RPDC: Sobre la construcción socialista y la política interior y exterior del Gobierno de la República en la etapa actual

por Kim Jong Un, presidente del Comité de Estado de la República Popular Democrática de Corea. En Naenara 

Discurso de orientación política pronunciado en la primera sesión de la XIV legislatura de la Asamblea Popular Suprema de la República Popular Democrática de Corea. 12 de abril de 108 de la era Juche (2019)

Queridos compañeros diputados,

La primera sesión de la XIV legislatura de la Asamblea Popular Suprema de la República Popular Democrática de Corea ha sido convocada en un momento en que se manifiestan plenamente la dignidad y el poderío de nuestra República que avanza por el camino de la independencia y en que la construcción socialista ha entrado en una fase de trascendental importancia.

Las exitosas elecciones de diputados para la XIV legislatura de la APS bajo el elevado entusiasmo político y activa participación de todo el pueblo y la nueva estructuración del Gobierno de la República han consolidado aún más nuestro Poder estatal y acelerarán más el ritmo de la impetuosa marcha de nuestro pueblo que, unido con una sola idea y voluntad en torno al Partido y el Gobierno de la República, avanza a pasos firmes a una etapa superior del socialismo.

Agradezco de todo corazón a todos los diputados la muestra de gran confianza que me han dado reflejando el sentir de todo el pueblo, de manera que yo pueda continuar dirigiendo el conjunto de los quehaceres del Estado, en calidad del Presidente del Comité del Estado de la RPD de Corea, nuestra patria gloriosa, y juro solemnemente consagrarme en cuerpo y alma en aras del desarrollo y prosperidad de la República y el bienestar del pueblo.

Compañeros,

Culminar la causa socialista enarbolando la bandera de la identificación de toda la sociedad con el kimilsungismo-kimjongilismo es una importante tarea histórica que asume el Gobierno de la República.

Esta tarea es el programa supremo de nuestro Partido y Gobierno de la República, y el rumbo y la meta generales para la edificación del Estado socialista.

Al plasmar cabalmente el kimilsungismo-kimjongilismo en la construcción y las actividades del Estado, podemos fortalecer a nuestra República como un Estado eternamente de los grandes compañeros Kim Il Sung y Kim Jong Il y hacer realidad las exigencias de la independencia y los ideales de nuestro pueblo de acuerdo con el propósito y el deseo del Líder y el General.

Con su tesonero esfuerzo para identificar a toda la sociedad con el kimilsungismo-kimjongilismo, el Gobierno de la República cosechará victorias contundentes en el cumplimiento de la obra socialista.

I

Compañeros,

La tarea fundamental que enfrentamos para transformar toda la sociedad según la exigencia del kimilsungismo-kimjongilismo es culminar la causa de la construcción de una potencia socialista.

Esta es una fase del empeño por lograr el triunfo definitivo del socialismo y se culmina satisfactoriamente solamente cuando se aplique cabalmente la idea sobre la construcción del Estado esclarecida por el kimilsungismo-kimjongilismo.

Esta idea sintetiza los pensamientos y las hazañas del gran Líder Kim Il Sung y del gran Dirigente Kim Jong Il quienes convirtieron a nuestra República como Estado socialista más prestigioso y poderoso en toda la historia y expone claramente el rumbo y las vías para concluir la causa socialista con el poder estatal como arma política.

Al Gobierno de la República le corresponde colocar en una nueva altura la posición estratégica y el poderío del país y producir un cambio radical en el cumplimiento de nuestra original causa socialista, ateniéndose a la referida idea como directriz infalible.

Es necesario materializar cabalmente la línea revolucionaria de independencia en la construcción del Estado y sus actividades.

La independencia es la filosofía política de nuestra República y constituye el núcleo de la idea arriba mencionada. Con la independencia en todas las actividades y manteniendo firmemente su propia posición, el Estado socialista puede salvaguardar la dignidad y el destino del pueblo, así como construir y culminar el socialismo conforme a las condiciones reales y con sus recursos. Bajo la acertada dirección del gran Líder y del gran Dirigente, quienes llevaron adelante la revolución y su construcción a nuestro estilo, considerando la independencia como vida de la revolución coreana y piedra angular para la construcción estatal y rechazando resueltamente el servilismo a las potencias, el dogmatismo, la coerción y presión de las fuerzas extranjeras, nuestra República se ha edificado y desarrollado como Estado socialista, política, económica y militarmente independiente, y hoy sigue haciendo gala de su dignidad y poderío como potencia de la independencia ante el mundo. En los últimos años nuestra República ocupa una posición estratégica más alta y ejerce mayor influencia por haber logrado la empresa histórica del Desarrollo Paralelo en el sañudo enfrentamiento con el imperialismo y orientar el curso de la situación hacia la paz. En un mundo como el de hoy en que el imperialismo pisotea a su antojo –y más cínicamente que nunca– la independencia de otros países y no son pocos los que por su ineptitud para defenderse se ven forzados a llevar una vida miserable, resulta muy difícil encontrar a un país como el nuestro que sea muy independiente y que garantice por su cuenta propia seguridad y el bienestar del pueblo.

Nuestra República se mantiene consecuente e inconmovible en su actitud el lineamiento de la independencia en la construcción y las actividades del Estado.

Geográficamente, nuestro país se sitúa entre las potencias, su territorio sigue dividido y nuestra República construye el socialismo mientras se intensifican las maniobras de las fuerzas hostiles encaminadas a retenerla, debilitarla y estrangularla. También se recrudecen cada vez más las contradicciones y confrontaciones de las potencias por la conquista de la hegemonía regional o mundial.

