por José Francisco Fernández-Bullon
España se ha despertado de la resaca del Euro con la ultra derecha de Vox aporreando la puerta. Algunos se dicen alarmados por su auge inesperado, pero la gran amenaza, para mí, es “Ciudadanos”. Un partido que se presenta como la gran alternativa y que va ganando adeptos a causa de la imagen atildada de sus líderes que viven de su apariencia como las putas de lujo. Muy monos y bien vestidos parecen recién salidos de la escuela de arte dramático dispuestos a presentarse a algún casting. Aunque en realidad lo suyo es la alta comedia, alta por los tacones de aguja que lleva Inés Arrimadas. Su programa no existe. Su discurso se limita a defender la unidad de España, argumento socorrido como ninguno para el que no tiene otro. Si no fuera porque los partidos independentistas de Cataluña justifican su existencia, se quedarían mudos o tendrían que limitarse a hablar del tiempo o del cambio climático que no es lo suyo. Son los grandes maquilladores de la ultra derecha tan vieja como Europa. Maquillan las ideas o la ausencia de ellas de la misma para vendernos la moto, o sea: la esperanza de un cambio que nunca vendrá de su mano demasiado ocupada en hurgar en los bolsillos de sus confiados votantes. Con una se los vacían y con la otra se los pasan a los bancos (como la Caixa Bank, para más inri catalana) que son quienes los apadrinan. Pero todo ese dinero no lo han empleado en comprar a los redactores de los discursos de Rivera ni en pagarle a un profesor de oratoria. Se los gastan, por lo visto, en los trajes de marca de la plana mayor de Ciudadanos que es lo que mola ahora.
Hace tiempo que los políticos no se caracterizan precisamente por su elocuencia, pero últimamente la infinita pobreza de sus ridículos argumentos avergonzaría a un matón de discoteca. Uno se queda boquiabierto tras escuchar a Salvini arremeter contra los inmigrantes porque son traficantes de droga que podrían pasarle un caramelo drogado a su hijo a las puertas del colegio. ¿Nos saldrá mañana con el cuento de Caperucita Roja y el lobo (que por supuesto es él)? ¿Nadie le ha dicho que la heroína la exportan los terroristas de Al Qaeda con la ayuda de la CIA a los que provee de pasaporte para que entren y salgan por Europa como Pedro por su casa? Podría decir que Salvini no es más que una triste parodia de la portera de mi edificio si no fuera porque mi portera es una señora estupenda que le da cien patadas en lo tocante a clase e inteligencia. Europa se muere de cinismo. ¿Dónde están los licenciados y profesores universitarios de Europa? A muchos les parece un demérito trabajar para el gobierno que saben muy bien que está comprado por las grandes empresas que ya no se molestan en contratar a grandes profesionales de la retórica para que les escriban los discursos a sus políticos. Les basta con manipular a las masas embrutecidas acusando a inmigrantes desnudos que vienen en patera de todos los males del mundo. Lo que no saben es que ellos también han sido comprados o lo serán muy pronto conforme se privaticen las universidades con el dinero (robado) de los grandes fondos financieros. En Europa nos robamos la cartera los unos a los otros, pero el dinero viene del tercer mundo cuyos recursos saqueamos. Mejor dicho los saquean las empresas como Unilever y nos reparten al resto las migajas. Un inmigrante desnudo puede que le robe el bolso a alguna señora de clase media baja, (la media ya no existe y las de clase alta se desplazan en limusina) de todas formas vacío porque se lo ha vaciado el Banco Central Europeo. Ni Rivera, ni Salvini son ninguna alternativa, los ataques de éste último a la Unión Europea, o lo que es lo mismo a su banca, son como los reproches de una amante al banquero que la mantiene porque no le compró el abrigo de vicuña. Nada tiene que temer de él Jean-Claude Juncker. Son el típico rifirrafe que intenta simular un enfrentamiento que no existe. Son todos ellos lobos de la misma camada que fingen pelearse para que el sufrido ciudadano piense que alguien lucha por su causa. Todos saben en España a quién representa Casado; los escándalos de corrupción que salpican a su partido -el PP- son de tal envergadura que lo habrían borrado ya del mapa si no fuera porque es el partido que representa al macho ibérico que vive de su bragueta. Pero todo tiene un límite; a los pobres españoles no les queda mucha vergüenza, pero tanto latrocinio pone nuestra maltrecha imagen en entredicho. Y el encanto del Latin Lover a la española con caspa y con barriga y con el pelo salíéndole por las orejas como a Luis de Guindos no enamora a las españolas de la nueva ola. Los banqueros necesitaban a Rivera que tiene más porte si no más labia. Las grandes empresas del Ibex lo visten y lo desvisten (llegó a salir desnudo en una foto tapándose su vergüenzas con un balón de fútbol). Y de momento parece que se conforma con su paga de funcionario (que ya es bastante) al servicio de los intereses de siempre. O sea que a la banca le sale más barato que Casado y su camarilla de corruptos, por ejemplo.
Es triste, pero al currante despojado parece que sólo le queda defender su hombría desgañitándose en los estadios, zurrándole a la parienta y resucitando las viejas glorias patrias que tienen ya más de 500 años. Ee momento no le ha dado por enfrentarse al fuerte, es decir a los banqueros, prefiere enfrentarse al débil, como a los pobres inmigrantes que llegan desfallecidos por su largo periplo, ellos son la presa fácil para su cólera de cobardes. La solución a sus males con medidas concretas y efectivas como la creación, por ejemplo, de una banca pública que invierta en el desarrollo y que le preste a las pequeñas y medianas empresas no la defiende nadie porque lo prohíbe Europa, que es el auténtico y gran chulo de la empobrecida España. Salvo la aguerrida Teresa Rodríguez de Adelante Andalucía, a quien nadie parece hacer caso de momento. Y es que la Comisión Europea con su apariencia imponente todavía intimida mucho a los sufridos españoles.
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