Por el Rector de Unexca, Alí Ramón Rojas Olaya |
En 1786, cuando Bolívar tenía 3 años, Thomas Jefferson (1743-1826), antes de convertirse en el tercer presidente de Estados Unidos (1801-1809) y antes de que se redactara la Doctrina Monroe, vomitó estas palabras: “Nuestra Confederación debe ser considerada como el nido desde el cual toda América, así la del Norte como la del Sur, habrá de ser poblada. Mas cuidémonos de creer que interesa a este gran continente expulsar a los españoles. Por el momento aquellos países se encuentran en las mejores manos, y sólo temo que éstas resulten demasiado débiles para mantenerlos sujetos hasta que nuestra población haya crecido lo suficiente para írselos arrebatando pedazo a pedazo”. Esta macabra sentencia se soportaba militarmente en el Cuerpo de Marines fundado en Filadelfia el 10 de noviembre de 1775.
El mundo para USA
En 1804, John Quincy Adams (1758-1831), quien será el 6° presidente de Estados Unidos (1825-1829), expande la visión de su congénere: “Lo único que esperamos es ser dueños del mundo”.
Las más importantes universidades y centros de altos estudios de la OTAN (Organización Terrorista del Atlántico Norte) están al servicio de las políticas injerencistas. Allí think tanks maquinan la urdimbre de su imperio: Henry Kissinger (Harvard), Allen Dulles (Princeton), Leo Strauss (Columbia), Allan Bloom (Chicago), Alexandre Kojéve (École Pratique des Hautes Études de París), Paul Wolfowitz (Chicago y Cornell), Francis Fukuyama (Harvard y Cornell), Albert Wohlstetter (Columbia y City College of New York), Milton Friedman (Columbia, Chicago y Rutgers), Gene Sharp (Estatal de Ohio), Robert Keohane (Harvard) y Joe Nye (Harvard) son sólo algunos de estos tanques de pensamiento. Es un deber de todo bolivariano conocer sus obras y socializar su ideología amenazadora para fortalecer la defensa integral.
La doctrina Monroe
La Doctrina Monroe y la concepción del Destino Manifiesto (Manifest Destiny) fueron “desarrolladas en el siglo XX por tres pensadores que consolidaron la ideología del pensamiento conservador de los Estados Unidos”. Luis Antonio Bigott en su libro “Otra vez y ahora sí Bolívar contra Monroe” (Editorial Trinchera, 2010), se refiere a Leo Strauss (1899-1973), Allan David Bloom (1930-1992) y Alexandre Kojéve (1902-1968) quienes, influenciados por la Fenomenología de Edmund Husserl y el Existencialismo del filósofo nazi Martin Heidegger, sustentan la superioridad de USA.
Destino manifiesto
Todos los norteamericanos se creen superiores porque la doctrina del Destino Manifiesto expresa que Estados Unidos es una nación destinada a expandirse desde el norte al sur y desde las costas del Atlántico hasta el Pacífico. De esta manera, los estadounidenses asumen que la expansión no sólo es buena sino también lógica, es decir, manifiesta y certera, o sea, tiene un destino. El Manifest Destiny tiene un asidero en el Deuteronomio de La Biblia con el que Israel se fundamenta para invadir a Palestina, y es el equivalente alemán de la teoría del Lebensraum que impulsaban los nazis para justificar su expansión hacia el este de Europa y Asia Central. Si hay dudas basta leer el capítulo 20 del Deuteronomio, libro del Antiguo Testamento y del Tanaj hebreo que se ubica en el quinto lugar, precedido por Números y es, en consecuencia, el último texto de la Torá y, para los cristianos, del Pentateuco: “En el caso de acercarte a sitiar una ciudad, ante todas las cosas le ofrecerás la paz. Si la aceptare y te abriere las puertas, todo el pueblo que hubiere en ella será salvo, y te quedará sujeto, y será tributario tuyo. Mas si no quiere rendirse y empieza contra tí las hostilidades, la batirás; y cuando el señor Dios tuyo la hubiere entregado en tus manos, pasarás a cuchillo a todos los varones de armas tomar que hay en ella. Mas no harás daño a las mujeres, ni a los niños, bestias y demás cosas que hubiere en la ciudad. Repartirás entre la tropa todo el botín, y comerás de los despojos de tus enemigos, que tu señor Dios te habrá dado. Así harás con todas las ciudades que estén muy distantes de ti, y no son de aquellas de que has de tomar posesión. Porque en las ciudades que se te darán en la tierra prometida, no dejarás alma viviente, sino que a todos sin distinción, los pasarás a cuchillo”.