Con el fin de defender su soberanía y dignidad y lograr una verdadera prosperidad en medio de las circunstancias específicas de nuestra revolución y la compleja situación mundial, nuestra República debe fortalecerse con su propia posición independiente y progresar con sus propios pies. Mantuvo su autonomía e independencia en el proceso revolucionario y de construcción aún en aquellos tiempos en que existía el campo socialista y entre los países se establecían relaciones de cooperación de distintas envergaduras, así como ha llevado adelante la construcción socialista apoyándose en sus propias fuerzas. Construir el socialismo con sus propias fuerzas, asumiendo la línea de independencia, es un principio básico que ella debe mantener invariablemente en la construcción del Estado.

Tampoco en el futuro hará la mínima concesión o conciliación respecto a los intereses principales del Estado y pueblo, sin importar que el viento sople desde el este u oeste y aunque se interpongan en su camino múltiples desafíos y pruebas, e impulsará la construcción de la potencia socialista a nuestro estilo y con nuestras fuerzas, resolviendo todos los problemas con el principio de fortalecernos con nuestros propios recursos.

Con vistas a materializar la línea de independencia en la construcción del Estado y sus actividades, resulta importante consolidar el sujeto de la revolución y desarrollar a nuestra manera todos los dominios de la vida social. Nos compete pertrechar firmemente al pueblo con la gran idea Juche, espíritu de la independencia nacional y aglutinarlos compactamente en torno al Partido y el Gobierno de la República, para de esta forma afianzar la base política e ideológica del país. Nuestro Gobierno desarrollará todos los renglones de la economía, defensa nacional y cultura a nuestra manera y con una firme posición independiente, y jamás admitirá modos y estilos ajenos.

Es luminoso el porvenir de nuestra República donde el Partido y las masas populares, unidos monolíticamente, constituyen un poderoso sujeto de la revolución y que se desarrolla ininterrumpidamente sobre una sólida base formada por una política, economía y defensa independientes.

Es preciso observar estrictamente el principio de conceder prioridad a las masas populares en las actividades estatales y en todos los aspectos de la vida social.

Es un ideal político que considera a las masas como protagonistas de la revolución y construcción y exige apoyarse en ellas y servirles con total entrega. Contiene la original filosofía revolucionaria que ve en el pueblo al ser más valioso y poderoso del mundo y refleja la resuelta disposición del Partido y Gobierno de amarlo sin límites y realizar consecuentemente sus demandas e intereses.

El pueblo es la raíz y cimiento de un Estado socialista y el encargado de su desarrollo. Únicamente cuando todas las actividades del Partido y de los órganos del Poder se subordinan a defender y materializar las demandas del pueblo y defender sus intereses y servirle con lealtad, podemos impulsar exitosamente el proceso revolucionario y de construcción y poner de pleno manifiesto la vitalidad y superioridad del socialismo.

Mantener en las actividades del Estado la posición y la actitud de aprecio del pueblo se plantea como un asunto importante si tenemos en cuenta que en el proceso de la construcción socialista pueden aflorar entre los funcionarios fenómenos que atenten contra los intereses del pueblo, entre ellos el abuso de autoridad y el burocratismo. Los “privilegios” de aquellos que se sitúan por encima del pueblo y abusan de la facultad que este les ha otorgado, mancillan la imagen del socialismo, desvirtúan su carácter popular, debilitan el apoyo y la confianza del pueblo en el partido y el Estado y ponen en peligro la misma existencia del sistema socialista.

Con miras a dar continuidad y seguir fieles al noble ideario del gran Líder y del gran Dirigente quienes en toda su vida consideraron al pueblo como el cielo y se entregaron de lleno para él, nuestro Partido ha definido la prioridad de las masas populares como esencia del kimilsungismo-kimjongilismo, idea rectora de la revolución, y ha determinado como su quehacer más cardinal plasmar en sus actividades y las del Estado el original concepto y filosofía del pueblo.

¡Todo para el pueblo y todo apoyándose en las masas populares!, esta consigna resume la actitud de la primacía del pueblo que asume el Partido y el Gobierno. En el conjunto de las labores del Estado y de la vida social hemos concedido preferencia absoluta al pueblo y a las masas y nada hemos escatimado para fomentar su bienestar. Si en los últimos años el Estado impulsa las magnas obras de construcción, no es porque le sobren los fondos sino porque desea procurarle a nuestro pueblo, el mejor del mundo, una vida aún más dichosa y culta.

Nuestro Partido y Gobierno ha planteado la lucha contra el abuso de autoridad, burocratismo y corrupción, que van en detrimento de los intereses del pueblo, como un asunto que decide la existencia o la ruina del Estado, ha declarado una guerra sin cuartel y ha intensificado la lucha contra esas manifestaciones.

En su afán por priorizar a las masas populares en toda la vida social y las actividades del Partido y el Estado, estos últimos dos y el pueblo han llegado a constituir una comunidad de destino y nuestra República ha podido recorrer su trayectoria, sin tambalear ante pruebas y dificultades sin precedentes.

Nos atañe esforzarnos tanto más para la primacía de las masas populares cuanto más se acelera la construcción socialista, multiplicar la potencia del motor que impulsa la revolución y seguir demostrando plenamente la superioridad inherente de nuestro socialismo, que nadie puede imitar.

En tanto el Partido y el Estado le sirven al pueblo con total entrega, éste les confía enteramente su destino y porvenir y los enaltece con toda sinceridad, he aquí el verdadero aspecto de nuestro Estado donde se plasma la primacía de las masas populares.

El Gobierno de la República seguirá manteniéndola como el mayor de todos los principios y, apoyándose en las fuerzas del pueblo, luchará vigorosamente para hacer realidad cuanto antes su brillante futuro, un socialismo que aspira el pueblo.

