Esta columna fue escrita para Unz Review: http://www.unz.com/tsaker/russia-moves-to-protect-her-arctic-interests/
Rusia se ha embarcado en un muy publicitado esfuerzo para asegurar los 6.200 km de su frontera norte y prepararse para defender sus intereses en la plataforma ártica hasta una distancia de 500 km de su costa. Esto significa que se tendrán que asegurar 3.100.000 kilómetros cuadrados de terreno difícil e inhóspito. ¿Por qué tan enorme esfuerzo?
En primer lugar, por la necesidad de proteger la gran cantidad de recursos contenidos en las plataformas de Siberia y del Ártico y sus aguas, calculados en un 15 por ciento de petróleo restante y hasta un 30 por ciento de depósitos de gas. Segundo, Rusia quiere expandir la llamada “ruta marítima del Norte” la que, por cortesía del fenómeno del calentamiento global, se está volviendo mucho más segura para navegar. Actualmente, solamente 4 millones de toneladas de carga transitan ese atajo (la ruta marítima del Norte de Europa a Asia toma 35 días de recorrido en comparación a 48 días vía el Canal de Suez) entre Europa y Asia, pero en el futuro los rusos calculan que esta cifra podría aumentarse 20 veces hasta un total de 80 millones de toneladas. Los recursos asignados para proteger esta ruta son tremendos e incluyen aviones no tripulados, satélites espaciales, estaciones submarinas de monitoreo y una red de radares. Rusia también está construyendo 14 nuevos buques rompehielo, incluyendo varios de propulsión nuclear. Pero el esfuerzo más grande será el militar.
Rusia ha decidido crear un Comando Estratégico Conjunto del Norte (JSCN por sus siglas en inglés), el cual estará basado en la Flota del Norte (anteriormente subordinada al Distrito Militar Occidental). El JSCN no contará con el estatus de distrito militar ni de dirección estratégica, pero a todos los efectos prácticos se convertirá en un comando estratégico operacional singular e independiente con un poderoso componente naval (la Flota del Norte siempre ha sido la más poderosa de las cuatro flotas de Rusia) y un gran componente de aviación el cual incluirá servicios de búsqueda y rescate, guerra anti-submarino, aeronaves y helicópteros de alerta temprana y, por supuesto, cazas interceptores de largo alcance, para incluir el formidable MiG-31BM. También se desplegarán misiles de defensa costera “Rubezh“.
El componente de defensa aérea de inmediato incluirá el sistema Pantsir-S1 pero en el futuro Rusia tiene planeado desplegar en sus fronteras del norte los más recientes S-400 Triumf. Ya se han re-subordinado unidades de los varios distritos militares al JSCN y se ha creado un Grupo Táctico Conjunto (JTG por sus siglas en inglés). Es muy pronto para predecir el tamaño de este JTG pero las maniobras lanzadas por Rusia este verano incluyeron 80.000 tropas, 220 aeronaves, 41 barcos y 15 submarinos, lo cual probablemente nos da una buena indicación de lo que se está planeando para el futuro.
Finalmente, el Servicio Federal de Seguridad (FSB) tanto como el Comité Antiterrorista (ATK) han anunciado que, debido a la enorme, frágil y muy costosa infraestructura que Rusia viene desplegando, los servicios de seguridad rusos harán un esfuerzo especial a fin de prevenir cualquier ataque terrorista en este susceptible sector. Teniendo en cuenta la fragilidad ecológica del Ártico, esta es una medida muy sensata.
Por favor eche un vistazo a este mapa, el cual ilustra la situación actual:
(para un mapa de tamaño completo en alta resolución, por favor haga clic aquí: http://goo.gl/sRL4zs; “¡Mil gracias a SouthFront, quienes han creado este mapa para el presente análisis!”)
Como era de esperar, el Occidente está bastante horrorizado por los esfuerzos rusos. Sus reacciones típicamente van desde la preocupación, hasta la perplejidad, hasta el pánico total. Es descarado la pura hipocresía de todo ese lloriqueo.
