por Yusuf Fernández, en Al-Manar
El primer ministro israelí, Benyamin Nentanyahu, considera que el nuevo presidente de EEUU, Donald Trump, y su administración están dispuestos a servir a Israel hasta el punto de poner en peligro la paz y la estabilidad internacional y, más concretamente, de Oriente Medio.
En su viaje a EEUU, que comienza este miércoles, el primer ministro israelí buscará convencer a Trump para que adopte medidas que equivalen en la práctica a destruir el acuerdo nuclear con Irán e incluso a provocar un conflicto con ese país.
A principios de este mes, Netanyahu dijo a su gabinete que el formar un frente unido contra Irán era uno de los principales temas que trataría con Trump durante su visita. Dado el incremento de relaciones de los países europeos, Rusia y China con Irán es dudoso, sin embargo, que tal frente incluyera a nadie más que Israel y algunas monarquías árabes del Golfo Pérsico, como Arabia Saudí.
Netanyahu quiere que EEUU apruebe sanciones económicas “paralizantes” contra Irán, algo que es totalmente incompatible con el acuerdo nuclear y las promesas que los miembros de la Administración Trump han hecho a la jefa de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini. Este apoyo norteamericano proviene, sin duda, de la comprensión de que EEUU estaría solo en cualquier medida de este tipo con Irán, dado que la UE, Rusia y China ya han dejado claro su apoyo al acuerdo.
Netanyahu describe como “amenaza” a la auténtica resistencia contra los objetivos expansionistas de Israel y la continuación y opresión del pueblo palestino. Esta política ha llevado al régimen sionista a un aislamiento sin precedentes, como demuestra la negativa de la canciller alemana, Angela Merkel, a recibir a Netanyahu en Berlín.
Durante sus entrevistas en EEUU, Netanyahu también planteará el objetivo de luchar contra Hezbolá en medio de reportajes de que Tel Aviv busca “paralizar al partido financieramente”. Para ello, Netanyahu intentará que la Administración Trump imponga “sanciones paralizantes” contra Irán para que “reconsidere” su apoyo a Hezbolá y con el objetivo de sembrar la cizaña entre ambos, según dijo el jefe del servicio de Inteligencia israelí Ysrael Katz.
Tal hecho, como se ha dicho antes, estaría en abierta violación del acuerdo nuclear, lo que en la práctica persigue la destrucción de este último, ya que ningún responsable israelí cree ni por un instante que el apoyo a Irán a la Resistencia libanesa, que es uno de los pilares de la política exterior de la República Islámica de Irán, vaya a cesar.
Netanyahu también quiere que la Administración Trump presione a Rusia para excluir a Hezbolá y a Irán de la fórmula de solución de Siria, algo imposible dada la estrecha alianza de Siria con ambos. Por otro lado, los responsables sionistas están defraudados por la última declaración del ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, donde recordó que Hezbolá es una fuerza indispensable en la guerra contra el terrorismo en Siria y llamó claramente a EEUU a no excluir a Irán de una coalición antiterrorista.
El primer ministro israelí quiere discutir con Trump fórmulas para “erradicar la amenaza de los armamentos sofisticados en las manos de Hezbolá para el frente interno israelí” en la creencia de que ello facilitaría una futura agresión israelí contra el Líbano, que ha sido evitada gracias a tales armas. Según Amos Yadlin, director del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel, “Irán y sus aliados, y más precisamente Hezbolá, constituyen la mayor amenaza estratégica para Israel”.
Netanyahu persigue en última instancia el estallido de una guerra abierta entre EEUU e Irán. “Hace falta crear una fuerza especial con la misión de detener los cargamentos de armas iraníes a sus aliados por aire y por mar, seguir una política ofensiva contra los aliados de Irán y atacar las actividades de la unidad Al Quds (que forma parte de Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica)”, afirma Yadlin.
Esto último abriría la mano a un conflicto militar con Irán, en especial en el caso de que sus barcos o aviones sean atacados. Habrá que ver si el gobierno de EEUU está dispuesto a desencadenar un conflicto a gran escala en la región con el único objetivo de servir los intereses del expansionismo israelí.
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