Hemos de asegurar por todos los medios la dirección del Partido sobre el conjunto de las labores del Estado.

Esa dirección es una exigencia intrínseca para la construcción del Estado socialista y les da vida a sus actividades. Solamente bajo la dirección del partido que encarna las exigencias y los intereses del pueblo, el Estado socialista puede cumplir satisfactoriamente su misión como servidor del pueblo, dirigir de manera unificada todas las ramas y renglones de la vida social y organizar acertadamente la labor de la construcción del socialismo en su conjunto. Un Poder socialista que no cuente con la dirección de un partido revolucionario, pierde su carácter original, se deja manejar por reaccionarios y conspiradores y, a la larga, condena a su pueblo a vivir como un desdichado huérfano de política.

Nuestro Partido es el experimentado y probado Estado Mayor de la revolución que ha adquirido ricas experiencias y ha cultivado un buen arte de mando durante su orientación de varias etapas de la revolución social y la construcción socialista. La dirección de nuestro Partido que cosecha sucesivas victorias portentosas para el asombro del mundo mientras conduce la enorme empresa de creación para la construcción de la potencia socialista en un cruento enfrentamiento con las fuerzas hostiles, le infunde al pueblo infinito orgullo y fe en el triunfo.

Las actividades del Estado deben contar en todo momento con la dirección política y la de lineamiento político. El Partido indica el rumbo a seguir por el Poder socialista y lo orienta para que organice correctamente todas las actividades del Estado. Por otra parte, el Estado es ejecutor de las líneas y políticas del Partido. Partiendo de esta interrelación, nuestro Partido, a la hora de realizar su dirección sobre las actividades del Estado, presta profunda atención a que todas sus organizaciones controlen de manera unificada y orienten en lo político las labores de sectores y unidades correspondientes. Si el Partido, órgano político rector, se halla involucrado en los trabajos administrativos y acude a métodos administrativos, se desorientará, paralizará las funciones de los órganos administrativos, perderá su prestigio y, finalmente malogrará la revolución y su construcción.

Hoy el Poder de nuestra República se apoya en la idea directriz y las estrategias y tácticas científicas del Partido del Trabajo de Corea para su exitosa dirección unificada sobre el Estado y la sociedad. En adelante, el Gobierno de la República seguirá fiel a la idea y dirección del Partido y cumplirá su misión como representante de los derechos independientes del pueblo, promotor de su capacidad y actividades creativas, encargado de su vida y defensor de sus intereses.

Ateniéndose estrictamente a la idea y el principio de la construcción del Estado socialista, dilucidados por el kimilsungismo-kimjongilismo, nuestra República mejorará su fisonomía como potencia independiente que nadie se atreve a atacar, Estado del pueblo que hace realidad todos sus sueños y gran país que encabeza al mundo demostrando todas sus inagotables potencialidades de desarrollo, y aproximará más el triunfo de la causa socialista.

II

Compañeros:

La tarea principal que se presenta ante nuestra República en la etapa actual de la construcción de la potencia socialista es consolidar el fundamento material del socialismo concentrando todas las fuerzas del país en la edificación económica.

La independencia económica constituye garantía material y premisa de la construcción de un Estado independiente. Sólo apoyándose en una economía independiente y poderosa, es posible defender la dignidad del Estado y fortalecer sin cesar su poderío político y militar.

El giro de la actual situación política requiere que nuestro Estado enarbole más la bandera de la independencia y el apoyo en nuestras propias fuerzas.

Inquieto por la inseguridad de su territorio acondicionada por el vertiginoso desarrollo de nuestras fuerzas armadas nucleares en los últimos años, Estados Unidos manosea por una parte el bulto del mejoramiento de relaciones y la paz y por la otra se aferra tercamente a las sanciones económicas durante las conversaciones con nosotros. También hace esfuerzos desesperados para que demos marcha atrás sobre lo andado y crear condiciones que propicien la realización de su ambición de desarmarnos primero para después derrocar nuestro régimen. En la actual circunstancia en que ese país nos presenta una demanda que se contradice con los intereses fundamentales de nuestro Estado como premisa para el levantamiento de las sanciones, el enfrentamiento entre Corea y Estados Unidos se prolongaría inevitablemente y en la misma medida persistirían las sanciones de las fuerzas hostiles. Si bien hemos construido el socialismo a pesar de sus interminables sanciones, esto no puede ser jamás un pretexto para conformarnos con ello ni podemos retardar un segundo el avance de la revolución. Para quienes no pueden con nosotros con el uso de la fuerza, la sanción es el último remedio, pero como ella misma constituye una afrenta intolerable, no podemos admitirla ni permanecer indiferentes ante ella, sino debemos hacerle frente e invalidarla. Tal como hemos puesto fin al prolongado chantaje nuclear con nuestra disuasiva nuclear, debemos anular las sanciones de las fuerzas hostiles con nuestro espíritu independiente y el apoyo en nuestras propias fuerzas.

Disponemos de la capacidad y base de desarrollo independiente que nos permiten reactivar la economía nacional en un plazo muy corto y situarla en el nivel mundial. Constituyen nuestros inestimables recursos estratégicos el fundamento de la economía independiente que hemos consolidado durante decenios, el competente personal científico y técnico y la creatividad de un pueblo heroico que lleva en las venas el espíritu de apoyarse en sus propias fuerzas y está imbuido del fervor patriótico. Nos compete asombrar una vez más al mundo con mitos portentosos activando estas inmensas e inagotables potencialidades y superar a otros con pasos agigantados.

Solo cuando mantenemos firmemente el lineamiento de la construcción de la economía nacional independiente y ponemos de pleno manifiesto el espíritu revolucionario de apoyarnos en las propias fuerzas, podemos lograr un desarrollo asombroso con una fuerza incalculable e inimaginable.