El Destino Manifiesto se sintetiza en tres pilares: (1) La virtud de las instituciones y los ciudadanos de Estados Unidos. (2) La misión para extender estas instituciones, rehaciendo el mundo a imagen de los Estados Unidos. (3) La decisión de Dios de encomendar a los Estados Unidos la consecución de esa misión.
La Doctrina Monroe, elaborada por John Quincy Adams y atribuida a James Monroe en el año 1823, declara que América Latina se considera “esfera de influencia” para Estados Unidos. Se sintetiza en la frase «América para los americanos», sólo que para los americanos del norte los únicos americanos son ellos mismos.
Marco teórico de la violencia
Para Strauss, la paz es una situación negativa y la guerra constituye lo positivo. Al referirse al destino del coloso del norte escribe: “Estados Unidos es la nación elegida por Dios. Nunca los Estados Unidos deben comprometerse con una paz americana sino permanecer en una guerra permanente”.
Strauss, aprendió de Nietzsche que sólo unos pocos están en condiciones de conocer la verdad sin derrumbarse. Los filósofos no pueden decir lo que piensan verdaderamente. De allí que, para él, la verdad es peligrosa y destructiva para la sociedad. Por ello afirma que desde el principio de los tiempos, los hombres han elaborado mentiras para poder vivir con más tranquilidad. La religión, por ejemplo. La esperanza en el más allá, en el castigo a los malos y en el premio a los buenos, la reencarnación, la resurrección, la vida eterna, la imagen misma de Dios, todo ello no son más que esperanzas para poder vivir. Son “mentiras necesarias”, sin las cuales, probablemente, la mayoría de seres humanos se desesperarían e incluso se suicidarían al saber que este valle de lágrimas no tiene un final feliz. Esto es reforzado por Bloom: “Estados Unidos constituye el centro de dominación y necesita del mantenimiento permanente de la violencia”.
Kojéve por su parte, asegura que los componentes teleológicos, el deber ser de los Estados Unidos, lo constituyen el nacionalismo y el mesianismo. La verdadera civilización, que para Kojéve se encuentra representada por los Estados Unidos, sólo será posible si mantiene un régimen de terror que es inevitable.
Francis Fukuyama (1952) defiende la teoría de que la historia humana como lucha entre ideologías ha concluido, dando inicio a un mundo en el que la economía neoliberal se ha impuesto y que ésta, amparada en una pseudodemocracia, constituye el pensamiento único.
Paul Wolfowitz (1943) justificar la guerra para extender la democracia de libre mercado. Especialista en inventar amenazas imaginarias para obtener dinero y lanzarse en aventuras bélicas, ha creado teorías sobre las «intervenciones preventivas» y la intimidación a los «competidores emergentes». Bajo la influencia de Allan Bloom, Paul Wolfowitz desarrolla sus conocimientos en ciencias políticas y su interés se centra en la filosofía de Leo Strauss, consejero de Bloom.
Albert Wohlstetter (1913-1997); quien estudió Matemática con Jacob Wolfowtiz, padre de Paul; es el primer estratega nuclear del país. Es miembro de la Rand Corporation y teórico de la vulnerabilidad de los Estados Unidos. Wohlstetter, figura clave de los neoconservadores, fundó el equipo de los «Vulcanos», en referencia al dios romano que forja las armas divinas en la profundidad de los volcanes. A este grupo perteneció Condoleezza Rice.
