por Dmitry Orlov
La semana pasada, Trump, su vicepresidente Mike Pence, el director del Departamento de Estado de EE. UU., Mike Pompeo y el asesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton, además de un grupo de países de Centroamérica que son básicamente colonias de EE. UU. y no tienen política exterior propia, sincronizadamente anunciaron que Venezuela tiene un nuevo presidente: una no-entidad virtual llamada Juan Guaidó, que nunca fue siquiera candidato para ese cargo, pero que fue algo así como entrenado para este trabajo en los Estados Unidos. Guaidó apareció en un mitin en Caracas, flanqueado por una pequeña claque de aduladores altamente compensados. Parecía muy asustado cuando se autoproclamó presidente de Venezuela y se dispuso a cumplir con sus deberes presidenciales ocultándose inmediatamente.
Su paradero permaneció desconocido hasta mucho más tarde, cuando emergió en una conferencia de prensa, en la que dio una floja no-respuesta a la pregunta de si había sido presionado para declararse presidente o lo había hecho por su propia voluntad. Hay mucho en esta historia que es a la vez trágico y cómico, así que vamos a desmontarla pieza por pieza. Luego continuaremos con la respuesta a la pregunta de por qué Venezuela debe ser destruida (desde la perspectiva del establishment de los EE. UU.).
Lo que destaca de inmediato es la combinación de incompetencia y desesperación mostrada por todas las figuras públicas y no tanto mencionadas anteriormente. Pompeo, al expresar su reconocimiento de Guaidó, lo llamó “guido”, que es un insulto étnico contra los italianos, mientras que Bolton lo hizo un poco mejor y lo llamó “guiado”, que podría ser en español “teledirigido”. (¿Fue un lapsus freudiano o simplemente otro de los momentos estelares de Bolton?) Para no quedarse atrás, Pence pronunció un pequeño discurso sobre Venezuela, una especie de alocución dirigida al pueblo venezolano, mezclada con un balbuceo pseudoespañol verdaderamente atroz y que terminó con un incongruente “¡Vaya con Dios!” salido directamente de un western sobreactuado de los años cincuenta.
Algo más de entretenimiento fue brindado en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde el siempre temible representante ruso Vasily Nebenzya señaló que la situación en Venezuela no representaba una amenaza para la seguridad internacional y, por lo tanto, no estaba dentro del ámbito del Consejo de Seguridad. Luego procedió a realizarle a Pompeo, quien estaba presente en la reunión, una pregunta directa: “¿Estados Unidos planea volver a violar la Carta de las Naciones Unidas?”
Pompeo no pudo dar una respuesta. Se sentó allí como un gato que finge no estar masticando un canario, y luego huyó rápidamente de la escena. Pero luego, más recientemente, Bolton, mientras presumiblemente estaba saliendo de una reunión de seguridad nacional y caminando hacia una sesión informativa de prensa de la Casa Blanca, accidentalmente mostró su libreta ante las cámaras de los periodistas. En él estaban escritas las palabras “5000 soldados a Colombia” (una base militar estadounidense/narco-colonia en la frontera norte de Venezuela). ¿Fue este otro de los momentos estelares de Bolton? En cualquier caso, parece responder la pregunta de Nebenzya de manera afirmativa. El nombramiento como enviado especial a Venezuela de Elliott Abrams, un delincuente convicto que fue cómplice en el intento de golpe de Estado venezolano fallido contra Hugo Chávez, lo que automáticamente lo convirtió en persona no grata en Venezuela, también es un indicio de intención hostil.
Sería bastante perdonable que confundiera usted esta operación de cambio de régimen con algún tipo de performance artística del absurdo. Sin duda, es un poco demasiado abstracto para las complejidades reales del orden internacional. Un pobre esbirro asustado es empujado frente a una cámara y se declara a sí mismo presidente de Narnia, y luego tres secuaces (Pence, Pompeo y Bolton) más Bozo el Trump saltan y gritan “Sí, sí, sí, ¡es ciertamente él!”. Y un fracaso jubilado es sacado del banco de suplentes, desempolvado y enviado en una misión a un país que no lo quiere.
Mientras tanto, en el mundo real, el ejército y los tribunales venezolanos permanecen firmes detrás del presidente electo Nicolás Maduro y una lista de países que comprenden la gran mayoría de la población mundial, incluidos China, Rusia, India, México, Turquía y Sudáfrica, y muchos otros se expresan en apoyo de Maduro. Incluso la gente en los países centroamericanos controlados a distancia saben muy bien lo peligroso que sería el precedente de una operación de cambio de régimen si tuviera éxito, y están pensando: “¡Hoy Venezuela, mañana nosotros!”