La orientación estratégica de nuestro Partido y el Gobierno de la República en la construcción de la economía socialista es adecuarla a las condiciones del país, modernizarla, informatizarla e introducir en ella los últimos logros científicos.

Hace falta imprimirle un marcado carácter independiente y autóctono a la economía nacional.

Es imprescindible esforzarse con denuedo por el autoabastecimiento de energía, combustibles y materias primas, factores principales que garantizan el desarrollo de la economía independiente.

Al sector de la industria eléctrica le atañe reajustar y reforzar las bases de generación energética para aumentarla al máximo, suministrar la electricidad de manera científica y racional y activar la explotación de recursos energéticos con un futuro promisorio como las electricidades hidráulica, mareomotriz y atómica para incrementar la capacidad generadora.

Las minas como las carboníferas, avanzadas para el desarrollo económico, priorizarán la prospección y excavación, concentrarán las fuerzas para mecanizar la extracción y el transporte y de esta manera producirán gran cantidad de carbón y otros minerales que alimentan las industrias.

Al sector de la industria metalúrgica le atañe establecer el nuevo y moderno sistema de producción de hierro a gran escala, adecuado a las condiciones reales del país, al tiempo de perfeccionar en lo científico y técnico y poner en pleno funcionamiento las bases de producción de hierro adecuada a las condiciones del país. Es menester convertir la industria química en una autóctona que se apoye totalmente en materias primas y recursos nacionales y en la de ahorro de energía y de mano de obra, para así cubrir satisfactoriamente la demanda nacional de diversos productos químicos como fertilizantes, fibras y resinas sintéticas.

Hay que resolver lo más pronto posible el problema de alimentos y de artículos de consumo, de gran importancia para el mejoramiento de la vida de la población.

En el sector de agricultura prestarán especial atención al aseguramiento de semillas, abonos, agua y labrantíos, introducirán métodos de cultivo científicos, elevarán la proporción de mecanización de faenas agrícolas y de esta manera alcanzarán sin falta la meta de la producción cerealera trazada por el Partido. Construirán o remodelarán con modernidad las granjas ganaderas como las avícolas y porcinas, criarán de modo científico los animales domésticos, serán perseverantes en el fomento de la cría de los herbívoros entre las masas. Es preciso consolidar la base material y técnica de la industria pesquera para producir un auge en la captura y elaboración de los productos marítimos.

Las fábricas de la industria ligera tomarán como una importante estrategia el reciclaje de materiales de desecho junto con el aseguramiento de las materias primas y materiales con los nacionales, acelerarán la modernización de procesos productivos, se concentrarán en la invención de nuevos productos, de modo que se le provea a la población de muchos artículos de consumo de calidad y de gran variedad.

Debemos impulsar más las grandes obras de construcción destinadas a ofrecerle al pueblo una vida mejor y civilizada. Al sector de construcción le compete levantar más edificaciones de talla mundial al renovar diseños arquitectónicos y métodos constructivos y elevar el nivel de dotación técnica de las empresas de construcción. A la industria de materiales de construcción le incumbe incrementar la capacidad de producción de cemento y aumentar decisivamente la proporción de materiales de acabado que se obtienen en el país.

El sector de transporte tomará medidas decisivas para optimizar el transporte ferroviario y fluvial de acuerdo con realidad del país y resolverá a nuestro modo el problema de transporte de pasajeros en la capital y las cabezas provinciales.

Es menester mejorar y completar más las estructuras sectoriales de la economía nacional, desarrollar de manera armoniosa todas las ramas y fomentar la competitividad en el mundo de sectores de amplias perspectivas como las industrias de magnesia y grafito.

Debemos modernizar e informatizar activamente la economía nacional para convertirla con seguridad en la del conocimiento.

Hay que elaborar estrategias y metas para el desarrollo de las industrias más avanzadas como la mecánica, la electrónica, la informática, la de nanotecnología y bioingeniería y concentrarles las inversiones. En todos los sectores construirán fábricas matrices y modelos que integran las ciencias, la técnica y la producción y tienen un alto nivel de automatización, inteligencia y capacidad de producir sin la intervención humana, y las generalizarán con el fin de elevar el nivel de la economía en su conjunto al de los países avanzados.

Es necesario desarrollar las industrias locales y activar las relaciones económicas con el exterior.

Las provincias, ciudades y distritos construirán y desarrollarán una economía con singularidades regionales aprovechando las ventajas que ofrecen la naturaleza y la geografía de cada localidad y las peculiaridades económicas, técnicas y tradicionales. Es preciso que el Estado les conceda el derecho a levantarse y desarrollarse por propia cuenta, y tome medidas prácticas.

El sector de relaciones económicas con el exterior realizará, de forma multilateral y con iniciativa y estrategia, la colaboración, los intercambios técnicos y el comercio en atención a la línea de construcción de una economía nacional independiente y en el sentido de complementar partes y eslabones indispensables para consolidar la base económica del país.

Para demostrar sin reservas las potencialidades de la economía independiente socialista es preciso adoptar medidas abarcadoras encaminadas a aprovechar todos los recursos humanos y materiales y las posibilidades del país y a revitalizar elementos y motores del desarrollo económico.

Es necesario realizar las labores económicas bajo la supervisión, control, estrategia y mando uniformes del Estado.

Elaborarán de manera científica y viable la estrategia y el plan por etapas para el desarrollo de la economía estatal, los cumplirán infaliblemente y reajustarán los sistemas de órganos y trabajo para asegurar la dirección unitaria y la administración estratégica de las labores económicas por el Estado y agilizar la producción y las gestiones de empresas.

