por Alex Anfruns y Raffaele Morgantini, en Investig’Action. Traducción de Enrique Cebrián
Enero de 1966, La Habana: los pueblos y dirigentes políticos revolucionarios del Tercer Mundo se reúnen en la llamada Conferencia Tricontinental, organizada por Ernesto Che Guevara, Fidel Castro, Ho Chi Min, Amílcar Cabral y Mehdi Ben Barka. Desde la conferencia de los no-alineados en Bandoung en 1955, los movimientos de liberación nacional proliferaron sin conseguir la creación de un frente común internacionalista y anti-imperialista. La conferencia de La Habana apuntaba en aquel entonces a rebasar aquella carencia sobrepasando las diferencias ideológicas uniendo a todos los pueblos y a todos los movimientos en lucha. ¿Cuál ha sido el legado que nos ha dejado la Tricontinental y por qué volver a hablar de ella hoy en día? El Diario de Nuestra América ha entrevistado a Said Bouamama, autor del libro “La Tricontinental: Los pueblos del Tercer Mundo al asalto del cielo”, con el fin de profundizar sobre los elementos clave de aquel acontecimiento histórico.
El Diario de Nuestra América: En 1966, en el momento de la conferencia Tricontinental, el mundo se encontraba en plena guerra fría, es decir, en un momento histórico decisivo. Por otro lado, la situación está al rojo vivo en el llamado “Tercer Mundo” debido al surgimiento de movimientos de liberación nacional ¿Cuál es el lugar de la conferencia Tricontinental en medio de toda esta coyuntura histórica?
Said Bouamama: El proyecto de la conferencia Tricontinental aparece en un contexto marcado efectivamente por la guerra fría pero también por la transición del sistema colonial al sistema neocolonial. La lucha armada en países como Kenya, Argelia, Cameroun, Angola, etc…ponen en guardia a las potencias coloniales frente a un posible alineamiento generalizado, lo que las arrastra a promover procesos de independencia ficticios, manteniendo así la dependencia existente. El proyecto Tricontinental madura entonces en un contexto en el que quedan en evidencia las “traiciones” de los nuevos estados aparentemente independientes contra la lucha de los pueblos. Por ejemplo, Lumumba fue asesinado gracias a la complicidad de algunos de estos estados. Por otro lado, Francia defendió en la ONU la guerra sucia de Argelia gracias al apoyo de estos estados africanos llamados “independientes”.
Una nueva conciencia militante surge gracias a esta situación: en primer lugar, ya no se trata de que cada pueblo dominado se enfrente a una sola y única potencia colonial, al contrario, ahora deben enfrentarse al imperialismo, es decir, a todo un sistema de dominación a nivel mundial; en segundo lugar, ya no se trata únicamente de luchar por una independencia de tipo político, sino de luchar para lograr una independencia económica real; todas estas transformaciones de conciencia política permiten el acercamiento a las luchas que se están llevando a cabo en America latina, donde los pueblos se enfrentan desde hace décadas al nuevo rostro de la dominación imperialista, a saber, el neocolonialismo. Todas estas luchas en los tres continentes se desarrollan al mismo tiempo, y como consecuencia de esto se constituye el proyecto de una lucha común Tricontinental. Si bien es cierto que la Tricontinetal fue promovida por “líderes” como Fidel, Ben Barka, Ho Chi Min, Cabral, el Che, etc…debemos pensar también que la situación mundial había llegado a un momento donde era inevitable la creación de un frente de lucha común.
Para los pueblos que estaban en lucha en aquel momento, La Tricontinental abrió una nueva ola de esperanza, ¿Constituyó también un peligro real para las élites y las potencias imperialistas?
El sistema imperialista mundial se había enfrentado en muy pocas ocasiones a un frente unido de esa importancia, por lo que sí había un peligro real. Conocemos muy bien las reacciones que tuvieron todas las potencias imperialistas del momento, tanto las fuerzas políticas que defendían al sistema capitalista, los propios Estados o los grandes medios de comunicación dominantes. Fruto de esta amenaza se desarrolló una estrategia global con la intención de destruir por la violencia las bases humanas y políticas de aquel proyecto de solidaridad intercontinental.
