Fuente: http://actualcomment.ru/i-ad-sledoval-za-nimi.html
No se exactamente quien (¿Turchinov?¿Poroshenko?) ordenó al ejercito Ucraniano romper la tregua. Pero de lo que estoy seguro es de que esta decisión fue tomada en Washington.
No es una casualidad que esta provocación suicida fuese precedida por la visita de G. Soros a Kiev. Este anciano “filántropo” quien, junto al Departamento de Estado de Estados Unidos, patrocinó a todos los regimenes fascistas post soviéticos (desde la Georgia de Saakashvili a la Ucrania de Poroshenko), era el más calificado para evaluar la situación financiera del régimen en Kiev y decidir si aún tiene sentido seguir prolongando la agonía mediante la inyección de dinero. Su declaración pública, reproducida por los medios el 14 de Enero, no deja ninguna duda – el paciente está muerto, el cadáver ya está rígido, resucitarlo no tiene sentido.
Seguramente Kiev a entendido que si raspan el fondo del barril y si Europa se esfuerza entonces es posible recoger dinero para prolongar la agonía. Pero Soros habló claramente sobre la necesidad de encontrar 50 billones de dólares solo para 2015. Mientras en 2014 (cuando los ignorantes todavía esperaban la estabilización del régimen de Kiev) EE.UU., la UE y el FMI juntos solo pudieron reunir 20 billones de dólares, que suponían debían estirarse para 3 años. De hecho, en 2014 Kiev solo obtuvo 7.5 – 8 billones de dólares en créditos. Claramente, en tales condiciones es irreal encontrar 50 billones de dólares en un año. El mismo Soros dijo que solo esperaba un milagro.
Justo después de la inequívoca demanda de Soros a la UE para que financie a Ucrania, la cobertura de la crisis Ucraniana por parte de los medios de comunicación Europeos cambió drásticamente, y esto dejó claro que no habrá milagro. Los medios de comunicación Europeos (incluyendo la TV Alemana) y las ONG’s (incluyendo Human Rights Watch) repentinamente “vieron la luz” y descubrieron que el régimen en Kiev estaba en guerra con civiles, violando las leyes y acuerdos de guerra. Solo un poco más de tiempo y Europa “entenderá” que Kiev ha sido tomado por una junta fascista que pisotea su propia constitución, y que introduce sanciones contra Rusia por la cooperación económica (suministro de carbón y gas) del Kremlin con el régimen Nazi.
Europa no va a dar dinero. EE.UU tampoco va a ayudar (si hubiesen querido hacerlo, el FMI asignaría tramo tras tramo en lugar de postergar por seis meses). Bajo estas condiciones, apoyar la mítica estabilidad de Ucrania, como Washington lo estuvo haciendo desde finales del verano pasado no tienen ningún sentido. En Agosto – Septiembre de 2014, los políticos estaban divididos en dos grupos: la mayoría – aquellos quienes estaban listos para derrocar a Poroshenko, esperando recibir algunos dividendos del próximo golpe, y la minoría que tomó una posición neutral. El mismo Poroshenko no tenía ni el apoyo de su propio grupo ni el poder en sí. Él aún es presidente sólo gracias a los EE.UU., quienes prohibieron el golpe en ese momento.
Washington sabía perfectamente bien que Poroshenko está tratando de negociar con Moscú sobre el acuerdo de paz (porque solo la paz podría darle a Poroshenko una oportunidad para proteger no solo su silla presidencial, sino su vida misma). Estados Unidos necesitaba una guerra y, aparentemente, no quisieron mantener al asustado y confundido Petro Alexeyevich al mando. Pero los Americanos fueron engañados por la diplomacia Rusa. La paz era (y lo sigue siendo) beneficiosa para Rusia, porque esta obliga a los Estados Unidos y a sus aliados Europeos a mantener vivo el fallido proyecto Ucraniano, y en consecuencia, a gastar sus escasos recursos, sin haber cumplido ninguna de sus tareas – después de un año del golpe, Ucrania continúa devorando los recursos de EE.UU.
Pero ya que Ucrania es solo uno de los lugares de la confrontación global entre Moscú y Washington, la concentración adicional de esfuerzos en este lugar se vuelve improductiva para los EE.UU. Ellos no pueden dejarlo, porque entonces el sitio será ocupado por Rusia, lo cual sería una derrota geopolítica para Washington. Por lo tanto, el lugar debe ser destruido. Deja al ganador que ocupe las ruinas, si no pudieron enredarlo por toda Ucrania, déjenlo enredarse por el podrido y decadente cadáver de Ucrania.