Es imprescindible optimizar las condiciones y ambientes institucionales y legislativos del Estado referentes a las faenas económicas y establecer una férrea disciplina de modo que las instituciones económicas y empresas coloquen por encima de todo los intereses estatales y el bienestar del pueblo y observen estrictamente las leyes y órdenes establecidos.

Renovarán la planificación según las exigencias intrínsecas de la economía socialista y resolverán los problemas sobre las claves de la administración económica como el precio, las finanzas y la circulación monetaria de acuerdo a los principios y leyes económicos y a la praxis, para que las empresas y los productores trabajen con elevado afán. A partir de un cálculo científico, tomarán medidas para racionalizar al máximo y hacer más eficientes las faenas económicas, ahorrarán al máximo materias primas, materiales, fondos y mano de obra y elevarán la eficacia de las inversiones, de manera que todos los recursos del país contribuyan en la medida de lo posible al desarrollo del Estado.

Los talentos, las ciencias y la tecnología constituyen la principal fuerza motriz para el desarrollo de la economía independiente.

Se asegurarán de que su aprecio sea una práctica generalizada en todo el país, promoverán el descubrimiento de talentos y los ubicarán en puestos apropiados para que encaucen la producción y el desarrollo tecnológico y el Estado seguirá aumentando ininterrumpidamente las inversiones en el sector de las ciencias y la tecnología.

Al definir correctamente las tareas y objetos de la investigación científica y tecnológica que sean estratégicas, principales, provechosos y de gran significación económica, y concentrar en ellos las fuerzas y los fondos, lograrán que las ciencias y la tecnología aporten decisivamente a revitalizar el conjunto de la economía y desarrollar la industria de tecnología de punta.

Hay que fortalecer más el poderío político-militar de nuestra República.

El poderío político-ideológico se funda en la superioridad y estabilidad del régimen político del Estado socialista. Debemos manifestar plenamente la superioridad política e ideológica de nuestro sistema, que asegura realmente a todo el pueblo los genuinos derechos políticos y dignidad y donde todos se desarrollan ininterrumpidamente unidos con una misma ideología, voluntad y moral.

Teniendo como pauta absoluta los intereses del pueblo, el Gobierno de la República elaborará y ejecutará sus políticas en reflejo de sus opiniones y exigencias, para que los obreros, campesinos, intelectuales y demás trabajadores participen con entusiasmo en las gestiones estatales y sociales como verdaderos dueños de la política del Estado.

Al priorizar las labores político-ideológicas conforme a los requerimientos intrínsecos de la sociedad socialista, formará a todos los miembros de la sociedad como genuinos kimilsugista-kimjongilistas y consolidará más la unidad y cohesión política e ideológica de nuestro Estado.

Al Gobierno de la República le incumbe perfeccionar el sistema jurídico y elevar el papel de las leyes en la vida estatal y social.

Las leyes de la República constituyen poderosas armas para defender las conquistas de la revolución, consolidar el régimen socialista y proteger los derechos e intereses del pueblo. Conforme al progreso de la revolución y la construcción, las leyes y normas se detallarán y concretarán más, se elaborarán y perfeccionarán científicamente y se enmendarán y completarán a tiempo ateniéndose a las exigencias de la política del Partido y la realidad, para así garantizar con seguridad la aplicación de la política popular del Estado socialista. Es importante establecer cabalmente en toda la sociedad el ambiente de observancia de leyes socialistas, de modo que todo el pueblo, con la plena disposición de acatarlas, las trate con consideración y las observe a conciencia y obligatoriamente. Además, es preciso elevar el papel de los órganos judiciales, no permitir el doble rasero en la ejecución de leyes y mantener estrictamente en su aplicación el carácter científico, la objetividad, la imparcialidad y el juicio para así convertir a nuestro país en el mejor ejemplo donde las leyes defienden al pueblo y éste las observa.

La capacidad de defensa nacional es el medio omnipotente para salvaguardar la soberanía de nuestra República.

La atmósfera de paz que comienza a envolver la Península Coreana carece de estabilidad y las fuerzas hostiles no han renunciado a su intento de agredir a nuestra República. Siempre conscientes de la gran verdad de que el poderío militar es la única garantía de paz, debemos mantener firmemente el principio de autodefensa y elevar constantemente la capacidad de defensa del país.

El Gobierno de la República elevará sin cesar la capacidad de defensa nacional suministrando con prioridad suficientes recursos materiales y humanos necesarios para reforzar al Ejército Popular y realizar el armamento de todo el pueblo y la fortificación de todo el país e imprimiendo un marcado carácter de la originalidad y modernidad a la industria de defensa nacional.

Hay que lograr el florecimiento de la cultura socialista a nuestro estilo.

En todo el país se establecerá el ambiente de conceder mayor preferencia a la educación y se promoverá a nuestra manera la revolución educacional, para así superar el nivel de los países desarrollados. Al sector de enseñanza le atañe engrosar las filas de profesores y mejorar la calidad de la enseñanza conforme a su actual tendencia de desarrollo, con miras a formar mayor número de hombres competentes que impulsarán el desarrollo de las ciencias y la técnica y la construcción socialista del país.

De acuerdo con el requerimiento de la formación científico-técnica de todo el pueblo, incorporarán a todos los trabajadores a un sistema que les permita estudiar sin abandonar el trabajo y elevarán su nivel intelectual.

El Gobierno de la República prestará especial atención a la salud pública. Debe mejorar la asistencia médica, lograr que sus ciencias y tecnología alcancen el nivel más alto y robustecer sus fundamentos materiales y técnicos, de manera que la población disfrute plenamente de los beneficios de nuestro sistema de salud pública socialista.