La contra-revolución funcionó de cuatro formas diferentes: primero, asesinato de decenas de líderes y miles de militantes; segundo, apoyo y promoción de golpes de estado contra regímenes progresistas; tercero, ofensiva propagandística inédita (apoyo a ONG instrumentalizadas, prácticas de “formación” en los USA o Europa para sindicalistas, militantes asociativos o políticos, becas de estudio etc…); Y cuarto, creación y formación de servicios secretos en los “países amigos” y grupos paramilitares contra-revolucionarios en los países hostiles.
Nunca habíamos conocido una contra-ofensiva tan amplia y dotada de unos medios financieros tan elevados desde la revolución de 1917. Las potencias imperialistas nunca se habían unido de una manera tan sólida frente a este “enemigo común” que constituía la Tricontinental.
El contexto internacional no ha cambiado mucho Desde los años 60 ¿Sigue siendo hoy legítimo hablar de la existencia de un Tercer Mundo?
En cierto sentido, el contexto ha cambiado completamente pero también ha continuado siendo el mismo. Las formas han cambiado, pero no el fondo. Lo que cambia son las condiciones del combate y no el combate en sí mismo. Ha habido cambios como la desaparición de los “países del Este” que han supuesto el fin del desequilibrio bipolar surgido de la segunda guerra mundial, y esto dificulta más la lucha de los pueblos. También ha habido una aparición de un “Sur dentro del Norte” en los países dominantes debido a su empobrecimiento, y también un “Norte dentro del Sur” en los países dominados debido a la aparición de clases dominantes enlazadas con el imperialismo. Sin embargo, los países que dominan el sistema económico siguen siendo los mismos que antes, y los que tienen economías dependientes también. De igual forma, siguen existiendo los mismos mecanismos que se encargan de promover la dominación (Intercambio desigual, mecanismo de la deuda, imperialismo cultural etc…). Los pueblos de África, Asia y América Latina siguen todavía hoy enfrentados al mismo dominio de entonces, a los mismos enemigos, al mismo sistema imperialista. En este sentido queda una “comunidad de destino” y una base material para el llamado “tercer mundo”.
Teniendo en cuenta la situación que encontramos hoy en el “Tercer Mundo” ¿Piensa que hoy en día sería imaginable la reconstitución de una nueva Tricontinental?
Nunca se reproducen de forma idéntica los modelos de luchas emancipatorias. Cada experiencia es fruto de los contextos y de las posibilidades de una época, y las de hoy ya no son las mismas de las que hubo en la década de los 60 y 70. Sin embargo, seguimos enfrentados a las mismas dificultades y a los mismos enemigos, y seguramente a corto o a largo plazo podemos esperar que esta situación nos lleve a nuevos ejemplos de solidaridad Tricontinental. Tenemos experiencias emancipadoras recientes, cuyos líderes (Sankara, Chavez, Morales etc…) siempre han hablado de una unidad necesaria de las luchas de los tres continentes. Por eso la importante repercusión que ha tenido en África algunas experiencias como el ALBA. Inevitablemente esto nos llevará a nuevas experiencias de luchas comunes, y quién sabe si a una Tricontinental del siglo XXI.
¿Cuál sería el interés que tendríamos en conocer la historia de la Tricontinetal en el contexto europeo actual, caracterizado por la crisis de valores?