Así que, ya que para Rusia es mejor si Ucrania es destruida por EE.UU. lo más tarde posible, la diplomacia Rusa pretendió por al menos un año, demostrar debilidad, confusión y voluntad de rendirse. Anticipando la caída de Rusia, la cual resolvería todos sus problemas, los Estados Unidos decidió no terminar con Ucrania. ¿Por qué? Así, después de la victoria sobre Rusia, el problema del apoyo al régimen de Kiev a expensas de Moscú sería resuelto por si mismo.
Pero todo lo bueno llega a su final tarde o temprano. A comienzos de Diciembre ya estaba claro que Washington podía presionar a Rusia tanto como quisiera, pero esto no haría caer a Rusia, sin caer el mismo antes. Tomando en cuenta la necesidad de reducir el frente de batalla geopolítico, para concentrar recursos en el resto de áreas prioritarias, al dejar el terreno perdido, la cuestión resurgió nuevamente – ¿Qué hacer con Ucrania? En cuanto se hizo evidente que Soros no va a encontrar las finanzas necesarias para Kiev, el destino del país, los políticos, el público e incluso la “clase creativa” acostumbrada a ser inmune a los problemas, estuvo sellado. Y la guerra se reavivó con renovada ferocidad.
EE.UU. sabía perfectamente bien que el ejército Ucraniano no estaba apto para la acción y cómo las fuerzas armadas de las RPD/RPL se habían fortalecido durante la tregua. No tienes que estar en la posición del Jefe del Comité de Estado Mayor para estimar desde diversas fuentes que con tan intensos combates, que comenzaron el 18 de Enero y continuaron a través del frente de combate, el ejército Ucraniano perdería la capacidad para realizar operaciones activas durante tres de cuatro semanas, y que en una a tres semanas más de combate este comenzaría a derrumbarse. Por cierto, la artillería Ucraniana será la primera en desaparecer del campo de batalla. Juzgando por la intensidad y dinamismo del fuego de artillería de las partes, el ejército Ucraniano estaba por detrás de la RPD/RPL incluso en el volumen de munición almacenada. Mientras que las repúblicas tenían claramente un reabastecimiento, el ejército Ucraniano no podía reponer munición consumible tan rápidamente. Después que la artillería Ucraniana perdió la oportunidad de pelear de igual a igual con la artillería de la RPD/RPL, el consumo de las reservas Ucranianas eran un asunto de corto tiempo, y luego de agotadas las reservas el colapso del frente se volvería inevitable. Compensar las pérdidas a través de la movilización era imposible, incluso si hubiesen podido movilizarlos a todos. En el mejor de los casos, los reclutas habrían estado en los puntos de acogida cuando el frente ya había colapsado.
Los americanos sabían todo esto, pero siguieron presionando al ejército Ucraniano a un ataque sin sentido, el cual no pudo siquiera comenzar en serio. Es decir que el ejército estaba condenado a la destrucción y el frente estaba destinado a colapsar. ¿Por qué los Estados Unidos necesitaban esto? Porque, como mencionamos arriba, los EE.UU no necesitan una inalcanzable victoria en Ucrania, ellos necesitan la destrucción de Ucrania, pero por la mano de alguien más y con el mayor beneficio posible para ellos.
De tres a cuatro semanas de intenso combate no solo desangraría al ejército Ucraniano, sino que también inflingiría perdidas sustanciales a las fuerzas armadas de la RPD/RPL. Desde los primeros días, las milicias admitieron sus propias pérdidas de docenas si no cientos de asesinados y heridos, mientras que hay que señalar que las pérdidas del ejército Ucraniano son mucho mayores. No olvidemos que las fuerzas armadas de la RPD/RPL actualmente no pasan de los 30-40 mil soldados, incluso para las estimaciones más optimistas. Tomando en cuenta que 10-15 mil son unidades logísticas y de seguridad, no puede haber mas de 20-25 mil tropas de combate. Esto significa que incluso la pérdida de 3-5 mil – y este número de muertos y heridos en tres a cuatro semanas de intenso combate son muy posibles – reduce dramáticamente la capacidad de combate de las fuerzas de la milicia.