En el sector artístico y cultural crearán más obras maestras que reflejen la demanda de la época y las aspiraciones del pueblo. Particularmente, el sector cinematográfico debe producir una revolución y desempeñar el papel de vanguardia en la tarea de abrir una era dorada de la cultura socialista.

El deporte juega un rol muy importante en la labor de consolidar el poderío nacional y hacer gala de la inteligencia y dignidad de la nación. El Estado concederá profunda atención al desarrollo de ciencias y técnicas deportivas y al fomento del deporte entre las masas y, al mismo tiempo, aumentar y remodelar con previsión las instalaciones deportivas donde se pueden celebrar también las competencias internacionales.

Establecer el estilo de vida socialista y un ambiente de observancia de principios y reglas morales es una enconada lucha política y de clases para defender y perpetuar nuestra idea y nuestro régimen.

Orgullosos de que son mejores nuestra cultura, modo de vida y ética socialistas, todos los miembros de la sociedad pondrán de pleno manifiesto el estilo de vida colectivista y noble moral y crearán más y disfrutarán plenamente de nuestra cultura revolucionaria y romántica adecuada al gusto de la actual tendencia a una mayor civilización. Intensificarán la educación y la lucha ideológicas y reforzarán el control judicial, siempre alerta a todos los fenómenos malsanos y extraños –por muy insignificantes que sean– que pervierten al hombre y depravan la sociedad, con miras a defender fidedignamente la base ideológica y cultural del país.

Para cumplir exitosamente las colosales tareas que tiene por delante, el Gobierno de la República debe elevar la función y papel de los órganos del Poder popular.

A éstos les compete intensificar más la dirección unificada sobre toda la sociedad de acuerdo con la demanda de la revolución en desarrollo.

Seguirán trabajando intensamente para fortalecer y desarrollar sin cesar el sistema político socialista y acelerar la construcción de la economía y cultura. Dar preferencia a los asuntos económicos y concentrarse en elevar el nivel de vida de la población adquiere particular importancia en la labor de los órganos del poder. Deben controlar y dirigir de manera unificada todos los dominios y regiones de la vida social, y a la vez estimular la creatividad de cada sector y unidad.

Los órganos del Poder popular implantarán el ambiente de servirle al pueblo con total entrega, conforme a su deber.

Siempre prestarán oídos a la demanda del pueblo, la tendrán en cuenta a la hora de planear y proyectar las labores, buscarán el trabajo que él demanda y lo realizarán cueste lo que cueste, así como lo movilizarán para materializar las líneas y políticas del Partido. Colocarán por encima de todo los intereses y la comodidad del pueblo y atenderán su vida con responsabilidad.

Ejecutarán correctamente las excelentes políticas populares como el sistema de enseñanza obligatoria gratuita y el de asistencia médica gratuita que tuvieron vigencia aun en los tiempos más duros gracias al gran General, de manera que el pueblo experimente con sus vivencias el sentimiento de gratitud a la patria socialista y se entregue para su prosperidad y desarrollo.

Los órganos del Poder popular deben tener por un principio irrevocable trabajar siempre bajo la dirección del Partido.

A la hora de organizar y realizar todos los trabajos tendrán como pautas la idea y las orientaciones del Partido, defenderán activamente sus políticas y cumplirán fielmente las tareas que él les ha confiado, para así poner de manifiesto la vitalidad de su política. En todas las organizaciones del Partido intensificarán la dirección colectiva sobre las actividades de los órganos del Poder conforme a la demanda de la revolución en desarrollo y ayudarán de modo activo a todos sus funcionarios para que cumplan bien sus deberes.

Es imprescindible elevar la responsabilidad y el papel de los cuadros de órganos del Poder a todos los niveles.

La palpitante realidad de hoy les exige luchar con denuedo al frente de la ofensiva general y cumplir sus deberes como miembros de mando de la revolución.

Imbuidos del espíritu partidista y leales al principio revolucionario, deben realizar sus tareas con audacia, de modo activo y con el gran sentido de responsabilidad. Quien confía en el Partido trabaja con intrepidez y energía, pero quien no confía en él lo hace con pusilanimidad y disimulo. Abandonarán decididamente el modo de trabajar mecánica y pasivamente, rindiendo solamente cuando cuentan con el respaldo del Partido, y encarnarán el modo de trabajo del revolucionario de cumplir la tarea que éste les confía con perseverancia, aunque el cuerpo se rompa en mil pedazos. Sabrán cumplir cualquier tarea sin ningún tropiezo, al cultivar constantemente la inspiración y el arte de organizar, controlar, dirigir y desarrollar el trabajo. Asimilarán el método del Partido para el trabajo con las masas, darán ejemplo en todas las labores y caminarán y caminarán para el pueblo hasta que se les desgaste la suela de los zapatos. Conocedores del verdadero significado que el Partido le atribuye al amor al pueblo, serán muy humildes ante el pueblo, siempre compartirán con él las penas y las alegrías y le servirán fielmente consagrándole todo lo suyo.

III

Compañeros,

Nuestra lucha histórica por la reunificación del país, anhelo supremo de la nación, se encuentra en una nueva fase.

Con la firme decisión de lograr a toda costa la reunificación del país, causa en que el gran Líder Kim Il Sung y el gran Dirigente Kim Jong Il pusieron máximo interés y empeño a lo largo de la vida, adoptamos sucesivas medidas de suma importancia para mejorar las relaciones Norte-Sur y asegurar la paz en la Península Coreana.

Las tres cumbres históricas Norte-Sur del año pasado y las declaraciones aprobadas en ellas propiciaron cambios trascendentales en las relaciones intercoreanas. Esto fue un importantísimo acontecimiento que atenuó la tirantez de la situación caracterizada por la inminencia de la guerra y anunció el inicio de una nueva historia por la reunificación nacional.

