por Alexander Dugin, en Katehon
Como ya hemos dicho muchas veces, el aspecto principal de esta temporada política no son las elecciones, sino la guerra. Pero si las elecciones tienen alguna importancia, esto es en los EE.UU., donde, una vez más, están estrechamente vinculadas con la guerra. Hace dos días, el sábado, 17 de septiembre, la probabilidad de esta guerra era impresionantemente alta. Como sabemos, las tropas estadounidenses, a las que nadie invitó a Siria, bombardearon las posiciones del ejército sirio en Deir ez-Zor. Como resultado del bombardeo, 60 soldados sirios murieron.
Este ataque fue extremadamente importante para los militantes ISIS, a quienes los EE.UU. está asesorando y armado informalmente, mientras supuestamente lucha contra ellos. Esto cruzó la línea. Bombardear soldados sirios es una cosa, pero esto significa declarar la guerra no sólo contra Siria, sino también contra Rusia, que lucha en Siria de parte de Assad. Y esto significa que hemos llegado a un punto culminante.
Sin duda, el liderazgo de Estados Unidos informó de inmediato que el ataque aéreo era un error y que advirtió a los rusos, pero no expresó ninguna emoción. Pero los estadounidenses sólo pueden estar mintiendo, ya que la moderna tecnología permite a los satélites ver los objetos desde un escritorio. En teoría, los bombarderos estadounidenses no podrían haberse confundido simplemente en tal ataque. Y lo que es más importante: si le hubiesen dicho que se estaban preparando para bombardearle, y no dijo nada, entonces ¿significa que usted está de acuerdo?
Es completamente obvio que los EE.UU. se disponen a comenzar una guerra contra Rusia. Los incidentes fronterizos representan operaciones de reconocimiento. Pero, ¿cómo van a reaccionar Moscú, Putin y el Kremlin? El punto de no retorno aún no se ha cruzado, pero la reacción de Moscú ¿no pone de manifiesto cuán listos están los rusos para una confrontación directa, frontal con los EE.UU. y la OTAN? Esta fue la razón de que el ataque aéreo fuera lanzado contra las posiciones del ejército sirio.
El liderazgo globalista de Estados Unidos, obviamente, no puede dominar el mundo entero y, lo que es más, la amenaza planteada por Trump pone su control sobre la propia América en tela de juicio. Ahora, mientras que el títere Obama todavía está en la presidencia y la candidata globalista Hillary Clinton se está desmoronando frente a los ojos de los votantes estadounidenses, es la última oportunidad para iniciar una guerra. Esto les permitiría posponer las elecciones u obligar a Trump, si llegara a ganar, a comenzar su presidencia en condiciones catastróficas. Por lo tanto, los neoconservadores y los globalistas estadounidenses necesitan la guerra. Y rápido, antes de que sea demasiado tarde. Si Trump se mete en la Casa Blanca, entonces habrá paz, entonces no habrá tal guerra, al menos en el futuro previsible. Y esto sería el fin de la omnipotencia de las maníacas élites globalistas.
Por lo tanto, todo en este momento es muy, muy serio. Los ideólogos de la OTAN y los globalistas cayendo en el abismo necesitan la guerra en este momento, antes de las elecciones estadounidenses. Guerra contra nosotros. No tanto por la victoria, sino por el propio proceso. Esta es la única manera para ellos de prolongar su dominio y desvíar la atención de los estadounidenses y de todo el mundo de su interminable serie de fracasos y crímenes. El juego de los globalistas ha sido revelado. Muy pronto, van a tener que abandonar el poder y presentarse ante los tribunales. Sólo la guerra puede salvar su situación.
Pero ¿qué pasa con nosotros? No necesitamos la guerra. Ahora no, mañana no, nunca. Nunca en la historia hemos necesitado guerra. Sin embargo, constantemente hemos luchado y, de hecho, casi nunca hemos perdido. El coste supone pérdidas terribles y esfuerzos colosales, pero ganamos. Y siempre vamos a ganar. Si esto no fuera así, entonces hoy no tendríamos un país tan enorme libre del control extranjero.
Pero en este caso, tenemos que comprar tanto tiempo que sea posible. Los estadounidenses en esencia han atacado nuestras posiciones, al igual que los georgianos en Tsjinvali en agosto de 2008. Los rusos están bajo el fuego, y esto no puede ser ignorado. Nuestra reacción es extremadamente prudente y equilibrada. Hemos expresado lo que pensamos de este acto de agresión estadounidense, pero en términos muy deliberados.
La fatalidad de la situación radica en que, si Washington decide optar por la guerra ahora, entonces no podemos evitarlo. Si insisten y repiten la situación del 17 de septiembre otra vez, entonces, vamos a tener que aceptar el desafío e ir a la guerra, o a sabiendas admitir la derrota.
En esta situación, el resultado de la lucha por la paz que está, como siempre, totalmente en nuestros intereses, no depende de nosotros. Realmente necesitamos la paz, para ganar tiempo hasta el 8 de noviembre y entonces todo será mucho más fácil. Pero ¿nos lo permitirá esta vez el coloso que está colapsando?
Dios no permita que esto suceda. Pero aquellos que podían rezar, rezaron en la víspera de la Primera y de la Segunda Guerra Mundial. En cualquier caso, nuestro objetivo es siempre y únicamente la victoria. Nuestra victoria.
Los estadounidenses bombardean a nuestros chicos. Una tercera guerra mundial nunca ha estado tan cerca.
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