal vez, el Vaticano (suponiendo que la Guardia Suiza no quiera disparar a los representantes armados de la “nación indispensable”). El hecho es que un número cada vez mayor de países medianos “promedio” están adquiriendo gradualmente los medios para resistir un ataque estadounidense.
Entonces, si para el Imperio Anglosionista la sentencia está en la pared, y si ningún país puede reemplazar a los Estados Unidos como hegemón imperial mundial, ¿qué significa eso?
Esto significa lo siguiente: ¡1.000 años de imperialismo europeo están llegando a su fin!
Esta vez, ni España ni el Reino Unido ni Austria tomarán el lugar de los Estados Unidos e intentarán convertirse en un hegemón mundial. De hecho, no hay una sola nación europea que tenga un ejército incluso remotamente capaz de realizar el tipo de operaciones de “pacificación de colonias” necesarias para mantener a sus colonias en un estado adecuado de desesperación y terror. Los franceses tuvieron su último hurra en Argelia, el Reino Unido en las Malvinas, España ni siquiera puede recuperar Gibraltar, y Holanda no tiene una armada real de la que valga la pena hablar. En cuanto a los países de Europa central, están demasiado ocupados burlándose del imperio actual como para pensar en convertirse en un imperio (bueno, excepto Polonia, por supuesto, que sueña con algún tipo de imperio polaco entre el Báltico y el Mar Negro; déjenlos, han estado soñando con eso durante siglos, y todavía lo estarán soñando durante muchos siglos por venir…).
¿Ahora compara a los ejércitos europeos con el tipo de fuerzas armadas que puede encontrar en América Latina o Asia? En la mayoría de los anglos hay un complejo de superioridad tan descarado que por completo no se dan cuenta que medianos, e incluso pequeños países, pueden desarrollar ejércitos lo suficiente como para hacer imposible una invasión estadounidense abierta o, al menos, cualquier ocupación prohibitivamente costosa en términos de vidas humanas y dinero (ver aquí, aquí y aquí ). Esta nueva realidad también hace que la típica campaña estadounidense de ataque aéreo/misiles sea bastante inútil: destruirán muchos edificios y puentes, convertirán las estaciones de televisión locales (“medios de propaganda” en terminología imperial) en gigantes pilas de cadáveres y escombros humeantes, y matan a muchos inocentes, pero eso no resultará en ningún tipo de cambio de régimen. El hecho sorprendente es que si aceptamos que la guerra es la continuación de la política por otros medios, entonces también tenemos que admitir que, según esa definición, las fuerzas armadas de los Estados Unidos son totalmente inútiles ya que no pueden ayudar a los Estados Unidos a alcanzar objetivos políticos significativos.
La verdad es que en términos militares y económicos, el “Occidente” ya ha perdido. No hace ninguna diferencia el hecho de que aquellos que entienden no hablan, y que aquellos que hablan sobre esto (negándolo, por supuesto) no entienden lo que está pasando.
En teoría, podríamos imaginar que algún tipo de líder fuerte llegar al poder en los EEUU (los otros países occidentales son completamente irrelevantes), aplastar a los neocons como Putin los aplastó en Rusia y evitar el brutal y repentino colapso del Imperio, pero eso no va a suceder. Si hay algo que las últimas dos décadas han demostrado más allá de toda duda razonable es que el sistema imperial no puede reformarse de ninguna manera a pesar de personas como Ralph Nader, Dennis Kucinich, Ross Perrot, Ron Paul, Mike Gravel o incluso Obama y Trump -todos hombres que prometieron un cambio significativo y que fueron impedidos con éxito por el sistema de lograr algo significativo. Por lo tanto, el sistema sigue siendo 100% efectivo, al menos dentro de los EEUU: a los neocons les tomó menos de 30 días aplastar a Trump y todas sus promesas de cambio, y ahora incluso consiguió que Tulsi Gabbard se arrodillara y se rindiera a los mitos y la ortodoxia política obligatoria neoconsevadores.
Entonces, ¿qué es probable que suceda a continuación?
