Por Stratediplo.
La perversión ocurrida en las Naciones Unidas el pasado 30 de septiembre, en nombre de Argentina, es una usurpación grave.
Algunas horas antes del comienzo de la operación rusa, en ayuda y a pedido del gobierno de Siria, contra las posiciones de la mega-pandilla “Estado Islámico”, empezó una campaña de desinformación y calumnia contra Rusia, obviamente dirigida por las potencias en guerra contra Siria. Afortunadamente no es algo raro, pero lo particular de esta ocasión es que los manipuladores de opinión que lograron engañar a la Organización de las Naciones Unidas lo hicieron usurpando la bandera Argentina.
El departamento de información de las Naciones Unidas en Nueva York dio crédito a las mentiras difundidas por unos actores que se presentan como los Cascos Blancos. Por suerte estos ataques contra Rusia fueron armados por gente muy poco profesional ya que pretendieron que había víctimas cíviles horas antes del comienzo de la operación, difundiendo fotos viejas de varios días, pero lo cierto es que lograron engañar a la ONU, posiblemente por la credibilidad que usurparon.
Hasta el portavoz del secretario general de la ONU, Stéphane Dujarric de la Rivière (ciudadano de un país miembro de la Alianza Atlántica), difundió ante la prensa dichas calumnias, precisando el número de 33 muertos inocentes, antes de que su teniente Farhan Haq, algunas horas después, rectificara la información, en nombre del secretario general, diciendo que los servicios de la ONU habían sido engañados por varias fuentes civiles incluyendo los Cascos Blancos, que llamó en inglés los White Helmets.
Desde el 20 de diciembre de 1994 (resolución 49/139 de la Asamblea General, original en inglés) lo que las Naciones Unidas reconocen oficialmente como White Helmets en la resolución original, o Cascos Blancos o Casques Blancs en sus traducciones, es la sola comisión Cascos Blancos del gobierno argentino. Este reconocimiento, regularmente renovado por la Asamblea General, genera una autoridad y credibilidad que fueron usurpadas.
La agrupación sin estatuto jurídico que se presenta como White Helmets, y anteriormente “defensa civil siria”, no tiene nada que ver con las autoridades legítimas de Siria o el pueblo de ese país (y tampoco el gobierno o el pueblo argentinos), su nombre de dominio internet whitehelmets.org pertenece a la entidad estadounidense Purpose (Brooklyn, Estados Unidos) financiada por George Soros, y dicha agrupación de desinformación bajo financiamiento estadounidense e inglés fue lanzada por estadounidenses e ingleses, en la zona controlada por la facción Al Nosra de la guerrilla islamista, en coordinación con el “observatorio sirio de derechos humanos” unipersonal de Rami Abdul Rahman (Coventry, Reino Unido), como lo explicó Vanessa Beeley de Global Research.
La política elegida por el gobierno argentino se puede discutir, por ejemplo cuando votó dos veces en contra de Rusia en 2014 en el Consejo de Seguridad de la ONU bajo un pretexto ideológico equivocado (ya que la autodeterminación del pueblo de Crimea no tenía nada en común con la consulta de la colonia inglesa asentada en las Malvinas luego de la deportación de la población franco-argentina). Pero el gobierno argentino no puede dejar impune o sin denuncia esta usurpación, y debe restablecer ante el servicio de comunicación de la ONU, y ante las principales agencias de prensa en el mundo, qué son los verdaderos Cascos Blancos o White Helmets reconocidos por varias resoluciones de las Naciones Unidas.
El silencio, hasta ahora, tanto de la Cancillería argentina como de los verdaderos Cascos Blancos, podría interpretarse como consentimiento o complicidad.
Más allá, en estas vigilias de la guerra mundial que será próximamente desatada por la agresión militar de la Alianza Atlántica contra Rusia, los ciudadanos argentinos tienen derecho a saber de qué lado de la línea en el frente se encontrarán.
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