En realidad, desde luego, el Occidente desde hace años ha venido planeando tomar control de los recursos del Ártico. Entre los actores en esta etapa de planificación se han incluido el Consejo de Relaciones Exteriores, el Pentágono y la Marina de Guerra de EU. De hecho hay claramente un consenso en Washington – el Tío Sam quiere apoderarse de tanto como sea posible del Ártico. El problema es que, a diferencia de Rusia, el Tío Sam no cuenta con los conocimientos ni los recursos financieros ni tampoco los medios para hacerlo. Consideremos, por ejemplo, la Marina de Guerra de EU.
La Marina de Guerra de EU siempre ha sido una armada de “aguas tibias”. Contando con 10 a 14 portaaviones, su función principal siempre ha sido la de colocar unas cuantas pistas en las costas de cualquier país que se atreva a retar la autoproclamada potencia hegemónica mundial. La Marina de Guerra de EU es, por ende, la más poderosa armada de “aguas azules” del planeta. En contraste, la Marina de Guerra Soviética/Rusa, una armada de “aguas verdes“, siempre ha tenido un propósito completamente distinto: antes que nada, proteger los submarinos nucleares rusos (SSBN) con misiles intercontinentales (SLBM) y además proteger el litoral ruso. Las dos flotas soviética/rusa más grandes tradicionalmente han sido la Flota del Norte y la Flota del Pacífico y siempre han operado en latitudes altas, principalmente en el Ártico y el Mar de Okhotsk, donde están ubicados los bastiones de submarinos rusos. Las dos flotas más pequeñas – la Flota del Mar Báltico y la Flota del Mar Negro – han desempeñado un rol más modesto. Por tanto podemos decir que parte más grande y más capaz de la Marina de Guerra Soviética/Rusa siempre ha sido de latitudes altas del Ártico. Hasta el unitario portaaviones ruso fue diseñado principalmente para una misión de defensa aérea y al principio no llevaba a bordo ningún avión caza.
Esto también es generalmente verdadero para el resto de las fuerzas armadas de EU y Rusia: las primeras fueron diseñadas mayormente para operar en latitudes bajas (debajo de los 50 grados) mientras que las segundas están mucho más acostumbradas a operar en condiciones mucho más frías. Esta especialización se refleja incluso en el hecho de que el GPS de EU es más preciso en latitudes bajas mientras que el sistema GLONASS de Rusia es más preciso en latitudes altas.
Esta especialización atormenta a los estrategas de las fuerzas de EU, quienes han de diseñar prácticamente desde cero una fuerza capaz de operar en regiones polares para tratar de ponerse al nivel de los rusos, quienes han llevado una ventaja desde hace más de 80 años. No cabe duda de que EU, Canadá, Noruega y otros se pondrán al día, al menos hasta cierto grado y con el tiempo, pero he aquí la gran diferencia: las capacidades militares rusas en el Ártico ya son realidad hoy en día, y no una meta por alcanzar dentro de una década o más.
Los políticos occidentales, por supuesto, han intentado presentar estos desarrollos como otra señal de la “firmeza” o incluso “agresividad” rusa, pero la realidad es por supuesto que esta política rusa está en total conformidad con el nuevo curso estratégico ruso que ahora prioriza el norte y oriente: Siberia, el Ártico y, desde luego, China. Además, no es que Rusia venga tratando de excluir a nadie de colaborar en el Ártico. Las compañías occidentales de petroleo/gas han estado invirtiendo activamente en los esfuerzos rusos de exploración, y Rusia se ha beneficiado enormemente del conocimiento occidental que ha adquirido en estos proyectos conjuntos. Con mucho gusto Rusia continuará su colaboración con Occidente en la región ártica, pero Rusia también se cerciorará de contar con los medios para proteger y defender sus intereses en una región estratégicamente vital.
Las perspectivas para el Ártico son, en realidad, bastante buenas. En cuanto los líderes occidentales enfrenten la realidad de que el Ártico es “tierra russki” y que la manera para hacer las cosas allá es mediante la negociación y no mediante acciones hostiles, las negociaciones seguirán y resultarán beneficiosas para todas las partes implicadas.
The Saker
Be First to Comment