La historia de la igualdad y la emancipación se va construyendo a largo plazo. Se va formando poco a poco, con avances y retrocesos, con victorias y derrotas que, en el transcurso de la historia han ido dibujando un progreso innegable, cuyas etapas han sido la abolición de la esclavitud, la abolición de la colonización directa, del apartheid etc…Las clases dominantes están muy interesadas en borrar de nuestra memoria los momentos que ha habido de ofensivas, avances y victorias de los pueblos y de las clases dominadas. Lo que suele decirnos la ideología dominante sobre la pobreza, las guerras, y los dramas que afectan a los pueblos de los tres continentes, es que simplemente se deben a cuestiones culturales. Así se encargan de ocultar las causas sistémicas fundamentales sobre cuestiones económicas, políticas y culturales. Y así, tratan de difundir un sentimiento de impotencia y fatalidad para desarmar y desanimar a la lucha. Contra esto es muy importante conocer las luchas que ha habido en el pasado, es un poderoso antídoto. Y debe ser uno de los factores importantes para la contra-ofensiva de los dominados.
¿Por qué la Tricontinental le dio tanta importancia al desarrollo de su identidad a través de la creación de visuales y carteles de gran calidad artística?
Este material de lucha tiene una importancia primordial ya que tienen la voluntad de llegar al pueblo y no solamente a las “élites”. A través de la pancarta, el dibujo, el cine etc…lo que se pretende es llegar a las masas populares y no solamente a los militantes organizados. También se pretende recalcar la importancia que tiene el combate cultural como parte fundamental de la lucha social y política. Prueba de ello tenemos la utilización de iconografía popular en las pancartas (armas tradicionales, ropa tradicional etc…). En este sentido se trata de luchar contra la tendencia de “desvalorización de uno mismo” y la “vergüenza de uno mismo”, sentimiento que trata de difundir el sistema de dominación para legitimarse y perpetuarse.
¿Qué pueden aprender las nuevas generaciones, particularmente las de los países del sur, acerca de este periodo histórico?
En mi opinión, las nuevas generaciones tienen mucho que aprender de la experiencia de la Tricontinental. Aquella experiencia puede ayudarnos a no volver a reproducir algunos errores que se cometieron. Sin embargo, muchas de las adversidades que se encontraron en aquellos tiempos siguen siendo las mismas hoy en día, y por eso pueden constituir una valiosa ayuda ya que estas han sido confrontadas, reflexionadas y teorizadas en el momento de la Tricontinental. Encontramos también una dimensión subjetiva importante. El conocimiento de las luchas pasadas crea las condiciones subjetivas de una esperanza y una voluntad política, contribuye a romper el sentimiento de impotencia paralizante para crear un sentimiento de potencia colectiva y solidaria. Así pues, conocer el pasado nos permitirá situar en el buen lugar la escala de la lucha que debemos llevar a cabo. La ruptura con la dependencia solo es posible a través de la existencia de una solidaridad Tricontinental. Las victorias de las fuerzas populares en un país no bastan para hacerla irreversible. La solidaridad Tricontinental forma parte de las condiciones de emancipación en cada uno de los países. El internacionalismo no es una opción sino una necesidad.
Más allá del renombre póstumo de algunas personalidades como el Che o Ben Barka, sus ideas y aquellas de otros pensadores revolucionarios son todavía relativamente poco conocidas. ¿Cuáles fueron los ejes principales de su visión del mundo?
Me sería imposible resumir en unas pocas líneas la riqueza de los aportes de estas personalidades tan importantes en la historia de la Tricontinental. Pero podríamos citar algunas algunos: 1) Entendimiento de la dominación como un sistema mundial y global, que necesitaría a su vez de una solidaridad mundial de las clases y de los pueblos dominados; 2) Análisis de los mecanismos contemporáneos de dependencia que siguen siendo todavía los mismos (deudas, cooperación etc…) 3) Comprensión de la independencia y de la soberanía incluyendo las dimensiones económicas y culturales; 4) Análisis de la constitución de nuevas clases después de las independencias que nos llevarían no solo a luchar contra el imperialismo sino también contra estas clases sociales internas ligadas al mismo; 5) Una teoría de la necesidad de una “Violencia revolucionaria” en algunos de los contextos; 6) Comprensión de la dominación cultural como eje principal de la reproducción del sistema de dominación; etc…Podríamos poner muchas otras aportaciones en evidencia, pero estos son suficientes para mostrar que los actores de la Tricontinental llevaban un proyecto global de ruptura total con el sistema imperialista.
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