En pocas palabras, Asia reemplazará al mundo occidental. Pero, crucialmente, esta vez ningún imperio tomará el lugar del anglosionista. En cambio, una coalición flexible e informal de países en su mayoría asiáticos ofrecerá un modelo económico y civilizador alternativo, que será inmensamente atractivo para el resto del planeta. En cuanto al Imperio, se disolverá muy efectivamente y lentamente se desvanecerá en la irrelevancia. Tanto los estadounidenses como los europeos, por primera vez en su historia, deberán comportarse como personas civilizadas, lo que significa que su tradicional “modelo de desarrollo” (saquear a todo el planeta y robar a todos los ciegos) tendrá que ser reemplazado por uno en el cual estos estadounidenses y europeos tendrán que trabajar como todos los demás para acumular riquezas. ¡Esta noción horrorizará por completo a las actuales élites gobernantes imperiales, pero apuesto a que será bienvenida por la mayoría de la gente, especialmente cuando este modelo “nuevo” (para ellos) producirá más paz y prosperidad que el anterior!
De hecho, si los neocons no explotan todo el planeta en un holocausto nuclear, EEUU y Europa sobrevivirán, pero solo después de un período de transición doloroso que podría durar una década o más. Uno de los factores que complicará inmensamente la transición del Imperio al país “regular” será la profunda e intensa influencia que 1.000 años de imperialismo han tenido en las culturas occidentales, especialmente en los completamente megalómanos Estados Unidos (la serie de conferencias “Imperio como forma de vida”, del profesor John Marciano, aborda este tema magníficamente. ¡Las recomiendo encarecidamente!): Mil años de lavado de cerebro no se superan tan fácilmente, especialmente en el nivel subconsciente (supuestos).
Finalmente, la actual bastante desagradable reacción al multiculturalismo impuesto por las élites gobernantes occidentales no es menos patológica que este corrosivo multiculturalismo en primer lugar. Me estoy refiriendo a las nuevas teorías que “vuelven a visitar” la Segunda Guerra Mundial y encuentran inspiración en todo lo relacionado con el Tercer Reich, en gran medida incluyendo un renacimiento de las teorías racistas/racialistas. Esto es especialmente ridículo (y ofensivo) cuando proviene de personas que intentan hacerse pasar por cristianos pero que en lugar de oraciones en sus labios solo arrojan tonterías como 1488. Todas estas personas representan precisamente el tipo de “oposición” que los neocons adoran tratar y que siempre (y quiero decir *siempre*) terminan derrotando. Esta (pretendida) oposición (idiotas útiles, en realidad) se mantendrá fuerte siempre que siga estando bien financiada (lo que es actualmente). Pero tan pronto como la megalomanía actual (“¡Somos la Raza Blanca! ¡Construimos Atenas y Roma! ¡Somos Evropa!”) termina inevitablemente dándose de bruces, la gente eventualmente volverá a la cordura y se dará cuenta de que ningún chivo expiatorio externo es responsable del estado actual de Occidente. La cruel verdad es que Occidente se hizo todo esto a sí mismo (¡principalmente debido a la arrogancia y el orgullo!), y las actuales oleadas de inmigrantes no son más que 1.000 años de karma realmente malo regresando a de donde vino inicialmente. No quiero sugerir que las personas en Occidente sean individualmente responsables de lo que está sucediendo ahora. Pero sí digo que toda la gente de Occidente ahora vive con las consecuencias de 1.000 años de imperialismo desenfrenado. Será difícil, muy difícil, cambiar las formas, pero como esa es también la única opción viable, sucederá, tarde o temprano.
Pero aún así, hay esperanza. SI los neocons no explotan el planeta, y SI la humanidad tiene suficiente tiempo para estudiar su historia y entender dónde tomó el giro equivocado, entonces tal vez, solo tal vez, hay esperanza.
Creo que todos podemos encontrar consuelo en el hecho de que no importa cuán feo, estúpido y malvado sea el Imperio Anglosionista, ningún otro imperio vendrá a reemplazarlo.
En otras palabras, si sobreviviéramos al imperio actual (¡lo cual no es seguro!), al menos podemos esperar un planeta sin imperios, solo países soberanos.
Sostengo que este es un futuro por el que vale la pena luchar.
El Saker
Be First to Comment