Para ser minucioso, veamos los argumentos que se utilizan para avanzar en esta operación de cambio de régimen. Existe la opinión de que Nicolás Maduro no es un presidente legítimo porque las elecciones del año pasado, donde recibió el apoyo del 68% de los votantes, carecieron de transparencia y fueron boicoteadas por ciertos partidos de la oposición, mientras que Juan Guaidó es 100% legítimo a pesar de que a él y su intrascendente Asamblea Nacional se oponen el 70% de los venezolanos de acuerdo con las propias encuestas de la oposición. También hubo algunas acusaciones infundadas de “relleno de urnas”, excepto que los venezolanos no usan papeletas, mientras que según el observador internacional de elecciones y ex presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter, “el proceso electoral en Venezuela es el mejor del mundo”.
Existe el argumento de que Maduro ha administrado mal la economía de Venezuela, conduciendo a una hiperinflación, un alto desempleo, escasez de bienes básicos (medicamentos especialmente) y una crisis de refugiados. Hay cierto mérito en este argumento, pero también debemos tener en cuenta que a algunos de los vecinos de Venezuela les está yendo aún peor en muchos aspectos, a pesar de que Maduro no es su presidente. Además, muchas de las dificultades económicas de Venezuela han sido causadas por las sanciones de Estados Unidos en su contra. Por ejemplo, en este momento, alrededor de 8 mil millones de dólares del dinero de Venezuela están siendo tomados como rehenes y destinados a financiar un ejército mercenario que invadiría e intentaría destruir a Venezuela tal como se hizo con Siria.
Finalmente, muchas de las dificultades de Venezuela tienen que ver con la maldición del petróleo. Venezuela tiene las reservas de petróleo más grandes del mundo, pero su petróleo es muy viscoso y por lo tanto es caro de producir. Durante un período de altos precios del petróleo, los venezolanos se volvieron adictos a la generosidad del petróleo, que el gobierno usó para sacar de la pobreza extrema a millones de personas y mudarlos de los barrios marginales a viviendas estatales. Y ahora los bajos precios del petróleo han provocado una crisis. Si Venezuela logra sobrevivir a este período, podrá recuperarse una vez que se recuperen los precios del petróleo (cosa que sucederá una vez que el esquema de Ponzi del fracking en EE.UU. cumpla su ciclo). Volveremos al tema del petróleo venezolano más tarde.
Como comentario adicional, muchas personas han expresado la opinión de que los problemas de Venezuela se deben al socialismo. Según ellos, está bien si muchas personas están sufriendo mientras su gobierno sea capitalista, pero si es socialista, ese es el tipo de sufrimiento incorrecto y su gobierno merece ser derrocado, incluso si todos votaran por él. Por ejemplo, el sitio ZeroHedge, que a menudo publica información y análisis útiles, ha estado impulsando esta línea de pensamiento ad nauseaum. Es desafortunado que algunas personas se imaginen que están siendo principistas y bienintencionados en sus razonamientos, mientras que en el mejor de los casos solo son idiotas e idiotas útiles de alguien más en el peor. La política de otras naciones no es su decisión y deben dejar de hacernos perder nuestro tiempo con sus tonterías.
Este intento desnudo de cambio de régimen sentaría un precedente muy peligroso para los propios Estados Unidos. La doctrina del precedente legal no es de ninguna manera universal. Nos viene de la edad oscura de la ley tribal inglesa y solo se sigue en las antiguas colonias británicas. Para el resto del mundo es una forma de injusticia bárbara porque otorga poder arbitrario a jueces y abogados. No se debe permitir que los tribunales escriban o modifiquen leyes, solo que las sigan. Si su caso se puede decidir sobre la base de algún otro caso que no tenga nada que ver con usted, entonces ¿por qué no permitir que otra persona pague sus honorarios legales y sus multas y cumpla su condena por usted? Pero hay un principio general del derecho internacional, que es que las naciones soberanas tienen el derecho de respetar sus propias leyes y tradiciones legales. Por lo tanto, los Estados Unidos quedarán obligados por los precedentes que establezca. Vamos a ver cómo funcionaría eso.
El precedente establecido por el reconocimiento del gobierno estadounidense a Juan Guaidó permite a Nicolas Maduro declarar la presidencia de Donald Trump como ilegítima por prácticamente todas las mismas razones. Trump no logró ganar el voto popular, sino que solo ganó la presidencia debido a un sistema electoral corrupto y manipulado. Además, ciertos candidatos de la oposición fueron tratados injustamente dentro del proceso electoral. Trump también es una desgracia y un fracaso: 43 millones de personas reciben cupones de alimentos; cerca de 100 millones se encuentran entre los desempleados de larga duración (circularmente referidos como “no en la fuerza laboral”); la falta de vivienda es desenfrenada y hay ciudades enteras de tiendas de campaña surgiendo en varias ciudades de los Estados Unidos; numerosas empresas estadounidenses están al borde de la bancarrota; ¡y Trump ni siquiera parece poder mantener abierto al gobierno federal! ¡Es un desastre para su país! Maduro, por lo tanto, reconoce a Bernie Sanders como el presidente legítimo de los Estados Unidos.