Milton Friedman (1912-2006), economista estadounidense sionista, creador de la doctrina del libre mercado, infestó a Chile en 1975 de conferencias sobre economía durante el gobierno militar de Pinochet cuando fue invitado por la Escuela de Negocios de Valparaíso. Friedman, por ahogar economías de países que se encontraban lejos de ser libres, por implementar medidas económicas nada populares, por recomendar crear caos para poder implementarlas, se ganó el premio Nobel de Economía en 1976.
El capullo de una flor
Entre los años 1953 y 1961 la dirección de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) era asumida por Allen Welsh Dulles, quien publicaría en 1963 el libro “The Craft of Intelligence” en el cual explica el método para lograr el aniquilamiento de la URSS. Para el logro de este objetivo general, Dulles se plantea el penúltimo objetivo: sembrar el caos. Para lograrlo, dice, hay que lograr cuatro objetivos específicos, que él llama episodios. Al respecto explica: “Episodio tras episodio se va a representar por sus proporciones una grandiosa tragedia, la de la muerte del más irreductible pueblo en la tierra, la tragedia de la definitiva e irreversible extinción de su autoconciencia”. Estos objetivos específicos o episodios que atacan los valores, la cultura y el partido con la ayuda de los lacayos de siempre son: Inoculación de antivalores: “Sustituiremos” los valores soviéticos, “sin que sea percibido, por otros falsos, y les obligaremos a creer en ellos”. Ayuda de lacayos: “Encontraremos a nuestros aliados y correligionarios en la propia Rusia”. Contracultura: “De la literatura y el arte, por ejemplo, haremos desaparecer su carga social. Deshabituaremos a los artistas, les quitaremos las ganas de dedicarse al arte, a la investigación de los procesos que se desarrollan en el interior de la sociedad. Literatura, cine, teatro, deberán reflejar y enaltecer los más bajos sentimientos humanos. Apoyaremos y encumbraremos por todos los medios a los denominados artistas que comenzarán a sembrar e inculcar en la conciencia humana el culto del sexo, de la violencia, el sadismo, la traición. En una palabra: cualquier tipo de inmoralidad”. Caos en el partido: “En la dirección del Estado crearemos el caos y la confusión. De una manera imperceptible, pero activa y constante, propiciaremos el despotismo de los funcionarios, el soborno, la corrupción, la falta de principios. La honradez y la honestidad serán ridiculizadas [como] innecesarias y convertidas en un vestigio del pasado. El descaro, la insolencia, el engaño y la mentira, el alcoholismo [y] la drogadicción, el miedo irracional entre semejantes, la traición, el nacionalismo, la enemistad entre los pueblos y, ante todo, el odio al pueblo ruso; todo esto es lo que vamos a cultivar hábilmente hasta que reviente como el capullo de una flor”.
Una vez logrados estos cuatro objetivos específicos, Dulles infiere que “Sólo unos pocos acertarán a sospechar e incluso comprender lo que realmente sucede”. “Pero a esa gente la situaremos en una posición de indefensión, ridiculizándolos, encontrando la manera de calumniarlos, desacreditarlos y señalarlos como desechos de la sociedad. Haremos parecer chabacanos los fundamentos de la moralidad, destruyéndolos”. “Nuestra principal apuesta será la juventud. La corromperemos, desmoralizaremos, pervertiremos”.
La violencia de la no violencia
Gene Sharp (1928) hace del jiu-jitsu un arma de paz en el mundo. El jiu-jitsu es un arte marcial japonés basado en la defensa sin armas. Se practica en el país del sol naciente desde hace dos milenios. Su origen data de las batallas entre los bushi, guerreros clásicos, contra los samurái, guerreros con armaduras, que eran neutralizados y vencidos sólo a través de luxaciones, estrangulamientos y derribos. Gene Sharp, profesor de Filosofía y Política y fundador del Instituto Albert Einstein, organización “sin fines de lucro” que promueve “la defensa de la libertad y la democracia y la reducción de la violencia política mediante el uso de acciones no violentas”, acuñó el término Política Jiu-Jitsu en su libro Politics of Nonviolent Action: Part One: Power and Struggle publicado en 1973. Con este término, Sharp, nacido el 21 de enero de 1928, se refiere a derribar al oponente desequilibrándolo mediante una estrategia política.