Así que para la segunda mitad de Febrero el ejército Ucraniano tendría que derrumbarse e iniciar una retirada desorganizada, pero las escasas fuerzas de la milicia, habiendo sufrido perdidas importantes, será incapaz de ocupar el territorio por las tropas Ucranianas en retirada. Esto crearía grandes áreas con un vacío de poder entre las RPD/RPL y Kiev, donde la milicia y algunas tropas residuales del gobierno se alternarán como las capas de un pastel. Adicionalmente, mientras las fuerzas armadas de la RPD/RPL están organizadas mediante estructuras regulares más o menos organizadas, con una cadena de mando unificada, el ejercito de Kiev se desplaza hacia una formación irregular, la cual con la muerte de las últimas unidades regulares, se transformaría finalmente en un grupo de pandillas Nazis y definitivamente criminales parcialmente mezclados con raros “veteranos de la operación anti terrorista”.
En esta situación, los batallones Nazis concentrados en las grandes ciudades del sudeste, con el objetivo de mantener el poder, crecerán con más rabia y la propaganda de Kiev se volverá más nerviosa. Esto incrementaría el rencor hacia el poder que “nos traicionó” así como para los activistas pro Rusos — “la 5ta columna que nos apuñaló por la espalda”. Cualquier pretexto será suficiente para encender todo el país. Sin embargo, con el objetivo de paralizar a la comunidad mundial y deshabilitar su reacción instantánea y conciente, el pretexto para la repetición del escenario Ruanda (masacre mutua sin sentido) debe estar más allá de la creencia y, al mismo tiempo, cambiar radicalmente la situación política actual.
Así es, no es suficiente organizar un acto de terror resonante o una serie de actos en nombre de los “partisanos pro Rusos” o “los agentes de la FSB (GRU, SVR)”. Esta provocación debe movilizar a la comunidad Nazi y canalizar sus esfuerzos en determinada dirección. Además, el gobierno Ucraniano debe ser (o parecer) paralizado. Finalmente, este evento debería ser lo suficientemente sangriento, suficientemente inmoral y tocar a aquellos estratos de la sociedad, que son percibidos por los Nazis como suyos. Estas condiciones no pueden ser satisfechas por solo un acto de terror espectacular (tal problema no puede ser resuelto incluso por una explosión a lo Chernobyl)
Claramente, primero que todo necesitarían la muerte de una figura o figuras políticas importantes, de tal manera que el gobierno Ucraniano aparentemente (o en realidad) paralizado no pueda tomar medidas para restaurar el orden, incluso si lo desease. Poroshenko es una víctima sacra (especialmente porque es un traidor para los Americanos), pero si estuviese en el lugar del “joven prodigio” Yatsenyuk tampoco estaría relajado. Después de la liquidación de Ucrania, Yatsenyuk se vuelve inutil e incluso peligroso ya que podría testificar en algún tipo de “Tribunal Internacional de la Anterior Ucrania”. Para un país sin economía este economista simbólico es simplemente tan inútil como el gran banquero Yuschenko. Los créditos no están llegando con o sin Yatsenyuk. Morir heroicamente es el único beneficio que puede darle a los EE.UU. Si alquien vuela el parlamento durante una sesión plenaria con ambos, Poroshenko y Yatsenyuk asistiendo, ¿podrían adivinar quién será declarado culpable incluso antes de cualquier investigación?¿Especialmente si algunos “vengadores del pueblo” asumen la responsabilidad después?
Por supuesto, los Nazis de los batallones escupen sobre Poroshenko y Yatsenyuk, pero sus comandantes de batallón estarán allí también: Yarosh y el sotnik Parasyuk y el cosako Gavrylyuk – sería tan indecente no vengarlos. Por otra parte, si esto no parece suficiente, podrían cometer una serie de ataques terroristas en los hospitales donde lo “heroes de la OAT” son tratados. Imaginen que tan barbárico será presentado por los medios de comunicación Ucrnianos el asesinatop de “heroes” indefensos. Ellos siquiera necesitarán un manual de entrenamiento de la Embajada Americana; por si mismos interpretarán todo correctamente.
