por Paul Craig Roberts. En Instituto de Economía Política. Traducción de Leonardo Del Grosso para Comunidad Saker Latinoamérica
Las reuniones en Beijing del 30 al 31 de enero entre Washington, Rusia, China, Francia y el Reino Unido aparentemente no lograron preservar el compromiso de prohibir las armas nucleares de rango intermedio. Washington mantuvo su determinación de retirarse del histórico acuerdo de Reagan y Gorbachov para destruir todos los misiles nucleares de alcance intermedio basados en tierra. Esta retirada de los Estados Unidos de un acuerdo de reducción de armas nucleares sigue a la retirada del régimen de George W. Bush/Cheney del tratado de misiles antibalísticos. De hecho, desde el régimen de Clinton, cada presidente de los Estados Unidos ha producido un empeoramiento de la confianza entre las dos principales potencias nucleares.
No puede salir nada bueno de esto, como dijo el viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergey Ryabkov, en la reunión de Beijing.
El tratado de misiles nucleares de rango intermedio (INF) no implica la seguridad de los Estados Unidos. Protege a Europa de misiles rusos y a Rusia de misiles estadounidenses estacionados en Europa. El anuncio de Trump de que se está liberando del tratado les dice a los rusos que van a tener misiles en sus fronteras que no les permiten tiempo de respuesta. Los europeos están locos por aceptar esto, ya que, a su vez, serán blanco de Rusia, pero los europeos son los vasallos de Washington.
Desde que Clinton rompió la promesa de Washington de no mover a la OTAN hacia el Este, Rusia ha sabido que Washington busca una ventaja militar sobre Rusia. Al abandonar el tratado ABM (Anti-Ballistic Missile Treaty), el régimen de George W. Bush le dijo a Rusia que Washington tenía la intención de ganar la superioridad al construir un escudo antimisiles que negaría la capacidad de represalia de Rusia y, por lo tanto, sometería a Rusia a un chantaje nuclear.
Rusia respondió con nuevos ICBM (InterContinental Ballistic Missile) hipersónicos que no pueden ser interceptados y ahora tiene una superioridad nuclear sobre los EEUU pero no la explota. La respuesta de Estados Unidos es romper el tratado INF (Intermediate-Range Nuclear Forces Treaty) y volver a poner sus misiles en las fronteras de Rusia.
Otra forma de ver la desaparición del tratado INF es que el régimen de Obama comprometió un millón de millones de dólares del dinero de los contribuyentes (además del presupuesto anual de un millón de millones de dólares del complejo militar/de seguridad) para construir más armas nucleares, ninguna de las cuales es necesaria ya que sólo Estados Unidos tiene suficiente para volar el mundo varias veces. Romper el tratado INF es una manera segura de iniciar una nueva carrera armamentista que proveería la justificación del billón de dólares del dinero de los contribuyentes que Washington está entregando al complejo militar/de seguridad para más armas nucleares.
Otra punto de vista para interpretar la desaparición del tratado es que Washington desea salir del tratado para poder desplegar misiles de alcance intermedio contra China. Washington realmente ha elaborado planes para la guerra contra Rusia y China y ha llevado a cabo simulaciones de cuál sería el resultado. Estados Unidos gana, por supuesto.
La idea peligrosa de que se puede ganar una guerra nuclear ha sido impulsada durante algunos años por los neoconservadores que están comprometidos con la hegemonía estadounidense sobre todo el mundo. Esta idea definitivamente sirve al interés material del complejo militar/de seguridad y es muy popular entre los agentes de poder en Washington.
La excusa de Washington para romper el tratado INF es que Rusia está haciendo trampa y ha violado el tratado. Pero Rusia no tiene interés en violar un tratado que protege a Rusia. Los misiles de alcance intermedio de Rusia no pueden alcanzar los EEUU y la única razón por la que Rusia atacaría a Europa sería al tomar represalias porque Europa alojara misiles de EEUU en las fronteras de Rusia.
Los beneficiarios de una nueva carrera de armamentos nucleares son los accionistas del complejo militar/de seguridad. Washington está alimentando sus ganancias a través de poner a la humanidad en mayor riesgo de Armagedón nuclear. Se están acumulando armas cuyo uso destruiría toda la vida en el planeta. Esto hace que las armas sean lo opuesto a la seguridad. Trump, cuyo objetivo era normalizar las relaciones con Rusia, está ahora bajo el control del complejo militar/de seguridad y ha anunciado las intenciones de los EEUU de retirarse del último acuerdo de control de armas que queda: el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START; Strategic Arms Reduction Treaty).
La situación es grave. En los medios de comunicación estadounidenses se informa muy poco de la resurrección de la carrera de armamentos nucleares, y lo que se informa se culpa a Rusia y China. Los estadounidenses escuchan que es China, no EEUU, la que está militarizando el Mar de China Meridional, y Rusia, que pretende restaurar el imperio soviético, y que estas intenciones son amenazas para la seguridad nacional estadounidense. La evidencia consiste en la afirmación. Los rusos han ofrecido pruebas de que no han violado el tratado INF, pero a Washington no le importa porque Washington no está abandonando el tratado debido a las violaciones rusas.
Washington está abandonando el tratado porque Washington pretende una hegemonía militar sobre Rusia y China y una buena excusa para entregar otro billón de dólares al complejo militar/de seguridad. Al final, el capitalismo hace más que explotar el trabajo. Acaba la vida en la tierra.
Tradicionalmente, un agresor allana el camino a la guerra con propaganda constante contra el país a ser atacado. La propaganda crea apoyo público y justifica el ataque. El flujo constante de acusaciones provocativas desde Washington contra Rusia y China (e Irán) con el fin de justificar la ruptura de un tratado y el mayor gasto en armamentos suena a Rusia y China como si estuvieran configurados para sufrir un ataque. Es imprudente e irresponsable convencer a potencias nucleares de que van a ser atacadas. No hay una manera más segura de producir la guerra. Rusia y China escuchan lo que escuchó Saddam Hussein, lo que escuchó Gaddafi, lo que escuchó Assad, lo que escucha Irán. A diferencia de estas víctimas de Washington, Rusia y China tienen una capacidad ofensiva sustancial. ¿Cuando un país está convencido de que está siendo puesto en la mira para ser atacado, el país simplemente se queda sentado y espera el ataque?
Con el extraordinario flujo de acusaciones y provocaciones de personas demasiado estúpidas para estar en posesión de armas nucleares, Washington podría estar exponiendo a Estados Unidos a un primer ataque. En la era nuclear, es imprudente que un gobierno reemplace la diplomacia con amenazas y coerción. La imprudencia de Washington es la amenaza más peligrosa que enfrenta el mundo.
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