La clave de Gene Sharp radica en que el poder no deriva de una cualidad intrínseca de quienes están en el poder, es decir, el poder no es monolítico. Según Sharp, toda estructura de poder descansa en la obediencia de los sujetos a las órdenes de la dirigencia política. De esa forma, si hay desobediencia civil cae el gobierno. Esta base ganada a la desobediencia tiene en los estudiantes universitarios un porcentaje significativo.
En este sentido el cubano Raúl Antonio Capote cuenta en su libro Enemigo, que cuando estaba infiltrado en la contrarrevolución en la propia Cuba recibía instrucciones de la CIA dirigidas “a crear, mejorar e incrementar el trabajo de redes entre los estudiantes universitarios” con la finalidad de utilizarlos “para provocar un caos social y político, generar bajo las banderas de la no violencia disturbios de calle, atraer a la prensa internacional, provocar la represión mediante la realización de actos violentos e ilegales” para luego divulgarlos a través de las empresas privadas de comunicación social “para justificar cualquier acción contra la revolución, presentándola como un acto de justicia”.
Gene Sharp reside en un primer piso de un edificio de Boston donde también funciona el Albert Einstein Institution (AEI). Ese piso es en realidad un laboratorio imperialista que funciona como un teatro de operaciones de desestabilización contra gobiernos que no se someten a los intereses de Estados Unidos. Desde esa central de inteligencia se han tejido las revoluciones de colores y las primaveras árabes no en balde su página web es traducida en 40 idiomas.
Soft power
Los geopolitólogos Joe Nye y Robert Keohane publicaron el libro Poder e Interdependencia (1977) en el que desarrollan los conceptos de interdependencia asimétrica y compleja como parte de la teoría del neoliberalismo de las relaciones internacionales. Nye en 2004 publica “El poder blando: los medios para el éxito en la política mundial”. Para Nye el soft power es más efectivo que el poder duro (invasión militar y guerra económica) ya que aquél se ejerce a través de la contracultura y la ideología dominante y ataca el psique: el poder es la habilidad para influenciar el comportamiento de otros y obtener los resultados que se desean.
La tendencia del soft power es “trabajar indirectamente formando el entorno para la política, y algunas veces toma años producir los resultados esperados”. Nye habla de tres categorías de análisis: cultura, valores y políticas. En su libro “The future of Power” (2011) Nye reitera que, dado que el poder blando es descriptivo más que normativo, puede ser manejado para propósitos infames. Este profesor de la Universidad de Harvard afirma que “La seducción siempre es más efectiva que la coacción, y valores como la democracia, derechos humanos y oportunidades individuales son profundamente seductoras”.
¡Bolívar vive!
El empresario estadounidense Warren Buffett, el mayor accionista y director ejecutivo de Berkshire Hathaway, es claro: “Hay una guerra de clases, pero es mi clase, la de los ricos, la que está haciendo la guerra, y la estamos ganando”.
Bolívar fue el objetivo de Estados Unidos entre 1824 y 1830. Los “albinos del norte” Henry Clay, William Tudor y William Henry Harrison y el cipayo Santander querían destruir la República de Colombia que creara Bolívar el 17 de diciembre de 1819 en Angostura porque representaba mucho poderío: allí estaba el sitio ideal para la construcción de un canal interoceánico, grandes sembradíos de café y cacao, inmensas riquezas naturales, el Orinoco, el Magdalena, el Meta y el Caroní. Sobre sus enemigos Bolívar dice: “En fin, yo veo unidos a los malos y a los perversos de todos los extremos para derribar lo único que hay bueno y sólido, dividir después entre sí los despojos y despedazarse últimamente, sumergiendo este país para siempre en los abismos”. Con toda razón y consciente del peligro que entrañaban los planes de expansión angloamericanos, consignó esta sentencia: “Yo pienso que mejor sería para la América adoptar el Corán que el gobierno de los Estados Unidos”. ¡Bolívar vive!
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