Bueno, y como “la cereza del pastel” uno puede explotar la cascada de las plantas hidroeléctricas del río Dnieper. Esto resolvería varios de los problemas de EE.UU de una vez. Primero, el daño real como resultado de la inundación no será tan grande, pero las cámaras posicionadas con anterioridad en el lugar correcto mostrarán imágenes más terribles que durante el Tsunami en Tailandia, y “expertos” (incidentalmente, también por su propia iniciativa) proclamarán inmediatamente millones de víctimas potenciales. Segundo, esto cortará inmediatamente el lado izquierdo del Río Dnieper del lado derecho. La represa será volada, y los puentes destruidos. Así es, la milicia no podrá cruzar el Dnieper sin la ayuda del ejército Ruso. Tercero, si todo esto (desde la eliminación de la élite política hasta el desastre tecnológico fabricado por el hombre) sucede en tres a cinco a diez días y si se hace posible (seguro se hará, de otro modo, ¿por qué estamos alimentando a la CIA?) acusar a Rusia y a la RPD/RPL de participar o al menos del patrocinio indirecto de los terroristas, la comunidad internacional consolidada no tomará rápido control de Ucrania. Cualquier participación de Rusia será bloqueada por Occidente acusando a Moscú de complicidad en el crimen pero las fuerzas Occidentales no podrán estabilizar la situación por si mismas (incluso si los EE.UU. y la UE decidieran actuar sin una resolución de la ONU, no tendrían la capacidad operacional y las tropas disponibles que son necesarias). Cuarto, mientras los Estados Unidos necesiten esto, incluso Turchinov puede representar legítimamente a Kiev y liderar los remanentes del gobierno, lo cual es indispensable también.
El curso posterior de los eventos también es claro. Los Nazis van a vengar a sus “hermanos en armas”. Los batallones se esparcirán a lo largo del país, revisando direcciones de las bases de datos suministradas por los Nazis de la SBU y partes del Ministerio del Interior. La milicia seguirá siendo capaz de dar rápidamente una mano de ayuda a Kharkov, los distritos del lado del lado izquierdo de Dnepropetrovsk y Zaporozhye, para abrir un corredor a la Crimea. Pero sin la ayuda de Rusia ellos no pueden ir mas lejos – no hay puentes. Los grupos guerrilleros del lado izquierdo son más fuertes. Por supuesto, ellos resistirán en Odessa, posiblemente incluso en Kiev, pero las fuerzas no son iguales. El simple hecho de la resistencia particiana sobre el lado derecho privará a la junta del apoyo de la “clase creativa”. Nadie los necesita en los EE.UU., porque ellos no pueden trabajar, pero les gusta comer bien. Nadie los alimentará por su “Ucraneidad” (¿quién necesita Ucraneidad sin Ucrania?). Cada uno de ellos no sabe mucho, pero uniendo sus testimonios permitiría unir las piezas para obtener el gran cuadro. Y si en el transcurso de los excesos Ucranianos ellos son asesinados en sus casas, que así sea. El “Tutsi” mata al “Hutu”, el “Hutu” mata al “Tutsi” – esta es una triste característica de las guerras civiles.
Así que, empujando a Ucrania de la Somalización a la Ruandanización, los Estados Unidos son totalmente capaces de minimizar el efecto de las victorias Rusas, cubrir las huellas de sus propios crímenes con sangre y, lo más importante, hace su participación en el acuerdo por venir no solo necesaria, sino inevitable, preservando así su posición sobre el continente Europeo y su control sobre la asustada UE.
Consideramos solo un escenario de la posible provocación que permitiría a Washington resolver el problema de incendiar las bases de Ucrania. De hecho, hay cientos de escenarios similares. Todos ellos son reales, y algunos de ellos deben ya estar desarrollados por los Americanos. De otro modo, a los servicios de seguridad, los militares y al Departamento de Estado se les estría pagando por nada. El número de crímenes ya cometidos por Washington y Kiev sugiere que el escenario anterior no es algo extraordinario, por el contrario – está dentro de la lógica de las acciones previas. En febrero de 2014 un centenar de víctimas en Maidan estimularon el golpe; trescientas víctimas en el “Boeing” derribado permitieron el despliegue de la ofensiva de verano; decenas de miles de ucranianos muertos sirven para presionar a Rusia. ¿Entonces cómo decenas de miles de víctimas son diferentes de los cientos de miles o incluso millones? Solo por el hecho de que los EE.UU. aún no han necesitado organizar un sacrificio en masa de personas dentro de Ucrania. Ahora hay esa necesidad.
Dos cosas pueden aun salvar personas:
· La tradicional incapacidad de los ejecutores Ucranianos para implementar incluso el más sencillo plan Americano;
· La tradicional habilidad de Putin para aparecer con una forma decente de salir de las más desesperadas situaciones.
Pero esas son cosas que están más allá del alcance del análisis racional. Estas son cosas de suerte.
Rostislav Ischenko, presidente del Centro para el sistema de análisis y previsión, exclusivamente para “Comentario Actual”.
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