¿Puede una fórmula transversal reunificar a EEUU?

Eduardo Jorge Vior para o Blog Saker Latinoamérica e Telam – 21 de abril de 2023

La eventual candidatura combinada de Donald Trump con el demócrata Robert F. Kennedy Jr. se propone como solución para superar las divisiones que fracturan la sociedad estadounidense.
Foto AFP
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Con un discurso de casi dos horas en el Boston Park Plaza Robert F. Kennedy Jr. presentó este miércoles 19 su candidatura a las primarias demócratas contra el Presidente Joe Biden. Simultáneamente arrecia en todo el país la campaña, para que este hijo del asesinado Robert F. Kennedy (1925-68) se integre a una fórmula transversal liderada por Donald Trump.

Más allá de las pocas chances del dirigente de alcanzar la nominación demócrata, la amplia difusión que ha tenido la propuesta bipartidista revela el cansancio de gran parte de la sociedad por las batallas culturales con las que la elite del “Estado profundo” ha mantenido dividido al país desde hace tres décadas. Grandes corrimientos de opinión se están produciendo debajo de la superficie de la política de Washington y nadie sabe de qué modo pueden cristalizar políticamente en 2024.

Kennedy es uno de los 11 hijos del exfiscal general y senador estadounidense Robert F. Kennedy. A sus 69 años ha hecho carrera como reputado abogado medioambientalista enfrentándose a Monsanto y trabajando por la limpieza del río Hudson. En los últimos años se ha destacado por ser uno de los más relevantes adversarios de las vacunas anti-COVID genéticamente manipuladas. Escribió un libro en el que acusa al Dr. Anthony Fauci de “golpe de estado contra la democracia occidental” y produjo una película crítica de las vacunas dirigida a los negros estadounidenses.

Al anunciar su precandidatura, afirmó que su “máxima prioridad es acabar con la corrupta fusión entre el poder estatal y el corporativo que ha arruinado nuestra economía, destrozado la clase media, contaminado nuestros paisajes y aguas, envenenado a nuestros hijos y robado nuestros valores y libertad”. Kennedy ha vivido durante las últimas décadas en Nueva York y Boston no es un gran centro de crítica a las vacunas, pero los asesores del novel candidato invocan la historia de la ciudad como lugar de nacimiento de RFK, JFK y la Revolución Norteamericana de 1775.

La propuesta de que Trump y Kennedy formen una fórmula transversal en 2024 fue publicitada originariamente por Roger Stone. El exasesor de Trump ha pasado la última semana promoviendo la idea de que el exmandatario debería elegir a Robert Kennedy Jr, como su compañero de fórmula. El veterano de trece campañas presidenciales (entre ellas las de Richard Nixon, Ronald Reagan, George W. Bush y el mismo Trump) asegura que en sus décadas de carrera nunca había visto una repercusión como la que ha obtenido desde que la semana pasada lanzó el “el binomio soñado para 2024”.

En su blog publicado en Substack la semana pasada, Stone explicó por qué cree que Kennedy encajaría bien como vicepresidente de Trump. Señaló que algunas de las declaraciones de Kennedy sobre política exterior se leen como las de un político de America First (la corriente patriótica liderada por el exmandatario) y afirmó que el establishment demócrata va a impedir de todas las maneras que Kennedy compita por la nominación del partido, tal como hizo con el senador Bernie Sanders en 2020, “pero por razones diferentes”, escribió Stone.

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El experimentado fabricante de candidatos admite que hay muchas políticas en las que Kennedy y Trump no están de acuerdo, como el control de armas, el cambio climático y el aborto, pero potencialmente lo más importante de todo es la postura de ambos sobre las vacunas. Aunque en un principio se mostró escéptico respecto a los antivirus producidos mediante manipulación genética, Trump sostiene que el lanzamiento por parte de su administración de la vacuna contra el COVID-19 salvó millones de vidas durante la pandemia. Kennedy, por su parte, es el crítico de estos preparados más prominente de Estados Unidos y durante la pandemia ha aumentado significativamente su perfil político.

