Editorial de revista Insurrección, uno de los órganos de prensa oficiales del Ejército de Liberación Nacional, en ELN-Voces
En este fin de año, enviamos a toda la sociedad colombiana, en particular a la empobrecida y excluida, nuestro saludo sincero y respetuoso, y a pesar de tantas dificultades, les deseamos un fin de año de alegría y fortaleza, para alcanzar las metas más deseadas en el año nuevo.
Es nuestro deber con las y los colombianos, presentar un balance de los esfuerzos por la paz de Colombia en el último año, desde la mesa de diálogo entre el Ejército de Liberación Nacional y el gobierno de Santos.
Dando continuidad a los acuerdos logrados desde el año anterior, logramos a finales del pasado marzo, acordar una Agenda de conversaciones, como base para instalar la mesa pública, los días siguientes en Quito, Ecuador. Dicha Agenda, llenó de expectativas y esperanzas a la sociedad colombiana, que espera ansiosa su participación protagónica en el proceso de paz.
Este Acuerdo de Agenda no hubiese sido posible sin el aporte de miles de gentes de Colombia y de la comunidad internacional, destacándose el esfuerzo de los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Cuba, Noruega, Chile y Brasil.
Cuando valorábamos estar a las puertas de instalar la mesa pública en Quito, el presidente Santos con todo el descaro, colocó públicamente, una condición unilateral que no era parte de los acuerdos, para que cumpliéramos, como requisito para instalar la mesa: “Liberar los retenidos y renunciar a esta actividad”.
Fue aquí cuando el presidente Santos y la oligarquía empezaron a sobreponer trabas, con el tema de las retenciones, condición impuesta por fuera de lo acordado y firmado en la mesa.
Desconoce el presidente Santos que somos dos Partes, que actuamos con base a lo acordado y que entre las reglas establecidas de común acuerdo, hay una que dice: “Acordar y cumplir, regla de oro para la paz”.
Lo que siguió, entre abril y noviembre, fue una puja interminable; donde el gobierno pretendió imponernos condiciones, mientras nosotros pugnamos por hacer valer lo acordado. En aras de buscar soluciones, aceptamos con mucha flexibilidad, buscar una salida, trasladando al inicio de la Agenda el subpunto 5F de Acciones Humanitarias, colocándolo en paralelo con el punto uno de Participación.
En dicho esfuerzo, el 6 de octubre llegamos a acuerdos, donde cada Parte haríamos liberaciones humanitarias. De nuevo hemos cumplido lo acordado teniendo como testigos a los países garantes, mientras el gobierno volvió a incumplir lo que firmó, además de difundir a través de las grandes empresas de información, que somos nosotros los incumplidos.
Al impedir la instalación de la fase pública el 27 de octubre, el gobierno de Santos coloca en crisis esta mesa de diálogos, luego de haber firmado acuerdos para ponerla en marcha.
Nunca pretenderemos imponerle al gobierno condiciones unilaterales ni las aceptamos, porque consideramos que las Partes discuten diferentes propuestas, para llegar a la construcción de aproximaciones y acuerdos.
Estos hechos demuestran la arrogancia y carencia de una verdadera voluntad de paz del régimen, a lo que se suma que el gobierno ni siquiera ha nombrado de manera oficial a su delegación para estos diálogos. En cambio nosotros hemos asistido a estos diálogos con la delegación oficial completa, encabezada por un miembro de nuestro Comando Central como jefe.
Desde que iniciamos los diálogos con el gobierno de Santos, hemos defendido y reiterado la urgencia de pactar un cese al fuego bilateral, que cree un ambiente político y humanitario favorable al proceso de paz, pero el gobierno se ha negado a ello.
La anterior negativa, se suma el sistemático asesinato de lideres populares y sociales, de defensores de Derechos Humanos, la carencia de acciones de la Fuerza Pública contra las bandas paramilitares, las constantes amenazas a los críticos al régimen y la avalancha de acciones represivas, económicas y políticas contra el pueblo y la nación colombiana, evidencian todas la falta de voluntad de paz, y en cambio dejan clara la conducta cerril, conservadora, violenta y excluyente de la clase dominante.
Pese a este clima difícil y contrario a la paz que anhelan las mayorías de Colombia y la comunidad internacional, acudiremos puntualmente a la cita entre las dos delegaciones, acordada para el próximo 10 de enero, en Quito. Esperamos que para esa oportunidad, el gobierno ya haya nombrado oficialmente a su delegación.
En esta mesa de conversaciones, no nos hemos reducido a las discusiones con la contraparte, también hemos desarrollado productivos intercambios con organizaciones políticas y sociales colombianas, representantes de las Iglesias, de gobiernos amigos del proceso de paz y diversas personalidades del país y el exterior; sobretodo en lo referido a la participación de la sociedad en el proceso de paz. Visiones que también hemos expresado ante los medios de comunicación social nacionales y extranjeros. A todas y todos ellos les ratificamos nuestro irrenunciable compromiso por la paz de Colombia.
Todo el trabajo de nuestra delegación desde el pasado 27 de octubre, no hubiera sido posible sin la solidaridad, hospitalidad y denodado esfuerzo del gobierno de la hermana república del Ecuador, para quien tenemos nuestro reconocimiento y agradecimiento.
Nuestros esfuerzos por la paz de Colombia siguen de aquí en adelante, por lo que queremos solicitar a los seis Estados garantes y a sus representantes en la mesa de diálogo, que nos sigan acompañando y brindando sus profesionales esfuerzos, dignos de resaltar.
En el año 2017, seguiremos firmes y unidos en la búsqueda de la paz, así como en todos los otros propósitos y planes que trazó nuestro pasado Congreso Nacional, reafirmando la validez de nuestra lucha revolucionaria insurgente y popular, por un destino de justicia y equidad social, de independencia nacional y soberanía, que es como entendemos el futuro socialista.
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