Toda la nación desea con vehemencia que se implementen cabalmente la Declaración de Panmunjom y la Declaración Conjunta de Pyongyang de Septiembre, documentos de relevancia histórica, de modo que siga reinando la atmósfera de paz en la Península Coreana y continúen mejorando las relaciones Norte-Sur.

Sin embargo, las fuerzas conservadoras del Sur responden con increíble necedad a la aspiración de la nación y la esperanza de la comunidad internacional y tratan desesperadamente de hacer volver las relaciones Norte-Sur al período anterior a la publicación de la Declaración de Panmunjom.

Estados Unidos obliga abiertamente a las autoridades surcoreanas a “moderar la velocidad” y maniobran por todos los medios para que el cumplimiento de los acuerdos Norte-Sur se subordine a su política de presión y sanción contra el Norte de Corea.

Debido a ello, nos hallamos ante la disyuntiva de seguir relajando la tensión en la Península y promoviendo el mejoramiento de las relaciones intercoreanas o de retroceder hacia el pasado caótico que amenazaba con el estallido de una guerra.

No podemos permanecer con los brazos cruzados ante la actual situación que amenaza gravemente el destino y futuro de la nación, así como la paz y seguridad de la región. Nos urge tomar medidas pertinentes para superarla a tenor de la demanda y aspiración de la nación.

A este efecto, es preciso, ante todo, mantener la correcta posición y actitud de defender invariablemente y cumplir fielmente los referidos documentos que representan la voluntad general de la nación, superando todas las dificultades y obstáculos que lo impiden.

Aprovecho esta oportunidad para reiterar mi inconmovible decisión de convertir, en unión con las autoridades del Sur, las relaciones intercoreanas en las de reconciliación y cooperación sólidas y perdurables y de escribir una nueva historia de paz y coprosperidad que todos los compatriotas desean.

Para arreglar la situación infausta y promover las buenas relaciones Norte-Sur, establecidas tras muchos esfuerzos, hasta cosechar el fruto significativo de la paz y reunificación, es necesario abandonar la propensión al servilismo a las potencias que paraliza el espíritu de independencia, poner el punto final a la política de dependencia de las fuerzas extranjeras que perjudica los intereses comunes de la nación y subordinarlo todo al mejoramiento de las relaciones entre ambas partes.

Opino que si las autoridades surcoreanas desean con sinceridad mejorar las relaciones intercoreanas y lograr la paz y la reunificación, deberán regresar a su intención inicial de cuando los encuentros de Panmunjom y de Pyongyang de Septiembre y poner en práctica las declaraciones Norte-Sur para cumplir así su responsabilidad ante la nación.

Dejarán de ponerse del lado de quien les convenga siguiendo la tendencia del tiempo y ajetrearse en viajes en su calidad de “intermediarias”, “promotoras” que meten la nariz en todo. Les corresponde pensar con su cabeza, decir sin temor lo que quieren y ser defensoras de los intereses nacionales.

Insistimos invariablemente en frustrar las maniobras de las fuerzas hostiles internas y externas que se oponen a la reunificación y la paz, para seguir fomentando una atmósfera favorable al mejoramiento de las relaciones Norte-Sur.

Es necesario que comprendan, antes que sea tarde, que no pueden esperar ningún avance en dichas relaciones y ningún resultado a favor de la paz y prosperidad mientras toleran las temerarias intenciones que las belicosas autoridades militares surcoreanas persiguen con sus persistentes actos hostiles encubiertos, reanudando con el cambio de rótulo los ejercicios conjuntos militares con Estados Unidos que habían acordado interrumpir, y mientras no eliminan totalmente la arrogancia anacrónica y la política de hostilidad de Estados Unidos que obstaculiza adrede el mejoramiento de las relaciones intercoreanas imponiendo unilateralmente sus injustas exigencias.

A los compatriotas del Norte y el Sur y en el extranjero, responsables del destino y el futuro de la nación, les compete detener y frustrar decisivamente las maniobras de Estados Unidos y las fuerzas conservadoras del Sur que remontan el curso de la historia a favor de las relaciones Norte-Sur y la reunificación pacífica.

Si las autoridades surcoreanas desean de veras las buenas relaciones intercoreanas, la paz y la reintegración, deben simpatizar y actuar de común acuerdo con nuestra posición y voluntad, así como tomar la resuelta decisión de demostrar su sinceridad no con palabras sino con acciones concretas.

Nuestro Partido y Gobierno, conscientes del anhelo de la nación, seguirán luchando con tesón y paciencia por desarrollar de manera sostenida las relaciones Norte-Sur y lograr la reunificación pacífica del país.

Compañeros,

La cumbre RPDC-EE.UU., la primera en toda la historia que tuvo lugar en Singapur en junio del año pasado acaparando la atención del mundo, fue un evento trascendental que dio la esperanza de una paz duradera en la Península Coreana, un foco candente. Por su parte, la Declaración Conjunta RPDC-EE.UU. del 12 de Junio, que anunció ante el mundo que los dos enemigos de siglos escribirían una historia de nuevas relaciones, recibió el total apoyo y aprobación de la comunidad internacional, amante de la paz.

Con sus importantísimas y significativas iniciativas como la interrupción de pruebas nucleares y lanzamientos de ensayo de cohetes balísticos intercontinentales, la RPD de Corea dio los primeros pasos en la creación de un ambiente de confianza, llave maestra para mitigar la hostilidad. Además, al tomar la generosa medida de viabilizar la devolución de los restos de los soldados norteamericanos, que había solicitado el presidente estadounidense, manifestó su voluntad de implementar con seriedad la referida declaración, un hito para el establecimiento de nuevas relaciones bilaterales.