Puede que Stone sea la voz más influyente que impulsa la llamada “candidatura de unidad nacional bipartidista”, pero no fue el primero en idearla. La propuesta ha estado flotando en plataformas patriotas desde que el mes pasado Kennedy anunció su intención de buscar la nominación demócrata. Por ejemplo, los participantes en el sitio web pro-Trump conocido como The Donald (fundamental en la planificación del ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021) están  entusiasmados con la posibilidad de que Kennedy se una a la candidatura de 2024.

Aunque los afiliados al sitio reconocen que Kennedy defiende posturas antiarmas y proaborto, igual parecen dispuestos a apoyarlo. “Me lo quedaría por el hecho de que luchó contra el establishment y aseguraría una victoria masiva, ya que el mensaje de los demócratas es una basura y mucha gente está harta de los candidatos basura que les imponen”, escribió un conspicuo participante en el reddit.

El cálculo de los patriotas no es irreal. De acuerdo al promedio de encuestas a nivel nacional que YouGov presentó el jueves 20, en la elección presidencial de noviembre de 2024 Trump obtendría el 44,1% de los votos, mientras que Biden llegaría al 42,4%.

La diferencia es escueta y no queda claro todavía en qué medida una fórmula transversal Trump-Kennedy podría mejorar o empeorar las chances del expresidente. Además, todavía es demasiado temprano y hasta la definición de las fórmulas presidenciales van a ocurrir muchas cosas. Sin embargo, que ya se instale la discusión sobre la posibilidad de una candidatura mixta, con componentes salidos de ambos partidos tradicionales, muestra cuán desprestigiada está la elite de Washington y cómo están cambiando los ejes divisorios de la sociedad norteamericana.

Esta evaluación se refuerza con los relevamientos de opinión para la elección primaria del Partido Republicano: en tanto Donald Trump obtiene en promedio el 52,3% de los votos, su seguidor cercano, el gobernador de Florida Ron De Santis, araña apenas el 23,6%.

Quizá el candidato más moderado del Partido Republicano en este momento sea el expresidente Donald Trump. Más allá de su retórica reaccionaria, antiabortista, antiecológica y contraria al control de armas, sigue representando un raro espécimen de republicano que no recorta gastos ni inicia guerras en el extranjero. Por ello es uno de los pocos políticos estadounidenses que puede eludir la trampa de las batallas culturales con las que el “Estado profundo” ha fragmentado la sociedad en las últimas tres décadas.

Por supuesto, el personalismo de Trump es tal que ha hecho de la lealtad a sí mismo y a sus afirmaciones de que las elecciones de 2020 fueron robadas la norma para ser considerado de derechas. Por esta razón se ha producido un deslizamiento de las significaciones: aunque las políticas propuestas por el expresidente en muchas áreas son tibiamente conservadoras, sus adversarios conservadores ortodoxos son más propensos a ser etiquetados como moderados que el propio expresidente, no obstante sigan proponiendo políticas de ajuste y aventuras bélicas en el exterior.

La definición sustantiva de la derecha está en juego. ¿Cuál es la posición más de derechas? ¿Trump diciendo que mediante su diplomacia personal finalizará la guerra de Ucrania en un día o un halcón diciendo que seguirá armando a Zelensky hasta las últimas consecuencias? La respuesta depende de a quién se le pregunte. Todo esto es un indicio de cuán difícil de encasillar ideológicamente es el exmandatario, lo que lo benefició en 2016  y podría darle nuevamente la nominación republicana el año próximo.

Éste es, empero, sólo el primer paso. El segundo es romper las barreras ideológicas que dividen a la sociedad norteamericana en trincheras irreconciliables. Llámese Kennedy o como se quiera, pero la idea de que Donald Trump marche hacia la reelección encabezando una fórmula “de unidad nacional” ha comenzado a circular y recorrerá el escenario político estadounidense hasta bien entrado 2024. Deberá superar la intensa resistencia que opondrán los beneficiarios de la fragmentación y segmentación de Estados Unidos, pero su alternativa es agudizar la decadencia. En la próxima elección presidencial se juega el futuro de la república imperial.


Eduardo J. Vior é um veterano sociólogo e jornalista independente, especialista em política internacional, professor do Departamento de Filosofia da Universidade de Buenos Aires (UBA).

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