Vladimir Putin podría luego aprovechar estos dos precedentes reconociendo también a Bernie Sanders como el legítimo presidente de los Estados Unidos. En un discurso público, podría decir lo siguiente: “Admito libremente que instalamos a Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, como era nuestro derecho, basado en los numerosos precedentes establecidos por los mismos Estados Unidos. Desafortunadamente, Trump no funcionó como estaba planeado. Mueller puede retirarse, porque este disco contiene todo lo necesario para anular la asunción de Trump. ¡Donny, lo siento, no funcionó! Tu pasaporte ruso está listo para ser recogido en nuestra embajada, al igual que tus llaves de un monoambiente en Rostov, justo al lado del ex presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, quien fue violentamente “cambiado-de-régimen” por tu antecesor Obama”.
¿Por qué la inapropiada prisa por reventar Venezuela? La explicación es simple: tiene que ver con el petróleo. “Hará una gran diferencia económica para los Estados Unidos si podemos hacer que las compañías petroleras estadounidenses inviertan y produzcan en las capacidades petroleras en Venezuela”, dijo John Bolton en Fox News. Verá, el petróleo venezolano no se puede producir de manera rentable sin altos precios del petróleo, tan altos que muchos consumidores de petróleo irían a la quiebra, pero ciertamente puede producirse en cantidades mucho mayores con una enorme pérdida financiera.
Enormes pérdidas financieras ciertamente no detendrían a las compañías petroleras estadounidenses que hasta el momento han generado una pérdida de $ 300 mil millones a través del fracking, financiado por el saqueo de los fondos de pensiones, cargando a las generaciones futuras con deuda onerosa y otros planes infames. También tenga en cuenta que el mayor consumidor de petróleo del mundo es el Departamento de Defensa de los EE. UU., y si tiene que pagar un poco más por el petróleo para seguir reventando países, así lo hará. O, mejor dicho, lo hará usted. Es lo mismo para ellos. EE. UU. ya está más allá de la quiebra, pero sus líderes harán cualquier cosa para seguir con la fiesta por un tiempo más.
Aquí está el verdadero problema: la bonanza del fracking está terminando. La mayoría de los “puntos dulces” ya han sido explotados; los pozos más nuevos se están agotando más rápido y producen menos a la vez que cuestan más; las próximas oleadas de fracking, si fueran a suceder, desperdiciarían $ 500 mil millones, luego $ 1 billón, luego $ 2 billones… La tasa de perforación ya se está desacelerando, y comenzó a disminuir incluso cuando los precios del petróleo seguían siendo altos. Mientras tanto, el pico del petróleo convencional (no de fracking) ocurrió en 2005-6, solo unos pocos países aún no han alcanzado su pico de producción, Rusia ha anunciado que comenzará a reducir la producción en solo un par de años y a Arabia Saudita no le queda ninguna capacidad ociosa.
Se avecina una escasez de petróleo bastante grande, que afectará específicamente a los Estados Unidos, que quema el 20% del petróleo del mundo (con solo el 5% de la población mundial). Una vez que el fracking se venga abajo, EE. UU. pasará de tener que importar 2.5 millones de barriles por día a importar al menos 10, y ese petróleo no existirá. Anteriormente, los EE. UU. podían resolver este problema reventando países y robando su petróleo: la destrucción de Irak y Libia hizo que las compañías petroleras estadounidenses se mantuvieran por un tiempo y evitó el colapso del castillo de naipes financiero. Pero el esfuerzo por reventar a Siria ha fracasado, y el intento de reventar a Venezuela probablemente también fracasará porque, tenga en cuenta, Venezuela tiene entre 7 y 9 millones de chavistas imbuidos del espíritu revolucionario bolivariano, un ejército grande y bien armado, y es generalmente un barrio muy duro.
Anteriormente, los Estados Unidos recurrieron a varios trucos sucios para legitimar su agresión contra los países ricos en petróleo y el posterior robo de sus recursos naturales. Ahí estaba un frasco de talco altamente tóxico que Colin Powell sacudió en la ONU para que votara a favor de destruir Irak y robar su petróleo. Allí estaba la historia inventada de las atrocidades humanitarias en Libia para obtener los votos para una zona de exclusión aérea (que resultó ser una campaña de bombardeos seguida de un derrocamiento del gobierno). Pero con Venezuela no hay tal hoja de higuera. Todo lo que tenemos son amenazas abiertas de agresión desnuda y mentiras descaradas que nadie cree, emitidas de forma incompetente por payasos, chiflados y viejos pasados de moda.
Si el Plan A (robar el petróleo de Venezuela) falla, entonces el Plan B es tomar todos los desechos de papel denominados en dólares estadounidenses (efectivo, acciones, bonos, escrituras, pólizas de seguro, pagarés, etc.) y quemarlos en tachos de basura en un esfuerzo por mantenerte caliente. Hay una clara sensación de desesperación en todo el asunto. El hegemon global está roto; se cayó y no se puede levantar.
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