No obstante, la segunda cumbre efectuada en Hanoi en febrero pasado nos hizo sospechar seriamente la validez de los pasos que dimos a partir de una determinación estratégica y decisión audaz y pensar con recelo si EE.UU. deseaba de veras mejorar las relaciones.

En esa cita trazamos las fases y el proceso indispensables para implementar la Declaración en conveniencia con los intereses de ambos países, reafirmamos nuestra voluntad de adoptar medidas más serias y confiables y esperamos que EE.UU. nos secundara.

Pero cuando Norteamérica se sentó a conversar con nosotros, lo único que le daba vueltas a su cabeza eran métodos a todas luces irrealizables.

Dicho en otras palabras, no estaba preparada para resolver con nosotros los problemas ni tenía un rumbo y métodos bien definidos.

Con esa mentalidad, no nos hará mover un solo dedo ni obtendrá ningún provecho, por muchas veces que nos reuniéramos.

Ahora en ese país se realizan las intercepciones simuladas de nuestros cohetes balísticos intercontinentales y se perpetran abiertamente los actos hostiles que se oponen al espíritu de la Declaración, entre otros la reanudación de los ejercicios militares, cuya suspensión fue prometida por el mismo presidente estadounidense, lo cual nos crispa mucho los nervios.

Este curso me provoca un gran disgusto.

Como al viento le siguen las olas, a la cínica política de hostilidad norteamericana le responderán nuestras acciones.

Últimamente, el imperio piensa otra vez en una tercera cumbre y nos hace insinuaciones perceptibles sobre la solución del problema por medio del diálogo, pero sigue reacio a renunciar a su política de hostilidad que es la mejor manera de establecer nuevas relaciones bilaterales, y, muy al contrario, piensa erróneamente que con su máxima presión podría doblegarnos.

También nosotros concedemos importancia a solucionar problemas mediante diálogos y negociaciones, pero no se aviene a nuestro temperamento ni nos interesa el modo de diálogo norteamericano que impone unilateralmente sus demandas.

EE.UU por una parte propone solucionar el problema mediante el diálogo y por la otra exaspera cada vez más las hostilidades. Esto es un proceder tan estúpido y peligroso como el de aquel que quiere apagar el fuego con el aceite.

Como el sentimiento de hostilidad se ha arraigado por mucho tiempo entre los dos países, para poner en práctica la Declaración es necesario que ambos releguen a un nivel secundario sus pretensiones unilaterales y encuentren vías más constructivas de resolver el problema, que concuerden con los intereses de cada cual.

Para ello, es primordial que Estados Unidos deseche el antiguo ábaco y se nos acerque con uno nuevo.

Aunque habla ruidosamente de una tercera cumbre, no nos agrada ni nos apetece ninguna nueva edición que se parezca a la de Hanoi.

Sin embargo, como el Presidente Trump menciona reiteradamente, las relaciones personales entre él y yo no son tan hostiles como las de dos países, seguimos manteniendo excelentes relaciones y cada vez que queramos podemos intercambiar cartas preguntando por la salud de otro.

Si Estados Unidos nos propone un tercer encuentro, siempre y cuando adopte una correcta actitud y haya encontrado un método que ambos pudiéramos compartir, podríamos probar una vez más.

Pero llegado hasta aquí, me da por pensar que no tengo por qué obstinarme en la cumbre, como si me apremiara lo de levantar las sanciones.

De todos modos, hasta fines del año esperaré con paciencia que EE.UU. tome una decisión audaz, pero sin duda alguna le será difícil agarrar la buena oportunidad como lo hizo anteriormente.

Sólo cuando un acuerdo lleve por escrito algún contenido imparcial que se ajuste a los intereses de ambas partes y que puedan ser aceptadas por ellas, lo firmaría sin pensarlo dos veces. Esto depende totalmente de la actitud que adopte Estados Unidos y del ábaco que traiga consigo.

Lo cierto es que si él insiste en el actual cálculo político, la perspectiva del arreglo del problema será sombría y muy arriesgada.

Esperando que muestre su buen juicio en este instante cardinal, deseo que nunca se vuelva a mover el segundero del reloj de la confrontación que a duras penas se ha logrado parar.

El Gobierno de RPDC consolidará y desarrollará los lazos de la amistad y cooperación con todos los países del mundo que respetan la soberanía de nuestro país y lo tratan amistosamente y avanzará mano a mano con todas las fuerzas amantes de la paz del mundo para establecer un duradero y sólido sistema de paz en la Península Coreana.

Compañeros,

Como acabo de decirles, ya no me aferraré por más tiempo a problemas como el levantamiento de sanciones impuestas por las fuerzas hostiles y abriré el camino de la prosperidad con nuestros propios recursos.

Nuestra meta de lucha es ambiciosa y los desafíos y dificultades siguen obstaculizando la construcción socialista, pero es inquebrantable la voluntad del Partido y el Gobierno de la RPDC de abrir una nueva etapa de florecimiento y hacer realidad el ideal y el objetivo de la potencia con las propias fuerzas, bajo la bandera de kimilsungismo-kimjongilismo.

La independencia nos conduce a la prosperidad y la victoria. Ninguna fuerza es capaz de hacer retroceder ni detener la impetuosa marcha de nuestro Estado y pueblo que confían en sus propias fuerzas y están firmemente resueltos a forjar el futuro con ellas.

Marchemos todos para culminar brillantemente la causa de la construcción de la potencia socialista, enarbolando más la bandera del gran kimilsungismo-kimjongilismo y unidos firmemente en torno al Partido y el Gobierno de la RPDC.

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