Por: Emir Sader
Fuente: Cubadebate
Foto: elOrdenMundial
La izquierda latinoamericana ha protagonizado un período histórico fundamental este siglo. Ha logrado avanzar contra la corriente de las tendencias globales y con ello ha disminuido la exclusión social, cuando ese fenómeno solo aumenta en otras partes del mundo y en otros países del mismo continente que no han reaccionado en contra del modelo neoliberal. Después de esos avances, errores de la misma izquierda, más cambio de coyuntura internacional, han posibilitado que la derecha se aprovechara para retomar la iniciativa, cambiar los términos de los enfrentamientos y frenar los avances. Se pasó a un tiempo en que la derecha ha comandado los procesos políticos en los países antineoliberales, logrando varios triunfos.
La misma izquierda acusó los golpes. Desconcierto al inicio, después de años de victorias y avances, enseguida asumir la defensiva, quedando relegada a contestar los ataques de la derecha. Esta ha concentrado sus ataques en acusaciones de corrupción, ha usado el Estado para provechos propios, para financiar sus actividades. Al lado de los ataques el modelo económico, buscando desconstruir los éxitos logrados y diseminar un sentimiento de fracaso en la población. Retomando la ofensiva, la derecha puso a la izquierda a la defensiva, posición siempre incómoda, porque se contestan los términos planteados por el adversario.
La izquierda tuvo que defenderse de las acusaciones de corrupción retomó la defensa de su modelo económico y de los efectos positivos que ha generado la distribución de la renta. Pero innegablemente la izquierda perdió su impulso inicial este siglo, regaló campo al enemigo, lo vio enardecerse y movilizar a sectores significativos de la población en contra de los gobiernos que han encarnado los intereses populares. La derecha logró crear, en sectores medios de la población, pero también en sectores populares, resistencias fuertes en contra de los gobiernos populares y de sus mismos líderes.
En algunos países los partidos de izquierda quedaron aislados de grandes sectores de la población, han perdido contacto con los sentimientos populares y permitido que la derecha ganara las elecciones o se fortaleciera incluso en capas del pueblo. Pero la derecha tropieza en su misma incapacidad de construir proyectos que atiendan los intereses de la población. Después de hacer promesas que no pueden atender, cuando llegan a gobernar, ponen en práctica los viejos modelos neoliberales, atentan abiertamente en contra de los derechos conquistados por la población, demuestran que efectivamente gobiernan para una ínfima minoría de la población, que son incapaces de retomar el crecimiento económico y tampoco de garantizar los derechos de la gran mayoría.
Es la hora de la izquierda latinoamericana de retomar la iniciativa y la ofensiva. Los gobiernos de Mauricio Macri y de Michel Temer revelan los proyectos que la derecha tiene para nuestros países, condenándolos a retrocesos enormes, a la depresión económica y al desempleo. Los pueblos brasileño y argentino revelan creciente rechazo a esos gobiernos. El pueblo ecuatoriano ha demostrado que no quiere retroceder a la era neoliberal.
Pero para que la izquierda pueda retomar la iniciativa y volver a protagonizar una nueva ola antineoliberal, es indispensable que el pensamiento crítico latinoamericano vuelva a desempeñar un rol de articulación entre la reflexión teórica y la práctica política, contribuyendo de nuevo, de forma decisiva, a abrir un nuevo período político en el continente, que será continuidad de lo que fue hasta ahora, pero que tiene que descifrar las nuevas condiciones políticas externas e internas, así como corregir los errores cometidos hasta aquí. De esa forma la izquierda latinoamericana volverá a retomar la iniciativa y a impulsar una segunda ola de gobiernos posneoliberales en América Latina.
(Tomado de El Télegrafo)
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